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La recuperación de un emblema del patrimonio industrial sierense

La rehabilitación del Águila Negra avanza a buen ritmo y concluirá a finales de 2019

Las vías de evacuación y la labor administrativa, principales escollos para los arquitectos, que reaprovecharán más del 50% del ladrillo original

Las siglas del Águila Negra están presentes por todo el edificio. Los emblemas se restaurarán. A. F. V.

"Despacito y con buena letra", que decían en la escuela. Así avanza la obra de rehabilitación de la antigua fábrica del Águila Negra, en Colloto. Los trabajos para mantener la estructura original del inmueble catalogado, asumidos por sus propietarios por imperativo del Jugado de lo Penal número 1 de Oviedo, marchan a buen ritmo y ya se pueden apreciar algunos huecos de ventanas y partes de la fachada, antes tapiados, al descubierto. Aunque está siendo un trabajo muy laborioso, ya que, según explican los arquitectos, hay mucho material valioso tras las capas de vegetación y cemento que cubrían el edificio, lo que les obliga a trabajar con sumo cuidado y minuciosidad, se espera que la actuación pueda darse por concluida a finales de 2019.

Las obras de rehabilitación de la antigua cervecera del Águila Negra comenzaron en marzo. Desde entonces se ha conseguido recuperar el hueco de numerosas ventanas, y se han descubierto paredes, forjados, techos y suelos. "Parece casi más un trabajo de arqueología que de arquitectura", coinciden los hermanos Pablo y Alejandra Alcázar, arquitectos directores de la obra, sobre la meticulosidad de los trabajos. Y es que, según explican, abrir el hueco de una ventana o de una puerta conlleva "entre dos días y dos días y medio de trabajo". El deterioro del edificio obliga a afianzar la estructura antes de hacer los boquetes y, además, se intenta hacer un trabajo lo más fino posible para reutilizar el máximo de ladrillos originales.

Tanto es así que se estima que más del 50 por ciento de los ladrillos que se emplearán son originales. Del mismo modo, también se está intentando reaprovechar el máximo de tejas y de materiales metálicos, tanto ornamentales como estructurales. En el caso de aquellos materiales que no se puedan reutilizar, como ocurre con algunos ladrillos o tejas -las originales eran de la fábrica de San Claudio- y la carpintería, inutilizable por su estado y porque no cumple con los estándares y normativa vigentes, se buscarán piezas prácticamente idénticas. "Va a quedar igual que antes", destacan en Alcázar Arquitectos.

También se está trabajando en recuperar los elementos de cinc de la estructura. Ésta era una de las principales preocupaciones de la Fiscalía en el juicio contra la propiedad por la dejadez en la conservación del edificio, y según los propios arquitectos, "la técnica actual permite su recuperación". De hecho, algunas piezas, como las singulares veletas con el emblema de la empresa ubicadas en el tejado y la cubierta han sido trasladados a una empresa de Mieres para que las traten y volver a reinstalarlas. Los elementos que no se puedan retirar de la estructura serán tratadas en "in situ" en Colloto.

Usos pendientes

Pese a que el proyecto de rehabilitación está más que claro y está previsto que concluya a últimos de 2019, lo que aún falta por determinar es cuál o cuáles serán los usos del inmueble, con una superficie construida de más de 3.000 metros cuadrados divididos en tres plantas, bajo cubierta y sótano con patio inglés. Las actuales labores se han hecho pensando en los posibles usos que permite el suelo, calificado de uso industrial, optando por aplicar usos de hostelería para el subterráneo, "por ser éste el más restrictivo posible". El interior de la antigua factoría, que también cumplirá con toda la normativa en materia de accesibilidad, quedará diáfano.

Precisamente, cumplir con esta normativa, así como la labor administrativa que conlleva trabajar con un edificio protegido por el Ayuntamiento, es, según los arquitectos, lo más complicado a lo que han tenido que hacer frente hasta el momento. Pese a ello, aseguran que la colaboración con los técnicos municipales ha sido muy estrecha y buena durante todo el proceso. "Su ayuda ha sido fundamental", coinciden los directores de la obra, que señalan la configuración de las vías de evacuación como el escollo más complicado desde el punto de vista técnico.

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