El lobo acabará con ovejas y cabras en 10 años: un vaticinio que tiene explicación

Los rebaños de ganado menor desaparecen del Llosorio, con ataques hasta en los pueblos: "Estamos acorralados, impotentes e indefensos"

El rebaño de ovejas atacado por los lobos en Loredo, con un animal muerto aún en la finca. | LNE

El rebaño de ovejas atacado por los lobos en Loredo, con un animal muerto aún en la finca. | LNE

El Llosorio es el principal pastizal privado de Mieres. Desde hace varios años es también una de las zonas donde las quejas ganaderas por el aumento de ataques de lobo a la cabaña se han hecho más notorias. Los vecinos de Loredo, epicentro del malestar, se sienten "acorralados, impotentes e indefensos". El último ataque se localizó en el propio pueblo, con dos ovejas muertas, otras dos desaparecidas y cuatro gravemente heridas, pendientes de sacrificar. El propietario, Jesús García, contabiliza 23 animales muertos en lo que va de año. La Asociación de Ganaderos Afectados por el Llobu (AGALL) sostiene que, en el actual contexto, el ganado menor, en especial cabras y ovejas, "prácticamente desaparecerá en Asturias a lo largo de la próxima década".

"Estamos al limite. Ya no se trata de hacer frente a daños económicos. La situación actual genera un desgaste emocional terrible en el medio rural y son pocos los ganaderos que aún resisten sin vender sus animales", apuntan los responsables de AGALL. El colectivo subraya que en zonas como El Llosorio los rebaños de cabras ya han desaparecido. Jesús García explica el motivo: "Ya no podemos hacer más para proteger el ganado del lobo". En su caso, desde hace tiempo recoge a los animales cada noche junto al pueblo: "Alejo las ovejas de la zona alta, aunque sea a costa de abandonar praos que tengo sin segar para tener que alimentar a los animales con un sobrecoste". Aún así, el domingo perdió cuatro animales, que pueden acabar siendo siete si finalmente tiene que sacrificar a los heridos: "Es muy doloroso ver animales que has criado, a los que llamas por su nombre, quedar destrozados y no poder hacer nada". Este año ya ha perdido 23 ovejas por culpa del lobo.

AGALL sostiene que si la población de lobos sigue sin control en Asturias, la cabaña de ovino y caprino desaparecerá casi por completo en los próximos años: "Llevamos tres años sin que se eliminen lobos del monte y una región como Asturias no puede soportar que cada año se sumen más de 150 ejemplares a las camadas".

Las quejas por la indefensión que sienten la mayoría de ganaderos de las Cuencas coincide casi en el tiempo con un posicionamiento de AGALL, que subraya la negativa de la asociación a caer en extremismos en lo referente al lobo. La Asociación de Ganaderos Afectados por el Llobu afeó la pasada semana a la Unión Rural Asturiana (URA) que se haya mostrado públicamente dispuesta a "tomarse la justicia por su mano" a la hora de poner freno a los ataques de lobo y oso. "Ha sido un acto irresponsable y no se puede convertir en potenciales sospechosos a todos los ganaderos asturianos para conseguir un titular", apuntó ayer Chus García, portavoz de AGALL. Los responsables de AGALL piden a sus homólogos de URA que apunten sus reproches en otra dirección. "Aquí no se trata de matar lobos y osos, sino de señalar a los responsables de que la población esté descontrolada y estos son el consejero Marcelino Marcos y Adrián Barbón".

AGALL exige que el lobo se excluya del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre), facilitando así que el Principado pueda controlar su población mediante cacerías controladas.

Especie peligrosa

Para los integrantes de AGALL, en el "Llosorio, entre los concejos de Mieres, Riosa y Morcín, se está poniendo en evidencia un problema que afirman que habían adelantado hace ya varios años: un previsible cambio de comportamiento del lobo en un contexto de saturación demográfica y falta de controles". "De un ineficaz Plan de Gestión del Lobo bajo el cual los daños en términos generales siempre fueron en aumento, pasamos a una situación de impunidad total en la que la combinación de la expansión demográfica de la especie con el hecho de que haya dejado de considerarse una especie peligrosa consigue que ataquen cada vez en hábitats más humanizados", señalan los ganaderos.

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