Opinión | Mente sana

Como una potra salvaje

Canciones que van hilando realidades

"Como una potra salvaje que en el oleaje no pierde el sentido…"

Escucho cantar a mis nietos y nietas mientras asaltan, en un ciclo sin fin, los toboganes de la piscina. Hacerme mayor implica también eso, tardar un tiempo en estar al día de lo que suena, de lo que se lleva. Por eso, hasta pasados unos días, no descubro la relación entre la canción de Isabel Aaiún y "la roja" selección de fútbol de chicos. "La roja" más plural y diversa que recuerdo. "La roja" que canta a voz en grito lo de tener "seis tatuajes debajo del traje por siete motivos".

Eso sí, disonancia cognitiva de campeonato la que han debido de tener algunos y algunas en estos días. No debe ser fácil percibir y gestionar la propia incongruencia entre lanzar encendidas y racistas soflamas contra las personas migrantes y ver cómo Nico y Lamine o Lamine y Nico, que el orden de factores no altera el producto, jugaban con desatada pasión por ‘su’ España ante cualquier rival que se les pusiera por delante.

"No quiero hierro ni sed de venganza…". Uy, cómo habrán hecho para digerir, sin ir más lejos, la odisea de potra salvaje de María Arthuer, que hace 30 años salió de Ghana y que, tras atravesar a pie el desierto del Sáhara, saltó la valla de Melilla, embarazada, para buscar un futuro en tierras bilbaínas.

Por mi parte, eché de menos que el nuevo presidente de la Federación, Pedro Rocha creo que se llama, le hubiera agarrado la cara y dado un ‘pico’ a algún jugador, no sé, a Carbajal por decir algún nombre al azar. Quizá la lucha a la que se tuvo que enfrentar la selección de mujeres tras ganar el mundial no ha caído en saco roto y ya no se ve normal dar besos solo porque a alguien se le antoje. Ellas, auténticas potras salvajes "sin riendas ni herrajes".

Como seguro hubieran querido seguir adelante y vivir "libres como el principio de una canción" las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en los últimos días. Parece ser que 14 en 16 días. Catorce mujeres con sus nombres, sus rostros, sus vidas, sus historias, sus anhelos, sus sueños… 14 mujeres que confiaron en compartir todo ello con quienes las mataron. Y no, que no me vengan con el tema de que fue el calor. Que sus agresores sientan que pierden el control al salirse de las rutinas es lo que las puso en riesgo. El calor se ha convertido en el nuevo "alcohol" con el que se pretende rebajar la responsabilidad de quienes siguen sin ver el derecho de las mujeres a irse "de viaje a lo desconocido", decidir sobre sus vidas y "en los homenajes ponerse un vestido", el que nadie les tiene que imponer.

Terrible pensar quién será la próxima en esta ruleta rusa de la violencia machista. ¡Basta ya!

Terrible asimismo seguir asistiendo a esa otra violencia que no cesa contra las niñas y niños palestinos. "Nube que esconde la luna llena, viento que al barco le arranca la vela". Como les arrancan la vida de forma infame en los hospitales, en las escuelas o mientras juegan una pachanga de futbito. Qué cruel ironía, el mismo día de uno de nuestros partidos. Allí quedaron tendidos "con la garganta llena de arena". ¿Cuándo podrán "ser libres como el halcón"?

"Quien odia muere y quien perdona avanza”. Qué difícil "curar cicatrices".

Qué difícil encontrar sentido.

Ni siquiera con una canción.

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