Paco Barrio, el taxista de los siete millones de kilómetros

Quirós le entregó la medalla de oro del concejo en un acto en el que se concedió a título póstumo a otros miembros del gremio

El alcalde, Rodrigo Suárez, y Paco Barrio, durante la entrega de la medalla del concejo. | R. F. O.

El alcalde, Rodrigo Suárez, y Paco Barrio, durante la entrega de la medalla del concejo. | R. F. O.

Roberto F. Osorio

Roberto F. Osorio

Muchos recuerdos, alguna lágrima y sentimientos a flor de piel en el salón de actos abarrotado de la Casa de la Cultura de Quirós para honrar a los taxistas quirosanos. Se entregó la Medalla de oro del concejo y unos diplomas a los familiares de los conductores fallecidos. Y la recogió Francisco Barrio, "Paco, el taxista". como todo el mundo le conoce en Quirós, aunque se haya retirado del servicio activo en el año 2000. Fueron cuarenta y un años de ejercicio de la profesión desde que se puso al volante de su primer coche hasta su jubilación. Siete millones de kilómetros recorridos en su mayor parte en las carreteras quirosanas, pero también por toda Asturias y en otras partes de España como Madrid o Pamplona.

Paco Barrio, con el Chrysler Plymouth, en una imagen de sus años de taxista en Quirós. | R. F. O.

Paco Barrio, con el Chrysler Plymouth, en una imagen de sus años de taxista en Quirós. | R. F. O. / Roberto F. Osorio

Paco Barrio, homenajeado este pasado sábado, recibió la Medalla de oro del concejo de manos del alcalde, Rodrigo Suárez. Sigue viviendo al pie de la carretera, en la calle principal de la capital quirosana, Bárzana, y a sus 89 años dedica su tiempo a la huerta, las gallinas y a charlar con los vecinos que se encuentran con él. Cientos de anécdotas del concejo forman parte de la memoria de este taxista, natural de L.lano, en la parte baja del concejo quirosano. Proviene de una familia humilde de cuatro hermanos, su padre barbero, su hermano Darwin también, su otro hermano Sixto y él fueron taxistas.

En el año 1958 ya conducía un camión de un maderista del concejo, Manuel Prada, del pueblo de Cinfuegos. En 1959 conducía su primer coche, un Dogde Carnero, matricula LU-2736, coche americano, grande, de tres velocidades y seis cilindros que años más tarde pasó a su hermano Sixto. El 29 de febrero de 1960 el Ayuntamiento quirosano le concede autorización para el servicio de taxi, documento que conserva en su casa. Y es el punto de partida de esos siete millones de kilómetros durante cuatro décadas de conducción. Después pasaron por sus manos varios vehículos más, entre ellos un Chrysler Plymouth que llevaba un "faro buscador", un foco que se orientaba con la mano. También un Renault 4-4, que llevaba ese nombre porque "tenía cuatro puertas, cuatro cilindros, cuatro ruedas", según cuenta Paco Barrio. Lo compró de segunda mano en Madrid, toda una odisea para lograr traerlo hasta Quirós. Después llegó un Seat 1400 C de gasoil con motor Perkins y varios más, una docena, hasta el último, un Nissan Terrano, que mantiene impecable en la cochera de su domicilio. Todavía conserva en activo el carnet de conducir, aunque no lo usa mucho. Paco comenta que siempre fue muy cuidadoso con los coches y le gustaba tenerlos limpios. Muchos clientes quirosanos son testigos del esmero de este profesional del volante.

Aquellos coches sufrían en las carreteras de los años sesenta y setenta del siglo pasado. "Había que llevar de todo: dos ruedas de repuesto, bomba de hinchar, llaves, destornilladores… Los pinchazos eran habituales, había muchos baches y sin asfalto", recuerda el texista.

