Entrevista | Gustavo Suárez Pertierra Presidente de Unicef-España

"Uno de cada tres niños vive en España en riesgo de pobreza"

"La Transición es irrepetible, pero debemos recuperar el diálogo y los puntos de interés común para superar la polarización política"

Gustavo Suárez-Pertierra.

Gustavo Suárez-Pertierra.

Mariola Riera

Mariola Riera

"Infancia y geopolítica: la situación de los niños y las niñas en el mundo" es el título de la conferencia que impartirá hoy, 25 de junio, en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Oviedo (19 horas) Gustavo Suárez-Pertierra (Cudillero, 1949), presidente de Unicef-España. Será presentado por el rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde. La entrada es libre hasta completar el aforo.

–Se cumplen ya 35 años de la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño. ¿Grado de cumplimiento?

–La humanidad fue capaz de construir con hitos como la Convención sobre los Derechos del Niño un mundo mejor para la infancia. Su puesta en marcha ha contribuido a transformar la vida de niños, niñas y adolescentes, logrando progresos históricos e innegables. Los principios rectores –la no discriminación, el interés superior del niño, el derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo, y el derecho a la protección– han influido en numerosas constituciones, leyes, políticas y prácticas en todo el mundo. Pero los avances en favor de los niños más pobres del mundo aún tienen mucho camino por delante. Por desgracia, la pobreza, la discriminación, los riegos del cambio climático y los conflictos armados siguen dejando en riesgo a millones de niños en todo el mundo.

–El tratado es el más ratificado de la historia, ¿y también el más respetado?

–Todos los países del mundo, salvo Estados Unidos, han firmado la Convención sobre los Derechos del Niño. Por desgracia, los avances realizados durante tres décadas, desde su aprobación, en 1989, se frenaron con la pandemia del covid y las crisis posteriores. Hoy vivimos cierta recuperación, pero esa recuperación está siendo desigual: deja atrás a los países más pobres. No podemos hablar de respeto a los derechos de la infancia cuando cada día mueren en el mundo 13.500 niños por causas evitables; cuando 1.400 millones de niños y niñas menores de 15 años carecen de acceso a servicios de protección social; cuando, al ritmo actual, harán falta 300 años para eliminar el matrimonio infantil; cuando se estima que, en los países en desarrollo, la pobreza infantil ha aumentado en torno a un 15 % desde 2020, y uno de cada tres países pobres es hoy más pobre que hace cuatro años.

–¿Cómo definiría el mundo actual para la infancia?

–Este es un mundo complicado para una buena parte de la infancia en el mundo. También en España, donde uno de cada tres niños vive en riesgo de pobreza. Abordamos un momento crítico. La pandemia, las crisis económica y social posteriores, los conflictos y las consecuencias cada vez más evidentes del cambio climático afectan de forma directa a su salud, su educación y su protección. Ante esta situación, es necesario que todos seamos conscientes de la necesidad de impulsar un nuevo proyecto conjunto. Desde Unicef seguiremos presionando para que se reconozca a la infancia como un grupo diferenciado de titulares de derechos, y aprovecharemos la capacidad de liderazgo de la organización para promover la idea de que la defensa de sus derechos y la aceleración del progreso hacia los objetivos de desarrollo sostenible son indispensables para abordar las dificultades actuales y futuras. Urge un nuevo contrato social en favor de la infancia porque es nuestra mayor esperanza para crear un mundo mejor y más pacífico.

–En países en guerra como Ucrania, ¿qué hace Unicef?

–Por desgracia, los conflictos armados se han convertido en una amenaza creciente para la infancia en el mundo. Más de 450 millones de niños y niñas –casi 1 de cada 5– viven en una zona de conflicto o han huido de ella. El número de muertos y heridos se ha triplicado en 2023 . Ucrania, Gaza, Sudán, Siria, Yemen… En muchos casos se trata de conflictos olvidados. En Ucrania hay consecuencias devastadoras: 2.000 niños han muerto o han resultado heridos, afecta a su salud, hay retroceso educativo y falta de protección. Unicef lleva más de 25 años allí, con un equipo de más de cien personas y una red de oficinas con plena capacidad operativa. Estamos volcados en la respuesta humanitaria a la crisis en todo el país en todos los sectores.

