El Séptimo Crío apasiona a los jóvenes

César Frey llena un taller de cien plazas para chavales de 10 a 16 años en el que les explica la historia del graffiti y les enseña a pintar

César Frey enseña a utilizar spray de pintura a alumnos de un taller de graffiti en el colegio Aniceto Sela de Mieres. | D. O.

César Frey enseña a utilizar spray de pintura a alumnos de un taller de graffiti en el colegio Aniceto Sela de Mieres. | D. O. / David Orihuela

David Orihuela

David Orihuela

Una de las normas no escritas pero sí sagradas de los grafiteros es contar sus trucos y trasmitir sus conocimientos, "especialmente a los niños". Lo dice César Frey -"El Séptimo Crío"-, "grafitero" mierense que esta semana, desde ayer hasta el viernes, imparte un taller para niños de 10 a 16 años. Son ocho turnos y ya no queda ni una plaza.

Los participantes en el taller, en un aula durante la parte teórica. | D. O.

Los participantes en el taller, en un aula durante la parte teórica. | D. O. / David Orihuela

Frey, conocido como "El séptimo crío", es un reputado artista pero también sigue siendo un grafitero porque mantiene esa pasión con la que comenzó a pintar hace décadas. Pasión es la palabra que más utilizó durante el primero de los talleres, con parte teórica y práctica, que se celebran en el colegio Aniceto Sela.

La primera parte del taller es la de teoría. "No es lo más visual pero es muy importante", explica la concejala Nuria Rodríguez, concejala de Juventud. En una de las aulas del colegio, Frey se remonta a los inicios del graffiti en los barrios neoyorkinos más deprimidos. "En El Bronx y en Brooklyn los críos no tenían nada, su futuro era entrar en una banda armada y la mayoría morían antes de cumplir 20 años", explica. "Uno de esos críos, pongamos que se llama Roberto, acorta su nombre y escribe en una pared ‘RBT’", sigue la narración. Y así empezó el graffiti. Así comenzaron los mal llamados grafiteros –"somos escritores de graffiti", aclara Frey–, "con un crío que no tiene nada y que empieza a ser valorado por el resto por su nombre en una pared". Alrededor de esa firma se fueron pintando otras. "Y entonces, para seguir destacando, Roberto escribe en letras más grandes, luego en letras más grandes y en 3D, luego en letras más grandes y en 3D y en color, y luego, cuando todo el mundo hace lo mismo, añade un muñeco o deforma las letras". Esa competición entre críos que no tienen nada en la vida acaba creando una cultura. El graffiti forma parte de la cultura del hip-hop, en la que también están el brake dance, el popping, el beat box o el rap, "que no tiene nada que ver con el trap", subrayó Frey. Y nada de eso se hace con interés económico, "se hace por pasión y es la pasión la que hace que se desarrolle esa cultura", insiste el "profesor". Es lo que quiere que se quede en la cabeza de los chavales, "que si haces algo con pasión, te acompañará toda la vida, y que la pasión te sirve para conseguir cosas". Ahí entra la distinción entre arte urbano y graffiti. "Muchos críos me preguntan cuánto dinero gano, pero yo no les quiero contar eso, no quiero que piensen en ganar dinero pintando, quiero que le pongan pasión". Lo dice César Frey, que ha expuesto en Arco, la feria de arte contemporáneo más importante de España y forma parte del catálogo de la prestigiosa galería Durán. Ahí, César Frey es un artista urbano que vende su trabajo, pero él seguirá siendo un escritor de graffitis, solo hay que detenerse a escuchar su discurso durante unos minutos.

En ese repaso por la historia del graffiti y de la cultura hip-hop, Frey mostró a los chavales vídeos de brake dance, disciplina que será olímpica en París. Este baile sirvió a Frey para insistir en la filosofía que siempre le ha guiado. "Yo empecé bailando", recordó antes de explicar que "en las competiciones de brake dance no hay distinción de sexo, de edad ni de personas con discapacidad o no, todos somos iguales". Eso no ocurrirá en las olimpiadas, donde sí se establecerán diferentes categorías, "y no creo que guste mucho a la gente del brake dance".

Y volviendo al principio, a esos trucos y conocimientos que el escritor de graffitis está obligado a trasmitir. Los botes de spray se agitan en casa para no hacer ruido y se pone un imán en la parte de abajo para evitar que las bolas de dentro del bote se muevan durante la pintura. También cuenta la indumentaria, "no puede salir de casa con la ropa toda sucia de pintar así que sales vestido normal y para pintar le das la vuelta a la ropa, todos los grafiteros tenemos la ropa sucia por dentro", explicó. Pero por encima de todo "hacer graffitis está prohibido, la autoridad os perseguirá así que yo solo os cuento la historia del graffiti no os incito a salir a la calle a pintar", remató el "profe".

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