Asturias necesita "aliados" para la reforma de la financiación, que puede atascarse

Los expertos Javier Suárez Pandiello y Santiago Álvarez, moderados por el decano de los Economistas, Abel Fernández, advierten del intento de ruptura que supone el "cupo catalán" que defienden los nacionalistas

Por la izquierda, Santiago Álvarez, Abel Fernández y Javier Suárez Pandiello.

Por la izquierda, Santiago Álvarez, Abel Fernández y Javier Suárez Pandiello. / Fernando Rodríguez

Vicente Montes

Vicente Montes

Asturias debe buscar aliados en situación similar, como Castilla y León, Galicia, Aragón o Castilla-La Mancha, más allá de colores políticos, para salir airosa de la anunciada negociación de la reforma de la financiación autonómica, que el Gobierno central impulsa espoleado por la necesidad de un acuerdo político en Cataluña. Esa es la recomendación que ayer lanzaron en el Club LA NUEVA ESPAÑA Santiago Álvarez, profesor de Economía Aplicada, y Javier Suárez Pandiello, catedrático de Hacienda Pública, ambos de la Universidad de Oviedo. Los dos expertos debatieron sobre las incongruencias, complejidades y "trampas" que encierra el sistema de financiación de las comunidades autónomas. Moderados por Abel Fernández, decano del Colegio de Economistas del Principado de Asturias, vieron pocas posibilidades de que la modificación del sistema llegue a buen puerto. "No creo posible que se vaya a reformar", señaló Álvarez. "Requiere sí o sí del acuerdo de los dos grandes partidos y no están por la labor", anticipó Pandiello.

Una década lleva prolongándose el debate sobre las cuentas que el Estado reparte a las autonomías, desde que el actual modelo se aprobase en 2009 y se abriese la ventana de oportunidad para su reforma pasados cinco años. "Es la realidad política de Cataluña la que pone el debate sobre la mesa", reconoció Abel Fernández, para constatar que "algunas propuestas son difíciles de aceptar" y destacar que se necesita "un consenso que parece bastante lejano".

El detonante ha sido la exigencia de los partidos nacionalistas catalanes de una financiación a la carta, con la mirada puesta en la asimetría que suponen los cupos vasco y navarro. "Lo que se pone sobre la mesa desde Cataluña no es una reforma, sino una ruptura que no solo afecta a la financiación de todas las autonomías, sino a la propia Hacienda del Estado", aseguró Santiago Álvarez.

Pandiello no dudó en señalar que "todas las reformas del sistema han nacido de Cataluña", a cuyos dirigentes políticos afeó que se saltaran en varias ocasiones las normas del juego, tanto de financiación como de exigencias de endeudamiento.

En una amplia reflexión, los expertos reconocieron dos cosas: la primera que la existencia de dos fórmulas de asignación, la foral y la común, "ya es un problema". "Es normal que surjan agravios comparativos", dijo Santiago Álvarez.

Precisamente es ahí donde surge la idea de la "singularidad". "Todas las comunidades apelan a ella; quien reivindica una singularidad en el fondo reivindica un privilegio", afirmó el profesor de Economía Aplicada. Álvarez apuntó la segunda cuestión: "Lo coherente sería que un gobierno con competencia de gasto exija a sus ciudadanos que paguen los impuestos para financiarlos", pero reconoció que en esa exigencia el modelo foral supone un "desajuste".

Precisamente sobre fiscalidad, Pandiello se mostró partidario de recentralizar impuestos, como el de Sucesiones, pero también apuntó que las críticas a Madrid por efectuar "dumping" fiscal son injustas: "Tiene derecho a hacerlo porque alguien concedió a la comunidad autónoma capacidad normativa sobre esos tributos", apuntó. Y señaló que, en su día, él mismo se mostró más partidario de que el Gobierno central estableciese una base imponible única para el IRPF y que las autonomías pudiese, voluntariamente, establecer recargos para financiar servicios extra.

La quita de deuda prometida por el Ejecutivo también despertó críticas. "Cataluña tiene una deuda aproximada de 10.000 euros por habitante; en Asturias es de unos 4.200 euros por habitante; condonar a todos por igual sería injusto", recalcó Pandiello, para señalar el "riesgo moral" que supone una decisión así. Y recordó que la deuda de cada comunidad es, en realidad, deuda que el Estado asumió, por lo que condonarla a las comunidades en el fondo la repartiría equitativamente entre todos los españoles, con independencia de la gestión más o menos ahorradora que llevase cada autonomía.

De fondo del debate quedaron las preguntas que afectan directamente al espíritu del modelo de financiación, más allá de los parches que se hayan colocado a lo largo de los años. "¿Hasta dónde queremos llevar el Estado de bienestar? ¿Creemos en las autonomías? La clave es que hay que repartir una tarta, pero el tamaño de esa tarta no está definido", indicó Pandiello, para señalar que solo mediante una mayor recaudación tributaria se puede elevar la cuantía que se reparte a las comunidades autónomas.

El catedrático de Hacienda Pública señaló además lo impreciso que puede ser basar las demandas de financiación en el coste de los servicios, "porque ese coste puede ser porque se paga más a los funcionarios, o por ineficiencias en su gestión".

En cualquier caso, ante la posible apertura del melón financiero, la recomendación de los expertos fue clara: "Buscar aliados", aunque el melón quede sobre la mesa porque no está suficientemente maduro.