La devoción luanquina viaja en barco

La procesión marinera llena el entorno del muelle de la capital gozoniega en la fiesta que honra a la patrona de los marineros

I. García

Manu Arán Menéndez tiene diez meses de edad. Por sus venas corre sangre luanquina y catalana, vive en Barcelona y ayer celebró su primer día del Carmen. Iba, como manda la tradición, con un pañuelo de tonos marineros, azul y blanco, y en brazos de su padre, Adrián Menéndez. Juntos no se perdían detalle del acto más importante de las fiestas del Nuestra Señora del Carmen en Luanco, la procesión marinera, una actividad que reúne cada año a cientos de luanquinos en el entorno del muelle viejo. A unos pocos metros de Manu Arán y su padre, estaba Gemma Barrero, que le explicaba a su nieto, Lucas González, las "cosas que hay saber" de la procesión marinera: "Traen a la Virgen por aquí (la explanada), la suben en ese barco (El Maresco), suena la sirena y arrancan el resto de barcos". Lucas, a sus dos años, atendía a las explicaciones de güelita. También escuchaban las leonesas María López y Delia Martínez, que era su primera vez en Luanco por El Carmen.

La devoción surca las aguas de la bahía de la capital gozoniega. El mar, como un plato, apenas dibujaba olas en el entorno de la isla que recibe el nombre de la patrona de los marineros. Aún no había comenzado la misa y el muelle viejo ya calentaba el ambiente, apenas quedaban sillas libres en las terrazas. El párroco de Luanco, José Antonio Alonso, ofició la homilía a partir del mediodía, con una iglesia de Santa María a rebosar. Como la de ayer era una cita especial, la iglesia ya estaba llena incluso antes de pronunciar las primeras palabras desde el púlpito. No cabía un alma.

Al tiempo, el muelle comenzaba a llenarse y lo mismo, los exteriores de la iglesia, todo para admirar una de las más llamativas procesiones de las que se desarrollan en Asturias en una jornada que buena parte de los pueblos costeros tienen marcado en rojo en el calendario. Poco después de las 12.30 horas, la procesión partió de la iglesia de Santa María. La banda de gaites Cabu Peñes abre el camino. La calle La Riba está a rebosar y así hasta descender por El Muelle y llegar a la explanada.

"Ya llega el Maresco", indican algunos de los más madrugadores que no dejan de hacer fotos con sus teléfonos móviles a la veintena de embarcaciones que esperan el sonido de la sirena que marca el inicio de la procesión marinera. Vicente González González es el patrón del Maresco, la embarcación en la que la Virgen del Carmen hace la travesía por la bahía de Luanco. Varios feligreses llevan la imagen hasta el barco, en el que viajan también el alcalde, Jorge Suárez; la concejala de Hacienda, Arantza Peláez, el párroco y un grupo de luanquinos que quisieron compartir el viaje junto a la patrona de los marineros.

Suena la sirena del "Maresco" y comienza la procesión marinera por las aguas que bañan Luanco. Las embarcaciones, algunos veleros, barcos deportivos y catamaranes, acompañan al barco principal, que luce una cubierta roja que lo hace inconfundible a lo lejos y permite seguir desde tierra cada uno de sus movimientos. La comitiva partió del muelle viejo de Luanco en dirección al puerto del Gayo. Sonidos de sirenas y aplausos desde tierra acompañan el paso que viró en dirección a la isla del Carmen, donde se realizó la también tradicional ofrenda floral en recuerdo de los marineros fallecidos, que en Luanco, al ser pueblo de pescadores desde tiempos inmemoriales, no son pocos.

Y con esas, la Virgen llegó a tierra después de su travesía en la última jornada festiva de unas celebraciones que han llenado la capital del concejo gozoniego un año más.

Por la tarde, siguieron los saltos en los hinchables en el muelle viejo y casi al tiempo, comenzaron los primeros partidos del torneo de tenis playa en La Ribera. Luis Llorens se enfrentó primero a Iker Sevilla y después le tocó el turno a Miguel Avendaño contra Roman Venger, todo antes de la última verbena, la que llenó la plaza de la Villa a partir de las 23.00 horas y en la que la orquesta gallega "Finisterre" puso el broche de oro a unas fiestas del Carmen que aúnan tradición, devoción y todo regado con un marcado acento marinero, como Luanco.

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