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Rescatan gran cantidad de material bélico de las trincheras de la Guerra Civil en puerto Ventana

Investigadores de la Universidad de León hallan un centenar de cartuchos, metralla de morteros y un "picachón" del batallón "Asturias-39"

Miembros del Hismecón, en El Regañón, en San Emiliano de Babia (León). CELSO PEYROUX

Un grupo de doce personas de la Universidad de León y del Hismecón (Historia y Memoria Contemporánea) dirigidos por el profesor de Historia y director del proyecto Javier Rodríguez y Javier Llamazares (director arqueológico), con el patrocinio del Ayuntamiento de San Emiliano de Babia, protagonizan desde hace una semana estudios e investigaciones en las trincheras abiertas en las lomas de El Regañón entre la venta de Porcineiro y el pueblo babiano de Torrestío, en la provincia de León.

Al final de los trabajos, el balance -en palabras de Javier Rodríguez- es muy positivo, con el hallazgo de casi un centenar de diferentes cartuchos percutidos, metralla de morteros y un "picachón" (zapapico), seguramente empleado para abrir las trincheras.

La munición encontrada procedía de fusiles "Mauser" español-8x50/r, el "Malincher" austriaco de la IGM y proyectiles enviados desde México y la URSS. Se está en la creencia de que estas fortificaciones, al igual que las de Socellares, Las Fanas de Genestosa y otras alturas estratégicas, fueron construidas por el bando nacional y luego recuperadas y fortificadas por el ejército popular.

Los componentes del Hismecón tuvieron la oportunidad de entrevistar a Gabriela, una anciana de 96 años de La Majúa, quien hizo varios relatos desde su tierna infancia, entre otros el fusilamiento de su abuelo en San Emiliano, el robo de ganado vacuno y el traslado con su familia a Teverga y posteriormente a Gijón.

El alcalde de San Emiliano, Basilio Barriada, del PSOE, se ha mostrado muy satisfecho por los trabajos realizados, cuyo presupuesto se acerca a los 10.000 euros. Tras la redacción de una memoria y la presentación del proyecto en el otoño, investigadores y Ayuntamiento desean continuar los trabajos el próximo año.

Después de más de ochenta años de dolor, incertidumbre y silencio, los sentimientos del alma y los vestigios de la guerra siguen a flor de piel y en las trincheras donde los hombres combatían a tiro limpio en una contienda fratricida que nunca tenía que haber ocurrido. Una desgracia, la mayor de la historia de España, donde se silenciaron la palabras de Azaña: "Paz, piedad, perdón" y así murió tanta gente de manera injusta. Hoy, en la "huerta de Chalo" y en la finca del "chalet de don Santiago" aún se siguen buscando los restos de Pachín de Bárzana, uno de tantos fusilados sin juicio alguno.

Nieve, sol, lluvia y viento a casi dos mil metros de altitud en las trincheras de puerto Ventana abiertas desde mayo a septiembre de 1937. Por un lado, zapadores, en el caso del bando sublevado, y, por otro, los vecinos de Teverga y Quirós en las "sesenta horas" que los hombres sanos y en edad vital tenían que cumplir, según edicto republicano.

Tras el golpe de Estado del general Franco, Asturias había quedado en zona republicana, salvo Oviedo, en manos del coronel Aranda, y los dirigentes políticos se aprestaron a defender la región.

Los concejos de Teverga y Quirós estuvieron custodiados por el batallón "Asturias-39" con dos compañías en cada municipio a las órdenes del comandante David Antuña y el comisario de guerra Amadeo Fresnedo.

Defendidas las crestas de puerto Ventana desde los primeros días por los falangistas de Valladolid y la Bandera de Falange de Lugo, el 30 de octubre, tras un asalto planeado, el Batallón "Asturias-39" se hizo con todas las cumbres, desde la Peña del Malluque y Socellares hasta Carbacedín, en las lindes de Somiedo y Babia, incluyendo los bastiones nacionales de El Regañón, Cerréu y Torrestío de Babia.

El 23 de octubre de 1937, las milicias populares del entonces denominado "Asturias-39" abandonaron el frente de Ventana y dio comienzo así la "gran tragedia" del Ejército del Norte, con la huida de sus integrantes en todas direcciones para salvar la vida.

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