Joaquín Viña expone sus pecados en su regreso a la capital

El artista candasín vuelve a mostrar su obra en Oviedo con Arancha Osoro: "Estoy muy contento con el recibimiento"

Joaquín Viña, a la derecha de la imagen, con Clara Prendes, estudiante de arte, y el pintor Israel Sastre, en la inauguración de la exposición en la galería de Arancha Osoro. | R. A. G.- O.

Joaquín Viña, a la derecha de la imagen, con Clara Prendes, estudiante de arte, y el pintor Israel Sastre, en la inauguración de la exposición en la galería de Arancha Osoro. | R. A. G.- O.

Joaquín Viña ha regresado a la que es su segunda casa. El pintor candasín vuelve a exponer en Oviedo después de seis años alejado de las salas de la capital, y lo hace de la mano de Arancha Osoro, de Art Gallery, con una muestra protagonizada por los siete pecados capitales. "Estaba muy nervioso por volver a casa después de tantos años porque no sabía como iba a reaccionar la gente, pero no se han olvidado de mí. Estoy muy contento por el recibimiento que tiene la exposición", reconoce el artista, que aún intenta recuperarse de las emociones vividas en el acto de inauguración.

En este regreso Viña enfrenta al espectador con los siete pecados capitales, que representa a través de personajes infantiles, a los que coloca en un contexto totalmente distinto al esperado. Así, Pinocho se convierte en la imagen de la lujuria o Blancanieves en la de la envidia, explica. "La idea de la exposición me surgió en una feria internacional, en Luxemburgo. Vi una escultura de Pinocho, muy parecida a la que yo represento y se me ocurrió hacerlo pero con ropa más urbana, más erótico... Y así es como me vino la idea de los siete pecados capitales", cuenta.

En total, siete cuadros de gran tamaño (un metro por un metro) que contrapone con otros siete dedicados a las virtudes, pero de menor formato. Es entonces cuando la pereza, protagonizada por los enanitos y la Bella Durmiente, o la gula de Homer Simpson, se contraponen con la paciencia de Gepetto, el padre de Pinocho, o la templanza de Astérix.

La muestra mantiene la línea de trabajo que ha caracterizado a Joaquín Viña desde el inicio de su carrera. Colores, fondos urbanos, el uso de marcas y de personajes de la cultura pop actual... El toque de innovación llega de con las perspectivas. "Las sombras son en brillo y las líneas de cada personaje son en mate negro para que hagan flotabilidad, que parezca que el personaje sale del cuadro", señala el autor.

Esta nueva técnica refleja la evolución que el candasín ha ido teniendo a lo largo de su trayectoria, dejando atrás los dibujos y colores más planos para sustituirlos por volúmenes y relieves. "La gente quiere seguir viendo lo mismo, pero con novedades", indica.

La exposición, abierta desde el pasado viernes, permanecerá en la galería de Arancha Osoro hasta finales de agosto. "Llevábamos muchos años hablando de trabajar juntos, pero yo antes tenía exclusividad con otra galería y no podía. Este año fui de visita a la feria de Oviedo porque sabía que iba a estar allí y le presenté el proyecto", cuenta el candasín, que no descarta ligar su futuro próximo a la galerista.

"Si la muestra alcanza el éxito que esperamos que tenga, me gustaría mucho poder quedarme con Arancha. Si ella me propusiese la exclusividad, ahora mismo le diría que sí con los ojos cerrados", asegura.