Opinión | Pasado imperfecto

Dos Eurocopas polémicas

Las primeras ediciones del torneo enfrentaron a la España de Franco con la Unión Soviética

El fútbol es sin duda uno de los fenómenos más populares e influyentes de nuestro tiempo. Que forma parte del acervo cultural de millones de seguidores en todo el mundo. Y es también un fenómeno político de primer orden, utilizado con frecuencia para buscar adhesiones, hacer prosélitos o adoptar una postura ante determinadas situaciones conflictivas.

Un fenómeno político que tuvo mucha influencia en las dos primeras Eurocopas (entonces Copas de Europa de Naciones) que se celebraron en plena Guerra fría, con bloques geopolíticos bien definidos: Estados Unidos y La Unión Soviética. Por tal motivo, en la primera edición de 1960 se negaron a participar tres de las selecciones más prestigiosas en aquel momento: Italia, Inglaterra y Alemania Federal. Sin embargo fue España la que acaparó entonces mayor protagonismo.

Tras eliminar a Polonia por un tanteo global de 7-2, a España le tocaba jugar los cuartos de final con la Unión Soviética en Moscú. Y es aquí cuando se origina el conflicto.

En 1960, la selección española contaba con futbolistas de renombre internacional: Di Stéfano, Kubala, Suárez, Ramallets o Gento. Era una de las favoritas para ganar el campeonato. Pero razones diplomáticas y políticas impidieron que disputase la eliminatoria contra los rusos.

Según parece, presionado por los ministros Luis Carrero Blanco y Camilo Alonso Vega, Franco intervino directamente en el asunto, reclamando primero que los dos partidos se jugasen en terrero neutral. Y ante la negativa de los organizadores, ordenó que los seleccionados no viajaran a Rusia, clasificándose los soviéticos para las semifinales.

La retirada de España causó una gran sorpresa en el mundo del fútbol. Por su parte, el diario soviético "Pravda" la utilizó para censurar al Gobierno y acentuar las diferencias políticas entre ambos países, reseñando que "el régimen fascista español tenía miedo al equipo del proletariado soviético"

A nivel nacional, la retirada de la selección fue muy impopular. Y el Gobierno solo comunicó a la prensa que Rusia se había clasificado para las semifinales. Y acabaría ganando aquel primer torneo europeo.

La polémica con la Unión Soviética se repitió, aunque en menor grado, cuatro años después. En 1964, España organizó la segunda Eurocopa. Era el año en que el franquismo conmemoraba un cuarto de siglo desde el final de la guerra civil. Y lo hacía con un arbitrario lema oficial: "25 años de paz".

Casualmente, Rusia y España se enfrentaron en la final, que se jugó en el Santiago Bernabéu ante más de cien mil espectadores. Fue un acontecimiento a la vez deportivo y político. Franco dudó asistir al partido ante la posibilidad de verse obligado a entregar el trofeo al capitán soviético. Por fin decidió acudir acompañado de varios ministros y los entonces Príncipes de Asturias. Fue recibido con una gran ovación. El triunfo de España, con el gol mítico de Marcelino, fue motivo de un gran despliegue propagandístico por el Régimen. Una especie de efímera revancha política. Sin mayores repercusiones.

Por otra parte, con tres títulos, España es, junto a Alemania, el país que más veces ha ganado la Eurocopa. Una igualdad podría desequilibrarse a favor de una de las dos selecciones en esta decimoséptima Eurocopa que acaba de empezar. Y para la que se pronostica una audiencia acumulada de casi seis mil millones de televidentes en todo el mundo.

Y es que incluso en las más adversas circunstancias, el fútbol se ha convertido en el verdadero deporte rey. Como escribió el antropólogo Desmond Morris en uno de sus libros: "Siempre que la raza humana pueda preocuparse por algo más que por la mera supervivencia, la tribu del fútbol perdurará, porque el fútbol representa simbólicamente una compleja pugna deportiva en la que aún persisten, con vida propia, los impulsos, las pasiones, los lazos sociales y las jerarquías más antiguas de la sociedad humana".

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