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Diario de a bordo / El irredentismo comarcal (LXIV)

Proyecto Larrañaga (II)

El plan para construir una dársena de flotación en el puerto de Avilés

En 1860, comenzaron una serie de importantes obras para sanear el puerto de Avilés y encauzar su ría. En 1870, las obras ejecutadas ya habían producido excelentes resultados, pero ya en ese momento se descarta la idea inicial, de que el canal de la ría bastaría para hacer un buen puerto. La razón de este descarte es que en él no se podría alcanzar el calado suficiente para que los buques permaneciesen a flote, con lo que, la mayoría de ellos, al atracar en los embarcaderos de los cantiles de la ría, permanecerían varados la mayor parte del tiempo.

Las razones anteriores llevaron al Estado en 1877, a encargar al ingeniero vasco Carlos Larrañaga un nuevo proyecto que perfeccionase lo que se había realizado hasta ese momento. El nuevo proyecto, que toma como base el inicial Pérez de la Sala, e introduce modificaciones y la mayor novedad fue la construcción de una dársena de flotación.

Carlos Larrañaga publica en 1878, en la Revista de Obras Públicas de Madrid, una serie de artículos referidos al Puerto de Avilés, que contienen las ideas que desarrollará posteriormente. Dado que ya se había decidido que la línea férrea discurriría por la margen izquierda, desde Villabona hasta las marismas de la bocana, aledañas a los confines del Espartal en su límite por el Este, es en esas ciénagas en donde se propone construir la nueva dársena. Un lugar que en aquellos momentos permanecía cubierto por las aguas en la pleamar, fuera de los límites de los arenales que la RCAM había "adquirido" al Ayuntamiento de Castrillón en 1854 por 12.000 reales.

Larrañaga propone aprovechar esas marismas ribereñas del estuario para construir unos nuevos muelles, que puedan absorber los nuevos tráficos que estaban llegando a Avilés, a bordo de buques a vapor, con un tonelaje mucho mayor que los anteriores de vela.

En un artículo de 15 de noviembre de 1878, aparece un plano elaborado por Larrañaga en donde se plasma el proyecto de dársena de flotación que propone, así como el lugar en donde se construirá. Queda perfectamente delimitado. Está fuera del Espartal, en una zona de inundación de la ría jurisdicción de Avilés.

En ese momento, año 1878, aún no se había producido el deslinde entre Castrillón y Avilés. Serán los nuevos acontecimientos que se están produciendo los que impulsarán a la RCAM a crear el contencioso territorial. Los prusos quieren adquirir la propiedad de los terrenos aledaños al nuevo puerto, y poner bajo la jurisdicción de Castrillón, municipio al que controlan, las instalaciones de la dársena y del ferrocarril.

También la Compañía minera pretende obtner, de forma gratuita y en propiedad, los muelles de uno de los cantiles de la nueva dársena, mediante intercambio del mismo por el viejo embarcadero que tenía la empresa, desde tiempos inmemoriales, en el canal de entrada de la ría,

Dice Larrañaga, en su artículo titulado "Puerto de Avilés", lo siguiente:

"Una de las cuestiones más importantes y que debe tratarse con el mayor cuidado en la construcción de puertos, es la de colocar los muelles donde se efectúen las operaciones de carga y descarga, en sitios que ofrezcan suficiente calado, para que los buques que a ellos atraquen se encuentren siempre a flote, pues en esta disposición es como mejor y con mayor seguridad tienen lugar las operaciones antedichas y experimenta el barco el mínimo deterioro.

?no es igualmente interesante para todos los buques el que estén o no siempre a flote; los de pequeño tonelaje generalmente quedan en seco sin que experimenten desperfectos de consideración, y aún se efectúan en ellos las operaciones de carga y descarga, encontrándose en esta disposición; pero en los buques de gran tonelaje no sucede esto, y hay que disponer de medios convenientes para conseguir que siempre se encuentren a flote, y en la mayor parte de los puertos no se consigue esto en su interior, más que con la construcción de dársenas de flotación.

?En el caso de Avilés, nos encontramos en este caso, pues cuando la marea está baja no pueden los buques estar a flote en el canal, y es indispensable que, para las embarcaciones de crecido tonelaje, haya una dársena de flotación, en la cual ejecuten con toda comodidad sus faenas comerciales. Los buques de cabotaje no harán generalmente uso de ella, y podrán ejecutar sus operaciones mercantiles en los cargaderos que se colocan a lo largo de la ría; pero todos los demás entrarán para esto en la dársena, porque la carga y descarga las ejecutarán con más prontitud, comodidad y seguridad, y sin que el barco experimente ningún deterioro?

?Se observará que, si se dejase sin división alguna la extensión total que para dársena puede aprovecharse en la ría de Avilés, sería embarazoso para la navegación la entrada y salida en ella; la superficie total que con las líneas marcadas en el dibujo resultaría de este modo, sería de 395.500 metros cuadrados, y aunque la carrera de la marea en Avilés es muchísimo menor que en otros puertos importantes en los que existen dársenas de flotación, produciría fuertes corrientes en la exclusa, si las puertas de ésta debieran estar abiertas más de una hora, lo que sería indispensable, pues en dicho tiempo no sería posible practicar las entradas y salidas de los buques que puede contener una dársena de semejantes dimensiones. Hemos tratado, pues, de reducirla, y así lo hemos hecho, dejándola con las dimensiones que puede exigir, ya por lo que hace a las consideraciones que preceden, ya para que se halle en relación con el tráfico que puede haber en Avilés en un plazo razonable.