Rememora también como se pusieron de acuerdo los taxistas quirosanos para ir, un domingo "de estaferia" a rellenar los baches del vial que llevaba a Chanuces y al concejo lenense. Las carreteras en Quirós eran escasas hasta los años setenta. Estaba la que lleva a Muriel.los, la del valle del río Ricao y la del alto de la Cobertoria. Las demás carreteras locales no existieron hasta las décadas de los setenta u ochenta del siglo XX. El estado de estos viales era infame, lleno de baches, sin asfalto, tan solo grava, estrechas y demás inconvenientes y, en situaciones puntuales eran ellos los que intentaban rellenar o limpiar alguna cuneta o ramas en la calzada.

Tiempos en los cuales en el concejo había pocos coches particulares y muchos vecinos. Rememora los madrugones para ir a recoger clientes que bajaban en el autobús que salía a las siete de la mañana, o al médico Formoso para visitar a los enfermos en los pueblos. Entre risas, le viene a la memoria una vez que bajó a Oviedo a una mujer con contracciones, la comadrona con ella y Paco sufriendo por llegar al hospital: "Llegué justo a tiempo y le recuerdo muchas veces a ese vecino que casi nace en mi taxi". Bodas, funerales, fiestas, cazadores, mineros, ganaderos, curas y muchos niños, pues Paco Barrio creó, junto con su hermano Sixto, una compañía de autobuses para el servicio escolar en Quirós, Autos Barrio. Se inició llevando a los alumnos que venían a la Hermandad de labradores, situada en la capital quirosana. Con un pequeño autobús de quince plazas comenzó a recoger a los alumnos del colegio público Virgen de Alba que bajaban de los pueblos hasta Bárzana. Había cinco rutas escolares y tuvo a varios conductores con diferentes vehículos para atender los itinerarios. Fue propietario de varios autobuses con distintas capacidades como dos modelos AVIA con 21 y 26 plazas o un Pegaso con 35 asientos, entre otros. La suerte acompañó a Paco durante sus miles de horas al volante. "Andaba muy cansado, sin dormir, pero nunca tuve accidentes graves, solo rasponazos, algún susto, pero nada más, tuve suerte", dice, con la convicción que tienen los buenos conductores.

En el acto hubo una charla entre Paco, taxista más veterano y el más joven, Illán González, 29 años, y la viuda de otro taxista, Loli Álvarez que intercambiaron anécdotas, recuerdos y destacaron el sacrificio de este trabajo de conductores profesionales. Se recordó mucho a la mujer de Paco, Zulima, fallecida hace casi dos años, y que ejercía de copiloto desde el domicilio. Ella era la encargada de recoger los avisos de los clientes cuando no existía el teléfono y cuando ya lo había, anclada a la casa, para poder pasar los futuros servicios a su marido que no andaba mucho por la vivienda pues su sitio estaba delante de un volante. Este caso de Paco y Zulima no era único, el resto de taxistas quirosanos dependían mucho de sus mujeres e hijos para recoger citas, recados, hacer compras o gestionar algún papeleo para los clientes habituales. Un tiempo en que los avisos eran en papel a través de algún vecino que se acercaba a la capital. Después con la llegada del teléfono ya fue algo más fácil, pero también más sujeto, pues no podían abandonar el domicilio durante mucho tiempo, ya que llamada no contestada, cliente perdido.

Con motivo de este homenaje se pudo también disfrutar de una exposición fotográfica con el título "Quirós visto desde un volante", con imágenes icónicas de la historia quirosana a través de conductores y coches de alquiler cedidas por las familias y con la colaboración del Museo Etnográfico de Quirós y la coordinación de su directora, Alva Rodríguez. Esta muestra irá luego al Museo Etnográfico.

Se cumple con todo ello con una deuda de la sociedad quirosana a los taxistas, sus mujeres y sus familias. Desde hace unos años, Quirós homenajea a vecinos y profesionales que destacaron por su servicio público en el concejo en épocas pasadas, muchas veces con tintes altruistas y desinteresados. Reconocidas cocineras, los panaderos o los carteros fueron colectivos agasajados por la sociedad quirosana en ediciones anteriores de las Medallas de oro del concejo.