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BELARMINO FEITO | PRESIDENTE DE LA PATRONAL ASTURIANA FADE

"Ni la sociedad ni la economía soportarán otro confinamiento"

"La suma de covid, descarbonización, electrointensivas y acero puede ser demoledora para Asturias"

Belarmino Feito, en la sede ovetense de la Federación Asturiana de Empresarios. RICARDO SOLÍS

Belarmino Feito, presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), cree que, si bien el daño económico de la pandemia podría ser menor en Asturias que en otras regiones, su efecto podría ser demoledor sumado a la crisis del acero, la transición energética, la ausencia de solución para la industria electrointensiva y el envejecimiento demográfico. Feito, que participó esta semana en la cumbre de la patronal española CEOE, teme que muchos trabajadores hoy protegidos por los ERTE no logren reincorporarse a sus empleos y pide al Principado que sea "valiente" en reforma de la administración.

-¿Qué estimación hace del impacto que va a tener la crisis?

-Cada informe que vamos conociendo empeora las previsiones. Contábamos con una caída del PIB del 10% y ahora el FMI apunta al 12,8%. De 2021 aún no se puede hablar porque son muchas las incertidumbres. Podemos tener expectativas de recuperación en 2021 tras la brutal caída pero es ya seguro que la recuperación no será posible con la forma de una "V" simétrica. No podrá ser tan rápida.

-Pero la afectación no será homogénea por sectores.

-El turismo, que es un sector muy importante, va a tener los peores resultados de su historia y será difícil que el año próximo pueda compensar todo lo que pierda éste. En la industria del automóvil hay una caída muy importante, y aunque puede haber una inicial recuperación rápida, quizá tienda luego al estancamiento. De la construcción residencial, tampoco parece que vaya a tirar de la economía. Y la obra pública necesita presupuesto. Y cabe esperar que se resienta de forma importante. Se ha visto también una caída de la demanda de los bienes no básicos. La previsión es que el paro supere el 20%. Todavía hay varios millones de trabajadores en ERTE (en Asturias, 44.000) pese a que ya hay cierto nivel de recuperación y las restricciones son mínimas. Y no sabemos cuántos no se van a reincorporar a sus empleos, pero se nos antoja que muchos. El riesgo es que la actividad productiva sufra más. Las previsiones no son halagüeñas.

-¿Y las condiciones financieras?

-Hay liquidez en los bancos. Pero hay que ver si, cuando se agoten las líneas de avales públicos, la banca va a ser más estricta y restringirá el crédito, lo que no descarto. Porque la situación financiera y las cuentas de resultados de las empresas son las que son. En la banca hay previsiones de que podría entrar en mora en torno al 40% de los créditos que se están concediendo con aval del ICO.

-¿Y la situación asturiana?

-Asturias no deja de estar en el mismo escenario y con los mismos condicionantes: la evolución sanitaria, el comportamiento de los mercados nacional e internacional y que las medidas de reactivación que se adopten sean certeras y rápidas. Un ejemplo: una medida como la de los avales del ICO por 100.000 millones es eficaz pero se aplicó en cinco tramos de 20.000 millones. Había empresas que no podían esperar al quinto tramo. El que no llegó lo perdió todo.

-Las proyecciones apuntan a que la economía asturiana estará menos perjudicada que otras.

-Asturias forma parte de uno de los países, junto con Italia, con peores proyecciones. Y antes de esta crisis Asturias ya tenía amenazas específicas importantes, como la descarbonización, que debe concebirse como una oportunidad y no como un riesgo. Pero no parece que se vayan a modificar los plazos previstos sino que se van a acelerar más los procesos tras la pandemia. La transición energética rápida, las industrias electrointensivas, el mercado del acero, el envejecimiento demográfico? eran problemas graves que ya teníamos y a los que la suma ahora el covid-19 que nos puede poner las cosas aún más cuesta arriba. Puede ser que, por sí mismo, el daño de la pandemia aquí sea menor que en otros territorios estamos lejos del impacto del turismo de otras regiones. Pero si sumamos todos los problemas a la vez, el efecto para Asturias puede ser demoledor.

-¿Sería insoportable un segundo confinamiento en caso de una nueva oleada de contagios?

