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La mitad de las térmicas deja hoy de operar, incluidos tres grupos de Asturias

La planta de Narcea echa el cierre y la de Aboño se reconvertirá

La jornada de hoy marca un hito en la decarbonización. Siete de las quince centrales térmicas que aún queman mineral en España dejarán de estar operativas. En Asturias, las calderas de carbón se apagan definitivamente en los grupos termoeléctricos II y III de Narcea, los únicos que estaban en funcionamiento en la central de Naturgy y que serán desmantelados, y el I de Aboño, que EDP quiere reconvertir para la quema exclusiva de gas natural y gases siderúrgicos.

La directiva europea sobre emisiones industriales (DEI) de 2010 fijó unos exigentes valores límite de emisiones para los contaminantes dióxido de azufre (SO2), óxidos de nitrógeno (NOx) y de partículas que obligaban a todas las centrales térmicas de carbón de España a abordar costosas inversiones medioambientales si querían seguir operando. No obstante, la directiva ofrecía la posibilidad de que los Estados miembros aplicaran durante el periodo comprendido entre el 1 de enero de 2016 y el 30 de junio de 2020 un Plan Nacional Transitorio (PNT) que permitiera a esas centrales seguir operando si respetaban unos techos anuales de emisiones decrecientes (las conocidas como "burbujas"). España lo hizo y todas las térmicas se acogieron al PNT. Ello suponía que si las compañías invertían en mejoras en las centrales podrían seguir funcionando más allá del 30 de junio de 2020 y si no lo hacían tendrían que dejar de estar operativas en esa fecha.

Empresas como EDP apostaron decididamente, hace ya un lustro, por prolongar la vida de sus grupos de carbón más modernos en Asturias. La compañía lusa invirtió más de 100 millones de euros en sistemas de desnitrificación en Aboño II y Soto de Ribera III. Otras compañías fueron dilatando la decisión y se encontraron con que, fruto de las reformas llevadas a cabo por las instituciones comunitarias, el precio del dióxido de carbono (CO2) en el mercado europeo de emisiones se disparó, lo que restó competitividad a las centrales de carbón. Además, el principal rival del carbón para cubrir el hueco que dejan las renovables en el mix energético, que es el gas, registró en los últimos años un descenso del precio y a ello se añadió que el Gobierno suprimió el tributo denominado "céntimo verde" para el gas natural y lo mantuvo para la generación con carbón. Y sumado a todo ello, los insistentes mensajes de la ministra Teresa Ribera apuntando que el carbón "no tiene futuro". En ese contexto, empresas como Naturgy y Endesa incluso anularon inversiones en instalaciones de carbón que ya habían anunciado.

El horizonte final del Plan Nacional Transitorio ha llegado y hoy dejarán de estar operativas siete centrales en las que no se acometieron mejoras ambientales. Son las de Narcea (Asturias), Meirama (La Coruña), y La Robla (León), que son propiedad de Naturgy; Andorra (Teruel) y Compostilla (León), de Endesa; Puente Nuevo (Córdoba), de Viesgo, y Velilla (Palencia) de Iberdrola.

En el caso de la central asturiana de Narcea, ubicada en Soto de la Barca (Tineo), fuentes de Naturgy señalaron ayer que los grupos II y III (el I cerró en 2016) apenas habían generado electricidad en los últimos meses "pero tenían que estar disponibles para las necesidades del sistema eléctrico". Desde hoy ya no lo estarán al igual que otras seis centrales que juntas suman una potencia instalada de 4.630 megavatios y en las que trabajan unos 1.100 empleados entre personal propio y de contratas. Fuentes de Naturgy señalaron que en Narcea "no habrá salidas traumáticas" de personal, pero reconocieron que aún no se han cerrado todas las recolocaciones y bajas incentivadas.

Naturgy está pendiente del último trámite administrativo para la autorización de cierre y desmantelamiento de la planta de Tineo y junto con el Gobierno, los sindicatos y los territorios afectados participa en las mesas de búsqueda de alternativas económicas al cierre de la central. "Tenemos varios proyectos de renovables, pero aún no se han concretado", señalaron fuentes de Naturgy.

El grupo I de Aboño, que no se benefició de las mejoras abordadas por EDP en el grupo II, también deja de quemar carbón. "En las condiciones actuales del mercado no funcionará", señalaron fuentes de la compañía, que destacaron que en este caso sí hay alternativa para esta instalación de generación eléctrica. "Para este grupo ya hemos anunciado un proyecto para la revalorización de gases siderúrgicos", apuntaron fuentes de EDP en referencia al plan conjunto con ArcelorMittal para aprovechar al máximo los gases excedentarios de las plantas siderúrgicas asturianas para generar electricidad.

A los apagones de las calderas de carbón de Narcea y Aboño I se sumará en los próximos meses la central de Lada, propiedad de Iberdrola. La compañía invirtió en mejoras ambientales en la central langreana para que siguiera abierta más allá de 2020 pero en 2017 dio un golpe de timón y dentro de su "política de modernización y compromiso con el medio ambiente" solicitó el cierre y desmantelamiento de la planta, que sólo está pendiente del último trámite administrativo tras contar con el visto bueno del operador del sistema eléctrico (REE) y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). No obstante, Iberdrola ha programado el cierre en los seis meses posteriores al de la central de Velilla (Palencia), que dejará hoy de funcionar.

Con estas clausuras, quedarían en Asturias operativos los grupos de carbón Aboño II y Soto de Ribera III, ambos de EDP, y la pequeña central de La Pereda de Hunosa. Su futuro está en el aire. En mayo, el carbón aportó 242 GWh a la generación en España y supuso sólo el 1,4% del total, su menor marca mensual desde que hay registro según Red Eléctrica de España.

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