–La situación de los niños en Gaza también ha centrado la preocupación últimamente.

–El impacto en la vida de los niños y niñas es catastrófico. Más de 14.000 menores han muerto; la desnutrición infantil está alcanzando niveles devastadores y sin precedentes; hay cerca de 1,7 millones de personas desplazadas, de las cuales más de la mitad son niños y niñas; la población carece de agua, alimentos, combustible y medicinas; sus hogares han sido destruidos y sus familias destrozadas. Unicef sigue centrándose en las necesidades esenciales de los niños y niñas en materia de protección y asistencia humanitaria, pero el acceso sigue siendo difícil y peligroso. El personal de Unicef permanece en Gaza junto con nuestros aliados de las Naciones Unidas y de la sociedad civil, pero es preciso facilitar la distribución de ayuda vital a gran escala, especialmente allí donde el acceso es más limitado. Un alto el fuego humanitario inmediato y duradero es la única manera de poner fin a la muerte de niños, la única manera de proteger a los civiles, aparentemente la única manera de llevar a los rehenes a casa; y la única manera de permitir la entrega urgente de la ayuda vital que se necesita desesperadamente.

–Usted fue ministro de Educación hace más de 30 años. Aún seguimos sin consensuar una ley.

–Es más difícil llegar a consensos en el campo de la educación que en otros. Las leyes de educación tienen más carga política, porque responden a modos diversos de entender al individuo y la vida en común. Pero esto es parte del funcionamiento democrático y tender al consenso es siempre deseable y, a veces, a pesar de todo, se logra, como pasó recientemente con la ley de FP y la de enseñanzas artísticas, que han sido apoyadas por una holgada mayoría. Ha habido varios intentos de pacto sobre una ley básica, algunos muy avanzados. Ahora bien, en las circunstancias actuales de la política española me parece una idea muy simple buscar un pacto completo. Quizá fuera mejor intentar consensos parciales sobre asuntos en los que existe una base de acuerdo, dejando a un lado los aspectos más controvertidos, que no siempre son los más prioritarios, y reforzar por esa vía el camino hacia un acuerdo general que pueda contar, además, con el apoyo social.

–Habla de crispación política. ¿Queda muy lejos el consenso de la Transición?

–La Transición es irrepetible. Fue una formidable conjunción de voluntades con un objetivo común: superar la dictadura, recuperar las libertades y modernizar España. Yo he tenido ocasión de explicar en muchos lugares, en Europa y en América, la transición militar, que fue modélica y que todos reconocen. Los tiempos cambian y, gracias precisamente a la Transición, estamos ahora ante una realidad que tiene poco que ver con la España y con el mundo de hace 45 años. No se trata, pues, de volver a una situación que no se corresponde con la realidad social de hoy, mucho más compleja y diversa, sino más bien de recuperar un método de reforzar la convivencia basado en el diálogo y en la búsqueda de los puntos de interés común, que requieren acercamientos y cesiones. Es lo que necesitamos para superar este momento de polarización que impregna la política española y que nos impide aprovechar oportunidades de progreso.

–Fue ministro con Felipe González, muy crítico con el devenir actual del PSOE.

–Me siento muy orgulloso de haber formado parte de aquellos gobiernos. Estamos ahora en una situación muy diferente. La fragmentación política y la diversificación social impiden mayorías holgadas, y la acción política necesita gobiernos de coalición que tienen que responder con medidas reales. La acción política es mucho más compleja y debe hacerse un esfuerzo especial para explicar a los ciudadanos con la mayor transparencia los objetivos y procedimientos de la acción de gobierno.

–Usted es natural de Cudillero, uno de nuestros concejos más turísticos. El fantasma de la masificación planea sobre el sector.

–Está demostrado que nuestra tierra es, por clima, paisaje y carácter, cada vez más atractiva para el turismo. Creo que se ha sabido sacar el mayor partido a nuestros recursos. Todo esto favorece una desestacionalización que es fundamental para evitar la masificación. En cuanto a Cudillero, creo que es uno de los mejores ejemplos de paisaje, de identidad, que ha experimentado un lavado de imagen importantísimo durante estos últimos años en la clave de ofrecer calidad, porque el turismo es una primera industria para España y para Asturias.