Opinión

Resulta que me gusta el fútbol

La sala de trofeos del Atlético, ya corta de espacio, y el ejemplo de otros clubes muy laureados

Me he tomado un tiempo prudencial antes de ponerme con entusiasmo y un poco de moderación a comentar lo que ha sido para el equipo de mis amores esta pasada temporada, no podía hacerlo de inmediato, embargado por la emoción, que una temporada más, mi equipo ha ganado todo lo ganable y bendecir el día que decidí cambiar de equipo, sí señores me lo acaba de recordar una foto de familia, sacada del baúl de los recuerdos, de la década de los 40 a/c (ambiente cantinero) en la que aparezco sentado en la fila de abajo, luciendo chaqueta de tercera generación ( antes la habían utilizado los hermanos mayores) un tanto escojonada la solapa, pero luciendo con esplendor en el ojal de la misma una insignia del Atlético de Bilbao. Sí, señores, nada menos que de un Athletic con un delantera formada por Iriondo, Aparicio, Zarra, Panizo y Gainza, quien mejoraba aquello, que siempre jugaba las finales de la Copa del Generalísimo. Y del que escuchábamos narrar con gran maestría a Matías Prat a través de la radio instalada en el comedor de la Cantina, era una época en la que todavía no se pitaba al himno Nacional...... qué raro.

Tengo que reconocer que en los cambios no todo son beneficios, ganas en unas cosas y pierdes en otras, por ejemplo este año me he perdido por no seguir con el club de mi niñez la navegación en gabarra por el Nervión hasta la desembocadura del Orinoco, lo dicho, una veces.....

Sin embargo, mi abandono como aficionado del Athletic no supuso ningún revés para el mismo, otros entusiastas seguidores tomaron el relevo y sentí una gran alegría al ver al día siguiente de ganar la Copa un aficionado vasco de pura cepa, de nombre Patxi López de apellido, luciendo una bufandona, mas bien una manta de cama matrimonial, con un peso aproximado de noventa kilogramos sin el menor atisbo de cansancio, portando la misma con la gracia y soltura que tenemos los del norte en general y el en particular para estas cosas, eso tengo que reconocer solo está al alcance de poquísimas personas y todas del mismo lugar, Bilbao.

Permitirme resaltar aquí el gravísimo problema que afecta al actual equipo de mis amores, la sala de trofeos recientemente estrenada y que se ha quedado sin espacio: teniendo en cuenta que el señor Alcalde de la capital, no es precisamente merengue.

Por lo que pedirle la calle Padre Damián o un carril de Concha Espina o Castellana para solucionar el problema, es tiempo perdido.

Se me ocurre, siendo práctico, pedir a los vecinos del Manzanares un trocito de su sala de Trofeos, apartado Copas de Europa, y la respuesta, cómo no podía ser de otra manera es un no rotundo, pues tienen reservado ese espacio para colgar la chaqueta, camisa y corbata de Simeone, para darle un cierto toque Emporio Armany a la misma.

La misma pregunta a nuestro amigos del Barça y la respuesta de su President, sacando pecho es, un no rotundo, pues tienen muchísimas mas copas de Europa que nosotros, menos mal que sacó pecho para decirlo, de haber sacado barriga lo tendrían que excarcelar los bomberos para liberarlo de su despacho.

El Villareal se ofreció de buena fe pero las vitrinas tenían que estar forradas con azulejos amarillos y la cosa no encajó

Pero, los merengues tienen la gran suerte de tener forofos involucrados a muerte con el club, personas que cuando surge un problema no descansan hasta que encuentran una solución al mismo, yo mismo aporto una solución brillante al problema de la sala de trofeos, ojo al dato, la cosa es tan simple como poner un cartelin debajo de cada trofeo con la leyenda, tenemos otras veinticinco copas como esta, para visitarlas, pasar por nuestro almacén de Móstoles, justo al lado del local donde venden las empanadillas de Encarna, nuevas visitas y mas pasta al cajón. ¿Quien da más?

Permítanme ahora una pregunta que me intriga: ¿quién ha sido el inventor del var y qué aporta el mismo de positivo al fútbol? Ha logrado una cosa especial, que los goles se celebren dos veces, una cuando entra el balón y otra cuando el arbitro señala el centro del campo, dando validez al mismo, entre un momento y otro siempre está la posibilidad, de que el Var diga que no, pues el delantero que remató tenía la nariz mas larga que el defensa que lo marcaba y después de cuatro o cinco mil repeticiones, el arbitro se va al centro del campo, realiza con las dos manos por encima de la cabeza el gesto que se va para casa, no lleva a cabo la amenaza en realidad se acerca a la banda, donde le espera un ridículo televisor y después de un estudio minucioso vuelve al centro del campo, se toma su tiempo, sabedor de que la gente está pendiente de él y señala el centro del campo o la portería donde ocurrió la jugada y cumplido un tiempo importante interrumpido se reanuda el juego.

Todo esto trae como consecuencia la bronca de la pariente por llegar tarde a la cena el jefe de la casa .

Y para finalizar el relato, tenemos que rematar la faena como es tradición, con el anuncio de la pertinente comilona, con un plato estrella de percebes asgaya, pendientes por tanto a las mareas, para fijar fecha, que será comunicada a los comensales con la discreción que requiere el acto, atención pues, seguiremos informando.

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