Ana Popovic, exuberante blues fusión en Mieres

La guitarrista y cantante serbia colgó el "no hay billetes" en el Centru Cultural con un concierto poderoso en el que presentó su disco "Power"

Ana Popovic, con tres de los integrantes de su banda, el sábado por la noche en Mieres. | Silveira

Ana Popovic, con tres de los integrantes de su banda, el sábado por la noche en Mieres. | Silveira

Javier Antuña

Javier Antuña

Después de la excelsa, y variada, programación musical de San Xuan, el ayuntamiento mierense nos tenía preparado un postre sonoro difícil de olvidar: la guitarrista y cantante serbia de blues-rock Ana Popovic al frente de un potente combo de bajo eléctrico, batería, teclados, saxo tenor y trompeta. Un nuevo, y a mi entender, prestigioso "sold out", fue la respuesta perfecta que se merecían los gestores culturales de este concejo.

Popovic, ejecutando un solo de guitarra. | Silveira

Popovic, ejecutando un solo de guitarra. | Silveira / Javier Antuña

Lo visto y oído en el Centru Cultural de Mieres nos confirma el amplio espectro sónico –versión de la incombustible "New coat of paint" de Ton Waits de por medio– desplegado por esta soberbia, y más que solvente vocalista, practicante –vía sus Stratocasters– de las seis cuerdas a un nivel estratosférico. Y es que si bien nadie puede negar su adscripción a la bancada del más prestigioso blues-rock internacional, tampoco le hace ascos al soul, el funk, la jazz-fusión más fogosa, los guiños booggie y latinos o los más refinados medios tiempos con regusto pop bañados por los ya citados sonidos afroamericanos. Menú rítmico y melódico que plasmado en su último álbum "Power", presentado en su mayoría en Mieres, le ha valido la crítica de sus seguidores más ortodoxos abonados al blues-rock "netamente convencional".

De todas formas Ana Popovic se muestra inasequible al desaliento, como así fue su concierto de Mieres, con algunos aspectos del sonido a mejorar, caso de las voces de los coros y por momentos los inaudibles teclados, aunque el resto fue sobresaliente, con el septeto trabajando como un imparable y eficiente torbellino en el que apenas se "pierde" excesivo tiempo ni en anunciar los temas ni a los músicos; todo se supedita a conseguir "ametrallarnos" con su espídica y arrebatada –¡ese "slide"!– aura blues y sus letras de compromiso social –incluida su autoafirmación como mujer y líder de una banda en "Queen of the pack"– y vivencias personales, con la superación de un cáncer de mama como fuerza compositiva inspiradora. Y donde todos los músicos, y no sólo Ana Popovic, tienen su nada despreciable cuota de protagonismo.

La por momentos fatigosa época telemática que nos ha tocado vivir permite, como uno de sus inequívocos signos identitarios, acceder con relativa facilidad a todo tipo de datos e información, así pues nos ahorraremos citar "la vida, obra y milagros" de Ana Popovic que pueden encontrar sin problema navegando por los múltiples espacios y resquicios del orbe de las tres uves dobles; sólo mencionar que visto su, más allá de gustos, excepcional currículum, podemos sentirnos privilegiados de haber disfrutado a escasos kilómetros de nuestros hogares de una vibrante, intensa y mayúscula hora y media de poderoso blues y sus correspondientes fusiones.

Y si les parece exagerado intenten corroborar con algunos de los asistentes al evento que les pareció, como guinda del pastel, el "fin de fiesta" de la, entre Hendrix y Prince, balsámica "We can change the world".