Los mexicanos tendrán una de las mayores cotas de poder en los 166 años de Duro

Los nuevos inversores sumarán hasta el 55% del capital, sin parangón desde la etapa fundacional, el periodo de Urquijo y el mandato de Arrojo

José Miguel Bejos, del Grupo Prodi.

José Miguel Bejos, del Grupo Prodi. / Javier Cuartas

Javier Cuartas

La próxima entrada en el capital de Duro Felguera de los grupos mexicanos Prodi y Mota-Engil México (este último, con participación mayoritaria de la portuguesa Mota-Engil) permitirá a esta alianza aglutinar una de las participaciones accionariales de dominio más relevantes en la historia de la compañía, con un peso en el capital que oscilará, de acuerdo con el diseño de la operación, entre el 31% y el 55%. Este rango está sujeto a precisión y ajuste en función de cuántos de los actuales accionistas vayan a acudir a la ampliación en el tramo que tendrán reservado por un importe máximo de 40 de los 90 millones en que se ha determinado el alcance de la operación.

En los 166 años de historia del grupo asturiano –desde su origen como Sociedad Metalúrgica de Langreo y luego como Duro y Cia–, apenas ha habido tres etapas con una concentración tal de poder accionarial en una compañía que, como ocurre ahora mismo, ha transitado largos periodos de su existencia con un capital muy atomizado, una gran dispersión de los accionistas y ausencia de referentes claros en la propiedad.

Una de esas etapas de fuerte concentración del poder fue la fundacional, en 1857, cuando entre Pedro Duro –promotor de la entonces compañía siderúrgica–, su hermano Julián y su primo Vicente Bayo sumaban el 62%. El peso de la dinastía perduró de uno u otro modo hasta la refundación de la sociedad en 1900 como Duro Felguera SA.

La otra gran etapa de hegemonía nítida de un socio por su peso en la propiedad se produjo a partir de 1911, cuando la dinastía Urquijo, que se había incorporado a la compañía en el proceso de reorganización en 1900, asumió un dominio amplio sobre la sociedad. Esta supremacía se prolongó hasta la crisis del Banco Urquijo en 1983 y su integración en el grupo Hispano Americano. A partir de entonces, la estirpe aún prolongó su presencia en el consejo y en la presidencia hasta 1988, y el Hispano siguió manteniendo el liderazgo, pero con posiciones accionariales menguantes.

La orfandad de accionistas de referencia en la que desenvolvió Duro tras la salida del banco y la renuncia del grupo alemán Mettalgesellchaft a asumir el testigo se salvó con la entrada de capital asturiano y alumbró la última etapa de gran concentración de la propiedad merced a la alianza del empresario Gonzalo Álvarez Arrojo, que superó el 24%, y su socio y amigo Ramiro Arias. Ambos mantuvieron un dominio hegemónico (llegaron a poseer el 34%) desde 2005 y hasta la crisis de la empresa en 2018. La ampliación de capital que se realizó entonces para salvar el grupo devolvió a Duro a otro de sus habituales periodos de ausencia de referentes claros en la propiedad. De entonces sólo persiste la ingeniería gijonesa TSK, que controla el 3,12% de Duro.

En uno de los movimientos pendulares habituales en la historia de la empresa, ahora el grupo volverá a pasar, si se materializa la operación, de la máxima dispersión (ningún miembro del consejo representa a la propiedad) a la suma concentración, con un peso de la alianza mexicana que puede llegar al 55%. El acuerdo vinculante para la entrada de los nuevos socios persigue captar liquidez y capital para fortalecer la compañía, generar sinergias y oportunidades de negocio, y cumplir con los compromisos del rescate público de que fue objeto Duro Felguera en 2021. Pero también pretende dotar a la compañía de una propiedad clara y nítida –de la que ahora carece– que respalde al consejo y la gestión.

La ingeniería modera su caída en Bolsa desde el anuncio de la ampliación y cede el 0,84%

El ajuste bajista que sufrieron las acciones de Duro Felguera en Bolsa desde que en la noche del martes se anunciara la ampliación de capital por un importe de 90 millones, y a consecuencia del cual acumularon una depreciación del 10,3% en dos sesiones, se atemperó ayer con un retroceso de sólo el 0,84%, lo que parece apuntar a que el mercado ya ha descontado casi todo el efecto de dilución que va implicar la operación para los inversores actuales del grupo aun cuando se les reservará un tramo de 40 millones con derecho preferente de suscripción. El valor cerró ayer a 0,829 euros por título, el 8,2% superior al precio previsto para la emisión de los nuevos títulos: 0,7661 euros. Con ello, Duro Felguera vale en el mercado algo más de 79,58 millones, lo que supone un recorte de 9,31 millones (10,47%) respecto a su capitalización del martes. Cuanto más se acerque la cotización al precio de la emisión, los actuales accionistas tendrán menos incentivos para suscribir el tramo que les ha sido reservado y eso aumentaría el peso resultante del grupo mexicano.

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