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RAIMUNDO GARCÍA CUESTA | POLICÍA LOCAL NOMBRADO HIJO ADOPTIVO DE NOREÑA

"Noreña es un pueblo en el que, desde que puse un pie, sentí como si llevara toda la vida"

"Para alegrar a los niños durante el confinamiento estudié el idioma 'pársel' de Harry Potter y el de los Minions"

Raimundo García, delante del coche patrulla, ayer, en Noreña. P. F.

El agente Raimundo García Cuesta se hizo popular durante el confinamiento por sus animados mensajes de ánimo a los vecinos de Noreña y, en especial, a los niños, con personajes como Pikachu de por medio. Este policía local, natural de Mieres y residente en Gijón, es oficialmente Hijo Adoptivo de Noreña, un título que se ganó a pulso durante las jornadas más duras del estado de alarma.

- ¿Qué le parece su nombramiento como Hijo Adoptivo de Noreña?

-La sorpresa fue grande porque me lo habían comentado pero no pensé que lo iban a hacer hasta que salió en el BOPA. Tengo un sentimiento de agradecimiento y también hago una reflexión de los más de ocho años que llevo aquí. Noreña es un pueblo donde, desde que puse un pie aquí, me sentí como que llevaba toda la vida. También quiero pedir perdón porque en cualquier trabajo se pueden cometerse errores. Si algún vecino piensa que fallé en algo, le pido perdón.

- ¿Le gustaría cambiar su residencia de Gijón por una en Noreña?

-No lo descarto. Es un sitio muy tranquilo, bien situado, donde se vive muy bien y la gente es muy cercana. Ahora mismo, no está la economía para alegrías, pero sería un buen sitio tanto para trabajar como para vivir cuando me jubile. Aquí tienes un plus de tranquilidad, incluso ahora en la nueva normalidad. Ves terrazas llenas pero sin aglomeraciones. Hay un disfrute muy tranquilo, equilibrado y responsable. Y eso también hay que valorarlo.

- ¿Cómo recuerda los ánimos que dio a los noreñenses durante el confinamiento?

-Me limité a hacer lo que pensaba que tenía que hacer. Fue un momento muy duro que nos vino a todos de golpe, toda una locura que nos sobrevino como la nave del Halcón Milenario. Entendí que, dadas las circunstancias, había que estar a la altura de lo que nos exigía la gente; y, por otro lado, incluso si había que hacer un poco más, se hace. Y así fue. Nunca pensé, ni me imaginaba, que iba a pasar lo que pasó.

- ¿Preparaba los guiones?

-Al principio no. El primer guión de Pikachu cogió una dimensión que no sabía que iba a coger. Vi que la idea funcionaba, que era tratar de transmitir el mensaje y que calase. Consideraba que los niños eran los más perjudicados porque estaban sometidos a una suerte de arresto domiciliario por algo que ni entienden ni ven. Nos dieron una lección a todos. A través de los niños llegas a los mayores. Hacíamos hincapié en la gravedad de la situación y también le dábamos un poco de sal al tema para buscar un enganche a la realidad de aquellos mensajes tan fríos que había que transmitir. Luego preparé un poco más los guiones. Estudié el idioma "pársel" de Harry Potter para intentar ser riguroso con eso, para que algún crío que fuese fan no se sintiese defraudado. Hice lo mismo con los Minions, que también se las trae su idioma. Luego el personaje de Gru es fácil. También salimos con Olaf, de Frozen, porque muchos niños nos pedían esa película.

- ¿Qué lección sacó de esos días?

-Hubo dos mensajes que fueron lecciones de humanidad muy grandes. Uno fue al ir a felicitar a una niña de 4 años. Después de ir a cantarle el cumpleaños feliz, la madre nos dijo que la niña había dicho que había sido el mejor cumpleaños de su vida; y eso que lo vivió sin amigos, familiares ni fiestas, encerrada en casa. Otro fue cuando salimos con Olaf. Un niño que vive detrás del Ayuntamiento nos vio al guardar el coche patrulla y no paraba de llamar a Olaf. Tuve que decirle que tuvimos que meter a Olaf en un congelador porque sino se derretía dado que mi compañero Pelayo, que era quien iba disfrazado, estaba ya desvestido.

- ¿Cómo combatiría los malos comportamientos en la nueva normalidad?

-Estoy convencido de que hay que adaptar el mensaje según a la gente a la que te dirijas. No puedes hablar igual con un joven que con una persona de 50 años. Hay que explicar las cosas como son. Falta pedagogía en esto y hay demasiada información que no cala en la gente.

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