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La Pola concluye la rehabilitación de la chimenea de El Bayu una década después

La emblemática edificación luce totalmente reformada después de superar una larga y farragosa tramitación y correr el riesgo de ser demolida

Estado actual de la chimenea de El Bayu. A. I.

Dos meses y medio después de que se iniciaran las obras en la antigua central eléctrica de El Bayu, en la senda fluvial del Nora, en Pola de Siero, el lugar que ocupaba la nave derruida ya ha sido pavimentado y se erige en protagonista -algo torcida- la emblemática chimenea protegida por Patrimonio que ya está prácticamente rehabilitada, a falta de mínimos retoques. El ritmo de la obra ha sido bueno, tal y como venía anunciando el director de los trabajos, Alejandro García, y los ladrillos que la conforman ya han recuperado una tonalidad más viva, recuperando además la línea recta. Se trató de unos trabajos muy delicados, "casi artesanos". La idea inicial era que la rehabilitación se completara a principios del mes de abril, pero finalmente la cosa se ha adelantado.

El primer paso en la intervención fue eliminar la nave de la central eléctrica que completaba el complejo junto con la chimenea. Esto quedó resuelto ya en febrero. La zona -posteriormente- se saneó y acondicionó, echando grava, que ya luce en color blanco. Está previsto que también se coloque un recordatorio, en forma de placa, para que aquellos que pasen por la senda fluvial tengan presente la historia del lugar.

El siguiente paso fue asentar correctamente el conducto de 26 metros de altura, empleando como relleno en la zanja restos de la propia nave. En este proceso se repusieron unos 8.000 ladrillos. Para ello se empleó principalmente martillo y cincel. La resolución de este expediente ha supuesto todo un logro. De hecho, era uno de los que más se habían atravesado al Ayuntamiento de Siero, junto al de la gasolinera de Ullaga y el caso del complejo histórico de El Águila Negra.

Más de diez años de vaivenes que ponían en peligro un símbolo de la Pola, el cual, además, está catalogado y es un bien de interés histórico y cultural. Sin embargo, llegar al punto actual ha sido harto complicado. En 2013 se llegó a aprobar en el Pleno municipal la retirada de la protección a la chimenea, para así poder derribarla, pues se consideraba que era un peligro para los paseantes, desdeñando su valor arquitectónico y simbólico. Finalmente, esa iniciativa no siguió adelante y volvió a detenerse cualquier posible actuación.

La siguiente intentona ya hablaba de derribar la nave anexa y de tratar de rehabilitar la chimenea, una operación que no acabó de agradar a algunas instituciones y partidos políticos. La necesidad de una gran cantidad de informes y el miedo a que el derribo de la nave pudiera afectar a la chimenea acabaron por dilatar los plazos.

Fue en los primeros días del mes de enero cuando se comenzó a trabajar en la zona. Por entonces, el alcalde, Ángel García, celebró que se consiguieran dejar atrás las complicaciones. El resultado ya se puede observar al tomar la senda del Nora, donde la chimenea de ladrillo rojo se erige ya protagonista.

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