Fantasy asturiano

La primera jornada del Festival Celsius 232 certifica el desborde de los géneros de terror y ciencia ficción entre los escritores de este lado del Pajares

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Beatriz Quintana Coro está sentada en la caseta de la editoral Orpheus Ediciones Clandestinas. Está firmando ejemplares de su novelita "Fábrica XXI". "Es una novela de amistad", cuenta, pero esto sólo lo dice para empezar porque añade: "Esa desaparición hace que la protagonista emplee todo su tiempo en su búsqueda y, entonces, hay ciencia ficción y terror, me han dicho. Pero lo que yo creo es que hay mucha aventura langreana", resume. Y aquí, en el gentilicio, es donde está la madre del cordero: la fantasía cabe en la realidad que hasta ahora enfocaba la literatura asturiana: en asturiano y en castellano. "Las editoriales se han dado cuenta de que hay lectores", establece Quintana Coro. Y también los organizadores del Festival Celsius 232 de litetura fantástica, de terror y de ciencia ficción que ayer por la tarde echó en Avilés con el floreal de criaturas muertas que reviven, apocalipsis globales o creaciones casi "steam-punks".

Blanca Fernández y Miguel Solís Santos, por ejemplo, dialogaron sobre "los grandes nombres de la literatura fantástica asturiana" y lo hicieron para establecer que el estallido del género ajeno al realismo y al naturalismo –tan propio de este lado del Pajares– tiene hasta tradición. Adolfo Camilo Díaz: "Añada pa un güeyo muerto", por ejemplo.

Hubo también una presentación doble: "L’horror de la viesca", que es de Adrián Carbayales. Y también "La última batalla del capitán Fierro", de Andrés Fernández. Y, además, "Coses rares", de Solinca Turbón, una antología de cuentos que publica Radagast y que explican son "pa xente mozo y non tanto, qu’enganchen, caltienen l’interés y regalen dellos finales ablucantes. Too nuna prosa llimpia, de ritmu áxil, con un asturianu perfechu y un dominiu de la oralidá y los personaxes qu’aporta frescura y veracidá a les hestories". De eso estuvo hablando con Blanca Fernández en la sala de conferencias de la Casa de Cultura. Porque en el Celsius las presentaciones se superponen unas a las otras. Y si es el día de los asturianos de la fantasía, pues más todavía. Porque "los lectores lo reclaman".

Carmen Ruiz Gómez no es asturiana, pero sí es una autora novel y con premio asturiano: la primera edición del "Orpheus 232". "Me enteré de este premio por Twitter", cuenta la alicantina delante de la caseta de su editorial mientras firma el primer ejemplar de su vida de "Lo que acecha", otro Miniclandestino. "Esto es lo primero que escribo, lo primero que publico, pero no estaba dispuesta a recibir un no", cuenta.

Ruiz Gómez ayer habló de l suyo en una mesa en la que también estuvieron Franco Torre –esta vez con "El asesinato de Isaac Peral"– y Yosune Álvarez. Una jornada entera para probar que la literatura de género florece fogueada por un festival que se ha incorporado a los calendarios de los lectores de todo el país por necesidad, porque la aventura de de leer llena cada esquina.

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