El alpinismo español nació hace 120 años en el Urriellu con una cuerda traída de Londres

Francisco Ballesteros califica de "sobrehumana" la hazaña de Pidal y el Cainejo: "Hicieron cumbre el 5 de agosto de 1904, tras subir Peña Santa el día anterior"

Por la izquierda, Guillermo Rogel, Francisco Ballesteros, Ágatha Pidal y Melchor Fernández, ayer, en el Club LA NUEVA ESPAÑA.

Por la izquierda, Guillermo Rogel, Francisco Ballesteros, Ágatha Pidal y Melchor Fernández, ayer, en el Club LA NUEVA ESPAÑA. / Fernando Rodríguez

María José Iglesias

María José Iglesias

Pedro Pidal Bernaldo de Quirós, marqués, cazador y montañero empedernido, y Gregorio Pérez Demaría, pastor de Caín (León), fueron, el 5 de agosto de 1904, hace 120 años, los primeros humanos en hacer cumbre en el Pico Urriellu. En un día subieron desde Vega de Ario hasta la Majada de Camburero, al lado de la Vega de Urriellu, en un recorrido que dura mas de cuatro horas, sin contar paradas técnicas ni descansos. Lo asombroso es que lo lograron sin apenas dormir, después de subir el día anterior la Peña Santa y la Torre de Santa María (mal llamadas Peña Santa de Castilla y Peña Santa de Enol).

Así lo relató ayer en un repleto Club LA NUEVA ESPAÑA Francisco Ballesteros, exprofesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo, considerado uno de los grandes estudiosos de los Picos de Europa y sus entresijos. La sala se llenó de aficionados a la montaña que escucharon, sin perder ni una coma, el relato del antes y el después de la hazaña, hilado por el montañero, que se basó en la narración del Cainejo aparecida en los dos primeros números de la revista alpina, órgano del Club Alpino español, en 1918, y la narración de Pidal publicada en el libro "Picos de Europa", escrito por el marqués y José Fernández Zabala. Entre el público no faltó Ágatha Pidal, biznieta de Pedro Pidal, marquesa viuda de Aledo (Ignacio Herrero, su marido, falleció en 2022, y también era un apasionado de la montaña), que siguiendo los pasos de su antepasado subió al Naranjo de Bulnes, tal como contaba ayer. "La verdad es que no sé como lo hice; al llegar le recé a la Virgen que puso allí mi abuelo", señaló.

Con unas alpargatas compradas en Madrid, Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa, y descalzo Gregorio ("el atrevido"), como lo conocían sus vecinos de Caín ("Cainejo" no era un apodo como tal, sino que hacía honor a su origen, según relató Ballesteros), abrieron la llamada "Vía Pidal" y marcaron el inicio del alpinismo español. El marqués y el pastor subieron al Pico Urriellu de un modo casi milagroso. Sin grandes equipaciones, con materiales entre los que destacaba una cuerda comprada en Londres, provisiones y un punto de temeridad. "Para valorar el hito que supuso la ascensión hay que conocer lo que hicieron Pidal y Gregorio los días anteriores y posteriores", resaltó Ballesteros.

"La idea surgió en una excursión cinegética al Torrecerredo, en el verano del 1903, de Pedro Pidal y su hermano Ignacio, con cuatro guías: los hermanos Inocencio y Carlos Mier Campillo, de Bulnes, y Gregorio Pérez y Manuel Sadia, de Caín. El marqués expresó su deseo de explorar las paredes del Naranjo y se entrenó en Los Alpes", explicó Ballesteros, acompañado por el periodista Melchor Fernández, ex director de LA NUEVA ESPAÑA y gran especialista en la montaña asturiana, que ha recorrido casi en su totalidad, y el alpinista Guillermo Rogel, recién regresado de una expedición al Perú, que ha subido varias veces al Urriellu y es uno de los mejores exponentes de la joven escalada en el Principado. "Si alguien conoce la hazaña de Pidal, ese es Francisco Ballesteros, que además ha andado sobre los pasos del marqués y del Cainejo en varias ocasiones", señaló Melchor Fernández. "Si quitamos la cruz de la Victoria, el Naranjo es el segundo símbolo de Asturias, todos reconocen la figura esbelta del Pico", aseguró Rogel, que realizó tres intentos de ascensión, uno de ellos culminado y dos cancelados por el mal tiempo. "Todo el que haga montaña debe subir al menos una vez en la vida", recalcó Rogel.