Para esto empezaremos por ocuparnos por la forma que deberá tener la dársena. La que más ordinariamente se emplea es la rectangular. Pero esto, como se comprende, no es razón para que en cada lugar se la limite, de la manera que exija el terreno. En nuestro caso, basta dirigir una mirada sobre el plano para que se vea que la forma rectangular no está indicada para la parte inferior, así como en la superior es natural aceptarla. El límite natural de la parte inferior de la dársena es la línea de unión del sector con el rectángulo, y de este modo nos resulta una de 129.000 metros cuadrados, suficiente para las necesidades que pueda tener el puerto de Avilés en muchos años. Esta dársena tendrá en su contorno 1.250 metros lineales aprovechables para muelles, y como queda una gran capacidad en su interior, puede llegarse a él por medio de embarcaderos salientes, conforme se ha hecho en la dársena de Victoria, dejando las cosas de modo que se pueda aprovechar mucha mayor longitud de muelles, a la vez que espacio suficiente para que los barcos se muevan con toda comodidad.

El movimiento a que pueda dar lugar esta dársena no es fácil de determinar, pues como hemos dicho, no solo puede aprovecharse de ella el contorno, sino que además será conveniente construir muelles que, saliendo de él, avancen hacia el interior. Del número de ellos, longitud y disposición que ofrezcan dependerá el mayor o menor servicio que puedan prestar.

En atención a esto, debemos disponer las cosas de tal manera, que no se dé a la dársena más servicio del que tenga que satisfacer en un plazo razonable; y de este modo podremos disminuir el coste de su construcción, dejando las cosas dispuestas para que pueda ir prestando mayor servicio a media que las necesidades lo exijan, lo cual se consigue con no llevar hoy a cabo el dragado más que hasta la zona que se necesite, e irle extendiendo y construyendo nuevos muelles cuando las circunstancias lo requieran.

?No es problema de fácil solución el movimiento que tendrá el puerto de Avilés el día que se encuentre en buenas condiciones de servicio y se hayan terminado las vías que van a afluir a él; por lo que hoy sucede no es posible deducir, pues casi todas ellas se hallan sin haberse terminado, y el puerto no está dispuesto para las operaciones que requiere el comercio. Con todo, bastan unas sencillas reflexiones para que se comprenda la gran importancia que ha de tener sin que transcurra mucho tiempo. En la actualidad Avilés no tiene otros medios de comunicación que la carretera de Oviedo y la de Luanco y Candás a Gijón. Hoy se está construyendo la directa de Gijón a Avilés, la de Grado a Avilés, y la que desde el mismo punto se dirige a Pravia, hallándose estas dos últimas en construcción muy adelantada. Además, sin que transcurra mucho tiempo será llevado a cabo el ferrocarril de Villabona a Avilés, y el día en que se halle servido por todas estas vías, no cabe duda que será el puerto de Asturias que se encuentre con mejores comunicaciones con el interior, y podrá surtir mejor que ningún otro a la parte más rica de la provincia.

Es seguro que ha de tener un gran movimiento, ya de importación, ya de exportación, especialmente por los carbones, pues a él habrá de ser la afluencia principal de los procedentes de la cuenca de Mieres y de Santo Firme?

?Por la vista del plano se comprende que a continuación de la dársena que proyectamos puede construirse otra de 325 metros de ancho y 800 metros de ancho, poniéndola fácilmente en comunicación con la anterior. Las condiciones del terreno no son, pues, las más favorables que se puedan pretender; pero teniendo satisfechas, con lo que proyectamos, las necesidades que en muchos años pueda tener el puerto de Avilés, no tratamos de seguir más adelante, aprovechando las excelentes circunstancias que presenta".

Larrañaga tenía las cosas muy claras. Hablaba de Avilés, del puerto de Avilés, de la dársena del puerto de Avilés y de la ría de Avilés. El nuevo puerto se construiría en terrenos de Avilés. Y por Avilés y su puerto, pasaban las nuevas vías de comunicación que se estaban construyendo. Castrillón no existe en toda su literatura.

Pero el futuro del comercio de carbones se vislumbraba muy próspero y productivo y la RCAM no podía dejar pasar la oportunidad. Quería quedarse con todo. Pensó que le sería tan fácil como con el Espartal, por eso debería ser Castrillón el concejo con la jurisdicción sobre los nuevos terrenos, ganados a la ría. Pero no había contado con Manín, y con otros que, como él, no iban a ponérselo fácil. La batalla por San Juan había estallado y los prusos pusieron en el tablero todas sus armas?

Así sucedió, así se lo he contado, y así queda anotado en mi Diario de a Bordo. Pero la historia continúa?

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