Oviedo, Antonio LORCA

Los dos equipos del Oriente asturiano se han movido este mes de enero para apuntalar sus plantillas de aquí al final de la Liga. Tanto Llanes como Ribadesella tendrán que pelear por la permanencia y cualquier ayuda es buena.

Los llaniscos han sustituido al histórico entrenador Florín -que llevó al Llanes a jugar por dos veces la promoción de ascenso, algo que nunca antes habían logrado- por Javier Gómez, el que fuera entrenador, entre otros, de Siero, selección asturiana sub-14 y, hasta la pasada temporada, del Langreo.

La necesidad del Ribadesella era otra. Los de Díaz Galán necesitaban a un portero, ya que solo tenían en sus filas a Jairo, y han fichado al avilesino Pablo Villar, que se quedó sin equipo tras la desaparición del Compostela. La temporada pasada militó en el Avilés y este año, después de que el Compostela le dejara libre, se estuvo entrenando con el Marino de Luanco.

Mucho trabajo tendrá que hacer Javier Gómez para levantar el ánimo de un equipo como el Llanes que no esperaba encontrarse en esta situación y que encadena derrota tras derrota. Unos malos resultados que han colocado al Llanes en una situación muy complicada, con los mismos puntos (22) que el Nalón, ya en puestos de descenso. «Es evidente que el equipo está en una dinámica negativa, sumando pocos puntos y los jugadores no esperaban eso», dice el nuevo técnico del Llanes, que se marca como primer objetivo «recuperar al equipo en el aspecto mental y emocional». «Es un equipo con mucho margen de mejora; son casi los mismos jugadores que consiguieron algo espectacular como jugar la promoción, mérito de ellos y de Florín», añade el técnico, quien solo piensa en «sumar de tres en tres»: «Son los mismos que antes ganaban y eso es lo que hay que intentar hacer de nuevo», concluye.

Otro equipo que tendrá que pelear duro hasta el final de la Liga para conseguir la permanencia es el Ribadesella, que está un punto por encima del descenso (23). Pablo Villar, avilesino de 24 años, llega para reforzar a los de Díaz Galán cubriendo la vacante que quedaba en la portería riosellana. «Llego con mucha ilusión», dice Villar, quien reconoce que solo ha oído «cosas buenas de este grupo y del entrenador, Ismael, que es un gran experto». «Llego con la idea de ayudar al equipo a conseguir el objetivo de la permanencia», sentencia el guardameta.