Entrevista |

Cayetana Guillén Cuervo: "La ley de enseñanzas artísticas es ejemplarizante aunque llegue con retraso"

"España es el país en el que hay que estar ahora mismo, pero debemos internacionalizar las artes escénicas y aprovechar la actual fuerza latina, que es brutal"

Cayetana Guillén Cuervo, ayer, en el teatro Palacio Valdés. | Mara Villamuza

Cayetana Guillén Cuervo, ayer, en el teatro Palacio Valdés. | Mara Villamuza

Marián Martínez

Marián Martínez

Cayetana Guillén Cuervo visitó ayer Avilés en un viaje relámpago (por su apretada agenda), para presentar la Escuela de Verano de la Academia de las Artes Escénicas de España que ella preside. Deslumbrante en el Teatro Palacio Valdés, estaba además pletórica, y no porque las cosas vayan bien profesionalmente, que también, sino porque las enseñanzas artísticas ya se homologan a las universitarias con la nueva Ley de Enseñanzas Artísticas

–Por fin ese reconocimiento a la profesión.

–Y con el mayor consenso entre todas las instituciones, asociaciones, y organizaciones que han tenido que ayudar al Ministerio de Educación y a su maravilloso equipo a forjar esa ley, a definirla. También la Academia de las Artes Escénicas de España, que ha tenido su propia comisión para trabajar en ello. Todo el mundo se ha puesto de acuerdo para que esa ley sea posible. Ahora tiene que empezar a caminar, hay que desarrollarla bien y hay que limar los matices en los que no se está de acuerdo. Pero es una ley ejemplarizante que otros países ya tienen y con la que vamos con retraso. Nosotros tuvimos 40 años de dictadura, y eso no favoreció a la cultura ni a la mujer. Ahora empieza a salir a la luz todo lo que las mujeres han hecho en muchas disciplinas artísticas y que estaba en la sombra. Hemos avanzado muchísimo porque España es un país maravilloso con una gente divina que tiene la capacidad de gestionar con sentido del humor la vida.

–¿Cree que se gestiona con sentido del humor?

–La vida sí, y eso nos ayuda muchísimo a vivir y a que España sea el país en el que hay que estar ahora mismo. Madrid es una ciudad que es referencia en el mundo entero, y España lo es como país. ¿Por qué? Porque a pesar de haber vivido esa Guerra Civil, cuarenta años de dictadura y haber ido asomando la cabeza en la Transición, los españoles tenemos un carácter maravilloso, nos gusta salir de cañas, vivir en la calle, nos encanta bailar, la gente, el sentido del humor, y eso nos ha dado la vida y nos ha ayudado muchísimo a avanzar, a coger distancia de la tragedia, que, como dice Woody Allen, es tragedia más tiempo y convertirla en comedia. La capacidad de reírnos de nosotros mismos nos ha dado muchos años de vida.

–¿Cómo se gestiona una entidad con tantas disparidades como las que representa la Academia y cuántos académicos figuran en sus filas?

–La Academia de las Artes Escénicas de España integra teatro de texto, teatro musical, danza, música escénica, ópera, zarzuela y circo. Es una institución independiente que los aglutina a todos. Somos casi mil académicos, y se han hecho muchos académicos de Nueva York, incluido Javier Molina, el director de la Actor’s Studio. Tenemos mucha gente de fuera ahora mismo vinculada a esa labor que estamos haciendo de marca España y de internacionalización, y a todo el mundo le fascina una academia que no existe otra igual en el mundo entero, en la que la gente se une y trabaja por vocación y sin remuneración, porque aquí no cobra nadie salvo los técnicos contratados que están en la oficina. Es pura vocación para dignificar y poner en valor a todos nuestros profesionales.

–Usted ha echado a andar los premios "Talía", que lo mismo reconocen a un dramaturgo que a una revista especializada. ¿Puede competir o tratar de imponerse a otros?