-Ya está habiendo rebrotes. Era previsible y es probable que se agudicen. Pero un nuevo confinamiento no lo soportarían ni la sociedad ni la economía. Estoy convencido de que no lo habrá aunque se intensifiquen los contagios. Sí preveo medidas que endurezcan el control sobre la distancia social, el uso de mascarillas, exigencias de higiene, más precauciones? y podría haber ciertas restricciones a la movilidad. A mí me ha sorprendido el estoicismo con el que empresas y personas aguantaron el confinamiento. Dieron una lección de comportamiento. Yo veía muy complicado que se hiciera en España y se respetó. Además, y por las razones que sea, no estábamos preparados, y tampoco nuestro sistema sanitario, para asumir una pandemia. Se rebasaron las capacidades. Algo se ha debido aprender de ello. Aunque haya un rebrote importante, el sistema sanitario y todos estamos más preparados.

-¿Las recetas aplicadas han sido correctas?

-Las medidas que se adoptaron fueron eficaces (aunque pudieron serlo más) pero también insuficientes. Lo más importantes es que las empresas tengan liquidez para incluso, prescindiendo de los márgenes, poder mantener la actividad. Hay que inyectar liquidez y hay que mejorar la fiscalidad, que también es una forma de dar liquidez. La medida de los ERTE es indiscutible. Es una medida eficaz que puede salvar empresas y empleos. La flexibilidad laboral también es importante. En el corto plazo hay que evitar la destrucción de empleo. Y ayudar a las empresas para lograrlo es la medida más barata, más eficaz y de efecto más rápido. La alternativa es más costosa que las prestaciones de los ERTE porque supondría más gasto en desempleo, menos cotizaciones sociales, menor recaudación tributaria, menor actividad y producción. Manteniendo el empleo, la economía se retroalimenta a través del consumo y la demanda. Cualquier cierre que se evite es importante. Alemania ha dado unas ayudas brutales. Percibo que hemos retrocedido sobre la visión de la empresa cuando se oye a una parte del Gobierno. No sé si son prejuicios o populismo casposo. Aunque manido, habría que recordar lo que decía Churchill: muchos ven en el empresario un lobo a abatir; otros, una vaca que ordeñar, y muy pocos, al caballo que tira del carro

-El gasto público anticrisis está siendo menor en España en términos de PIB que en otros países pero también partimos de una situación fiscal más débil.

-Se ha puesto cuatro veces menos que en otros países. Pero en este caso no es un gasto, es una inversión para mantener empleo, actividad y cotizaciones. Es cierto que partimos de una deuda más elevada. Por eso se nos está diciendo que no se corrija hasta que no pase la crisis. Como no se deben subir los impuestos en una crisis, no queda otra solución que recurrir a la deuda. Pero no para siempre. Habrá que volver a la normalidad. Pero ahora no hay otra alternativa más eficaz. Cuando las cosas mejoren tendremos que apretarnos el cinturón pero no ahora.

-Los fondos europeos que se anuncian ¿pueden ser un estímulo para la economía?

-Todas las expectativas están centradas ahí, pero esos fondos llegarán en el mejor de los casos el año que viene. Tenemos un semestre por el medio que es vital. Se necesitan medidas nacionales.

-Parece que hay una rectificación: ya nadie pide austeridad en medio de una crisis, como sí se hizo en la de 2008-2013.

-No sé si las circunstancias son las mismas porque entonces había una deuda privada muy alta y el sistema financiero se resintió. Pero ahora lo correcto es hacer la consolidación fiscal cuando se vuelva a la normalidad. En la anterior crisis Asturias perdió 7.000 empresas en siete años y en los cinco siguientes sólo se recuperaron 2.300. El saldo fue negativo. Ahora las empresas tienen que reducir márgenes porque no queda otra para defender su cuota de mercado pero además necesitan más ayudas. Ningún empresario quiere despedir porque es renunciar a parte de su empresa. El objetivo es mantener la máxima actividad posible. Conservando empleo, se mantiene la confianza y el consumo.

-El FMI acaba de pedir a los países que empiecen a pensar en subir impuestos pero sólo a los niveles de renta, sectores y empresas que menos hayan sufrido.

-Todos conocemos los resultados de subir los impuestos en una época de crisis. Impactaría en la liquidez de las empresas. Y las que hayan podido sufrir menos en esta crisis son las que podrían tirar de las más débiles porque tienen efecto tractor. En Asturias lo sabemos bien: cuando las grandes empresas tienen actividad, esto repercute favorablemente en las auxiliares y en todas aquellas integradas en sus cadenas de valor. Flaco favor haríamos a las débiles si no facilitamos las cosas a las más fuertes.

-¿Habría que prolongar los ERTE más allá del 30 de septiembre pactado ahora?

