Opinión | A contracorriente

Juan Díaz, feliz en su retranca

En memoria del popular vecino de Laviana, funcionario de Villabona

Juanín para los suyos y sus amigos partió muy joven para otro paraíso ignoto que sólo sabemos de él por las historias bíblicas. Una noticia desgraciada que se expandió como la pólvora por todo el territorio lavianés y Alto Nalón, donde este joven funcionario de prisiones en Villabona-Llanera concitaba el afecto y la simpatía de todos. Un golpe muy inesperado que dejó a la Pola sin un personaje envuelto en retranca y estilo local. En sus exequias, su amigo del alma y cura popular y campechano, Luis Traviesas, expuso la manera de ser y estar de Juanín con anécdotas y golpes sinceros en su corta existencia. Y lo importante de sus palabras fueron la bondad y buen temperamento de su caro amigo con su ironía y sus aportaciones a la causa local y siempre ejerciendo de sobresaliente lavianés. La tristeza inundó muchos corazones de amigos y próximos ante una ausencia demasiado temprana y cuando el gusto por la vida era la verdadera raíz de Juan. Una auténtica fatalidad y un despropósito sujeto al destino implacable de cada uno. Y en verdad Juan vivió momentos de plena intensidad social y me consta que fue feliz a su manera, con su trabajo funcionarial, sus tertulias amistosas, su familia y su amor por la Pola que lo demostraba allá donde estuviera.

Juan que amaba la vida se fue al otro mundo sin molestar, con la tranquilidad de haber cumplido, en parte, con las sensaciones existenciales propias de toda persona y entendiendo que nuestro devenir en esta tierra es finito y espacial. Juan se llevó la retranca doméstica consigo para compartirla con la patrona local la Virgen del Otero. Una plegaria en su honor no estaría de más en estos días sanjuaninos con el recuerdo perenne de un gran tipo. Dios nos libre de las alabanzas y resignación sin límites para su familia rota por un dolor que martiriza la consciencia y convierte este trance en un calvario que nadie merece, pero que forma parte de nuestras vidas.

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