–Son los homólogos de los "Goya", son la máxima distinción que se otorga en España de artes escénicas, y son absolutamente compatibles con los premios "Max", que llevan toda la vida y son maravillosos. Y cuantos más premios haya que reconozcan la labor de nuestros profesionales, mejor, porque no solo no son excluyentes, sino que son compatibles.Y además, son unos premios que concede la Academia, no se compite por ellos. Hay unas especialidades con unos delegados que proponen a los miembros de los jurados (o grupos de trabajo, como les llamamos nosotros) de su área de competencia; esos especialistas se ven todo lo que les atañe, definen tres nominados y los votan los académicos. Es un concepto de premio nacional.

–Es la segunda vez que viene a Avilés la Escuela de Verano de la Academia. ¿Qué encuentran en la ciudad? ¿Qué les atrae?

–Avilés es una ciudad tendencia para las artes escénicas. En el Teatro Palacio Valdés se estrena todo o casi todo antes que en el resto de España; recibe a los espectáculos más transgresores, más difíciles, más de autor, más complejos de aceptar por su diferencia, por su diversidad. Es como una especie de laboratorio que dignifica y valida al propio espectáculo. La gente sabe de teatro, y si aquí gusta, el espectáculo funciona. Eso ocurre porque hay cierta costumbre de verlos nada más nacer.

–Han sellado colaboración con el Actor’s Studio. ¿Cuándo decidieron crecer con marca internacional?

–Desde el primer momento pensamos que era muy importante, porque 500 millones de personas hablan español y ahora mismo la fuerza latina es brutal. Los puestos de poder y de criterio en Broadway son casi todos latinos, desde Emilio Sosa a Javier Molina, Luis Miranda... Hemos tenido una embajadora de Estados Unidos en Madrid que es latina y dramaturga, y que nos ha abierto muchas puertas, y es un momento de tender puentes y de que la tela de araña y el tejido activo sean enormes. Y lo estamos consiguiendo gracias también a Santiago Herrero, director de Relaciones Culturales y Científicas de la AECID, porque hablamos de marca España desde la excelencia.

–¿Por qué los grandes espectáculos solo se ven en Madrid?

–Es verdad que cuesta mucho girar porque cuesta mucho dinero. Los privados giran y los públicos no.

–¿Y qué solución ve?

–Hay una fórmula: si tu coproduces el espectáculo, tienes derecho como empresa privada a explotarlo en gira. Eso significa que en estos momentos hay que apostar por la colaboración público-privada. Todo el mundo lo está haciendo así.

–¿Y la precariedad en el sector?

–Existe, y se trabaja desde sindicatos como la Unión de Actores. No es labor de la Academia, que es la de potenciar la excelencia, la formación, dignificar la profesión, pero vamos de la mano de todo lo que sea mejorar la vida de nuestros profesionales.

–Por otro lado, ¿es un buen momento para los dramaturgos españoles?

–Buenísimo. Tenemos a los mejores, a los mejores técnicos, actores, dramaturgos, músicos, bailarines... somos un referente mundial, y lo que hace la Academia es llevarlos por el mundo y que se sepa lo que son las artes escénicas en España. Cuando vinieron Emilio Sosa y Javier Miranda a pasar la semana de los "Talía" a España, no se querían ir. Han flipado.

Avilés, capital internacional de las artes escénicas durante una semana

Avilés será la semana que viene la capital mundial de las artes escénicas. Y es que el Actor’s Studio de Nueva York se traslada a la ciudad de la mano de la Escuela de Verano de la Academia de las Artes Escénicas de España para impartir enseñanzas magistrales desde mañana y hasta el jueves. ¿El escenario? El Teatro Palacio Valdés.

El alumnado presencial es mayoritariamente de la Escuela de Enseñanzas Artísticas Superiores de Arte Dramático de Asturias, pero se podrá seguir online.

El plantel de profesores es excepcional: Brian Rhinehart (docente del Actor’s Studio de Nueva York); César O. Bernal (miembro del Actor’s Studio y profesor de la ESAD de Murcia); Antón Valen (Cirque du Soleil); Eusebio Calonge (dramaturgo de La Zaranda); Helena Pimenta (exdirectora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y directora de Ur Teatro); Luz Arcas (bailarina y coreógrafa); Ignacio Ortega (director de la ESAD de Asturias); Jarek Bielski (profesor, director y actor); Mercedes Pacheco (catedrática de danza educativa en el Conservatorio Superior de Danza), y Marcos Pereira (actor).