-Es indiscutible que hay que mantenerlos mientras sean necesarios. Tienen que ser un traje a la medida porque habrá sectores que ya no los precisen y otros que los necesitarán mucho tiempo. No se deberían establecer plazos generales. Hay que pensar en más seguridad jurídica, un marco de regulación más flexible, impulsar la digitalización, simplificar los procesos administrativos (todo tiene que ser más fluido para que los proyectos no se eternicen), profundizar en la colaboración público-privada, entre otras medidas. Ahora bien, si no salvamos el corto plazo, no habrá nada y esto exige apoyo incondicional a la empresa.

-¿El Principado está haciendo todo lo posible?

-Las medidas de las que hablo son aplicables por el Gobierno de España y por el de Asturias. En el Principado las medidas fueron muy escasas y, según la información que tenemos, quieren ver antes el impacto presupuestario del gasto sanitario y de la caída de la recaudación para evaluar las posibilidades de endeudamiento y de rehacer el presupuesto. Esperemos que, una vez que se tenga esa visión, se haga.

-¿Se está avanzando en la concertación entre FADE, Principado, UGT y CC OO?

-Estamos haciendo una concertación no al uso sino transitoria y de urgencia, más adaptada a las circunstancias de esta crisis, que fue totalmente inesperada. Espero que con esta concertación se aceleren las medidas.

-Una lección de esta crisis, ¿es desarrollar más la industria?

-De esta crisis hay que sacar muchas lecciones. La industria aporta el 50% de la exportación española y el 60% de la innovación e investigación, y el 74% del empleo del sector es indefinido. En Asturias no podemos renunciar a nuestra esencia industrial. Todo el mundo reconoce que en la industria el empleo es de calidad y está bien remunerado. Hasta hace cuatro días se hablaba de la reindustrialización de Europa y del objetivo de alcanzar el 20% del PIB. En Asturias tenemos claro el valor histórico que tiene la industria, la cultura industrial y el saber hacer. La humanidad nunca va a poder prescindir de la industria. La industria es un valor seguro.

-¿Qué precisa el turismo en Asturias?

-Lo que se necesita es un plan a medio y largo plazo basado en la calidad y no en la cantidad, lo que conllevaría conectividad, infraestructuras, etc. Esta crisis ha demostrado la potencia del turismo verde y no masificado. Un plan de este tipo nunca existió. Hay otros sectores con muchas posibilidades. Uno de ellos, el de la industria agroalimentaria basada en la calidad, que tiene un gran potencial. El covid va a impulsar la economía digital y Asturias tiene una buena implantación de empresas de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Hay más resortes: biosanitario, construcción ligada al pacto verde y otros muchos.

-¿Puede haber daño a la economía si sigue la crispación?

-La crispación sirve para distraer de lo importante y no aporta nada. Abogamos por el diálogo social. En el Gobierno no hay ni empresarios ni trabajadores. Cuando hay que legislar y tomar medidas que afectan a empresas y trabajadores, no tiene sentido que lo haga quien no está en ninguna de ambas partes. Es más lógico que las dos partes tengan libertad y capacidad para ponerse de acuerdo y que la legislación sea suficientemente flexible para que, en vez de regularlo todo hasta en detalle, permita el diálogo. Y que, en la parte que tenga que regular el Gobierno, participen las partes. Y no hacerlo por decreto como nos están acostumbrando. Se están planteando cuestiones sin contar con las partes.

-Está en ciernes una regulación del teletrabajo.

-La mayor parte de las empresas han descubierto el teletrabajo en esta crisis, aunque ya existía. Y han descubierto que es un sistema efectivo para determinadas tareas. Ha venido para quedarse. Salvo que, regulándolo, acaben con él. El teletrabajo aporta flexibilidad y, si al regularlo perdiera esa flexibilidad, perderá eficacia y dejará de hacerse. El trabajo ya está regulado y deben ser empresas y sindicatos quienes autorregulen el teletrabajo. Dejémosles que se pongan de acuerdo.

-El Gobierno asturiano ha anunciado que reformará la administración.

-FADE ya lo planteó en el documento de las 22 propuestas para Asturias. Celebramos que se haga, que se haya tenido en cuenta esta propuesta y que se ponga al frente a una persona de la experiencia de Juan Cofiño, que tiene solvencia, conoce el sector público y el privado. Que lo pilote él es buena noticia. Le animamos a que sea valiente, resolutivo y rápido, y nos ponemos a su disposición. Asumimos públicamente el compromiso de colaboración en este proceso porque creemos que es importante.

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