Los niños del Alto Nalón mantienen el espíritu de cooperativismo: así ha sido su jornada de mercado en Laviana

Los pequeños han vendido desde pendientes hasta plantas o juegos con materiales reciclados para financiar un campamento escolar

El mercado de cooperativas escolares triunfa en Laviana

Luján Palacios

Corría el año 1988 cuando los maestros Benedicto Miyares y Rosi Zapico, que ejercían en el CRA de Laviana-Sobrescobio, tuvieron el sueño junto con una maestra del colegio El Parque de Blimea de dar a sus alumnos un plus en su educación, ofreciéndoles la oportunidad de llevar a cabo actividades diferentes. Eran otros tiempos y había niños en sus pueblos que no habían visto nunca el mar, o que no habían tenido la oportunidad de ir al cine. Así que idearon la forma de recaudar dinero para darles esos pequeños gustos, y lo hicieron inventando una fórmula de cooperativa para vender productos elaborados por ellos mismos en el mercado de Pola de Laviana algunos jueves. Se tituló "La escuela va al Mercáu", y a final de curso, el dinero obtenido se destinaba a un plan inolvidable para los escolares.

Con el tiempo la idea fue evolucionando, el CRA es ahora del Alto Nalón y El Condao y los niños ya conocen el mar y el cine. Pero el espíritu de comunidad que se une para trabajar por un proyecto común en beneficio de los más pequeños permanece. Ayer volvieron a demostrarlo con la celebración de la XXXIV edición de “La Escuela va al Mercáu”, un encuentro multitudinario y bullicioso en el mercado semanal de Laviana en el que participaron un total de 13 cooperativas correspondientes a los colegios de El Condao, Villoria, Entrialgo y Rioseco, con escolares de Infantil y Primaria.

Entre todos montaron un animado recinto de venta con sus puestos, en los que ofertaron de buena mañana un montón de productos con un sello común: todos ellos ha sido elaborados por los propios escolares. Y con un objetivo compartido: los niños disfrutarán este viernes gracias a la recudación de una jornada de campamento escolar en la sede del CRA, en el colegio de El Condao, con merienda, cena, pernocta y desayuno, con actividades de animación y un buen rato de diversión asegurada. Además, otra parte del dinero conseguido con las ventas en el mercado se dedicará a un fin solidario: se donará a la asociación APACI de afectados por cardiopatías congénitas. "Hemos sido pioneros, y con el tiempo se ha mantenido la filosofía de nuestro proyecto", destacaba ayer la directora de El Condao, Mini Menéndez, quien pone en valor que "todo sale de los niños y es para los niños".

Al poco tiempo de abrir ya se pudieron escuchar aplausos en algunos de los puestos, con la mercancía ya agotada. "La gente compra mucho", comentaba con inocencia Diego Alonso, de cinco años y alumno de El Condao. "Ya es la tercera vez que vengo y me gusta mucho vender", explicaba ante su punto de venta compuesto por productos de lavanda cultivada en el huerto escolar: cremas, sales o bombas de baño que volaron en pocos minutos.

A unos pasos los pequeños ofrecían planas y pompones "que hicimos nosotros, y ya lo acabamos casi todo", relataban encantados Alicia Teixeira, Mateo Díaz, Rita Grande, Elsa Álvarez y José Luis Durán. Mientras, sus compañeros de Rioseco vendían flores frescas cortadas el día anterior y conservadas en agua, en pequeños floreros decorados con topos de colores. Sofía García, que va a participar en la acampada, ya se frotaba las manos, porque "vamos a contar historias de miedo y eso me encanta".

En otro puesto se despachaban collares y pendientes de resina, "que hemos adornado nosotros; compramos la resina por internet, la metimos en moldes con adornos y luego pusimos los enganches y los cordones", contaban Saúl Aladro y Lía González, atendiendo al numeroso público que se acercó hasta el recinto. Macetas, pisapapeles, juegos del 3 en raya, cuencos, veleros de madera... todo un batiburrillo de mercancías y, por encima de todo, la ilusión de ser un equipo y disfrutarlo todos juntos.

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