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El PP, dividido y sin pulso

El presidente, Mariano Marín, que agotó su mandato hace dieciocho meses, no reúne a la junta local desde octubre

Por la izquierda, Mercedes Fernández, Mariano Marín y Alberto López-Asenjo, en el último brindis navideño del PP de Gijón. MARCOS LEÓN

El presidente del PP de Gijón, Mariano Marín, advirtió recientemente de las dificultades para que el partido pueda mantener su sede en la calle Álvarez Garaya, ante los insuficientes fondos que le transfiere el grupo municipal popular en el Ayuntamiento. Es el último capítulo hasta ahora de las disputas internas en el seno del PP local, un partido en estado vegetativo, sin actividad en su sede, con un presidente con el mandato vencido hace año y medio, con desbandada de antiguos cargos, desencanto de buena parte de la militancia y con un portavoz municipal impuesto por Madrid como cabeza de lista en las elecciones municipales de mayo de 2019 pese a los recelos de una parte de la formación y que desde entonces ha ido perdiendo buena parte de los apoyos de quienes le dieron la bienvenida. Entre quienes le han dado la espalda, personas que le acompañaron en una candidatura electoral en la que él impuso la mayor parte de los nombres.

La bicefalia en el PP de Gijón está en gran medida en el origen de las penurias por las que atraviesa su actual sede, si bien hay otros jugadores en la partida. Cuando Alberto López-Asenjo, persona de confianza de la exministra Isabel García Tejerina, fue designado como cabeza de lista para las elecciones municipales de mayo de 2019 se desató una tormenta en el partido local por la confección de la lista electoral, con episodios atronadores como el comunicado difundido por el presidente local en el que descalificaba al candidato a la Alcaldía por su falta de raigambre en la ciudad y de trayectoria política en Asturias, entre otras andanadas. Marín había anunciado previamente a la designación de López Asenjo su interés por volver a encabezar una candidatura municipal, que ya había liderado en las elecciones anteriores.

López-Asenjo no gozó de muchos apoyos del partido para su campaña electoral, incluyendo la escasez de interventores en las mesas electorales el día de la votación. Los preparativos tampoco fueron fáciles, con la sede del partido controlada por el sector afín a la entonces presidenta autonómica, Mercedes Fernández, y donde le llegaron a poner trabas para celebrar reuniones por las tardes, cuando sus colaboradores podían acudir después de sus trabajos, alegando que el local tenía previsto cerrar en otro horario.

Una sede de la que se cambió el bombín de la cerradura, entregando llaves sólo a personas de confianza de Mercedes Fernández. En realidad, a los que la quisieron recibir, porque el propio Marín renunció entonces a tener una copia. Entre los que se quedaron sin llave, porque no se la ofrecieron, estuvo el secretario general del partido, Pablo González, hoy diputado regional tras alinearse con Teresa Mallada frente a Fernández.

Aquel cambio de cerradura se justificó argumentando que alguien había entrado con llave al interior de la sede y había intentado acceder a dos despachos cerrados: el del propio Mariano Marín y el que solía ocupar el marido de Mercedes Fernández, Luis Francés, quien aunque no tenía el cargo oficial, estaba al tanto de la tesorería del partido en Gijón.

La sede se le cerró entonces a cal y canto al candidato a la Alcaldía y tras las elecciones ha sido López-Asenjo quien ha apretado las clavijas, sin pasar fondos del grupo municipal primero y, tras la firma de un convenio entre las partes, limitándose a abonar el alquiler de la sede, que no tiene recursos para gastos corrientes ni para contratar a alguien que la abra.

Si las bendiciones de Génova permitieron a López Asenjo un aterrizaje en Gijón con un sector del partido sembrándole la pista de abrojos, el desenvolvimiento posterior del portavoz municipal le ha granjeado el desafecto de muchos de los que entonces le recibieron con los brazos abiertos. Actualmente, su consejero preferente es José Morán, exasesor del grupo municipal del PP durante parte de la etapa en la que al frente del mismo estuvo Pilar Fernández Pardo. Junto a Morán, Asenjo también conserva el respaldo del empresario Juan Carnicero.

En cuanto al otro protagonista de la historia, Mariano Marín, se encuentra hace mucho en tiempo de descuento, tras haber vencido hace 18 meses su mandato como presidente del partido en Gijón. La renovación del cargo depende de que primero se nombre a un líder del PP de Asturias, meses después de que renunciara a la presidencia la ahora senadora Mercedes Fernández. Para proceder a elegir a ese nuevo presidente o presidenta regional habrá que esperar a conocer cómo es el futuro de la portavoz popular en la Junta General del Principado, Teresa Mallada, que tiene pendiente un proceso judicial que puede apartarla de ese puesto.

Para que se convoque un congreso en el PP de Gijón para designar a un nuevo presidente local hace falta que en Asturias haya al menos una gestora. De hacerse ese congreso de Gijón está por ver cómo se solventa ante el enfrentamiento de los dos sectores del partido con mayor respaldo entre la militancia y que se aglutinan en torno al secretario general en la ciudad y diputado autonómico, Pablo González, y al expresidente local y aún vicesecretario de Organización en Asturias, David González Medina. El primero de ellos mantiene desde hace semanas más encuentros con vecinos y colectivos de Gijón que el portavoz municipal del partido, López-Asenjo, con el que colisionó frontalmente desde el primer día, con cruce de cartas incluido respecto a pagos pendientes del grupo municipal en el anterior mandato, cuando lo capitaneaba González.

En cuanto a Medina, está apartado de la vida orgánica y trabaja como asesor del partido para Bruselas, pero mantiene predicamento entre los antiguos afines a Mercedes Fernández, Nuevas Generaciones y otros afiliados. Ninguno de estos dos sectores respalda a Asenjo, cuyas aspiraciones, no obstante, están por encima de la presidencia local, según ha trascendido entre afiliados de diversas sensibilidades, tanto en Gijón como en Asturias.

Por el momento, López-Asenjo es el portavoz municipal del PP de Gijón, desarrollando una oposición que algunos afiliados preferirían que fuese más contundente frente al gobierno local del PSOE e Izquierda Unida. Varios miembros de la lunta local de Gijón están reclamando que se convoque una reunión de este órgano, que en teoría es el que debería de marcar la línea de acción política del grupo municipal, formado por tres concejales (el propio López-Asenjo, Ángeles Fernández Ahúja y Ángela Pumariega). Alguno llegó a plantearlo formalmente en una reunión informal auspiciada hace meses por la expresidenta regional, Mercedes Fernández. "No estamos de acuerdo ni con Mariano ni con Alberto; los afiliados no queremos estar en esta guerra tonta", señala uno de los miembros de la lunta local. Otros, en el reparto de culpas, reprochan a López-Asenjo que le gusta "ir por libre", cuando en el Ayuntamiento está representado unas siglas, mientras que de Marín cuestionan que sea un presidente local "bastante desvinculado del partido".

En este contexto se mantienen apagadas las luces de la actual sede del PP de Gijón, que fue alquilada por el partido en 2011, para rebajar a algo más de la mitad los casi 3.000 euros mensuales que pagaba por sus antiguos locales en un tercer piso de la plaza del Instituto, donde además los vecinos del inmueble habían expresado su malestar por las sucesivas y ruidosas manifestaciones que protestaban contra los populares. Tras unas obras de reforma, la sede de la calle Álvarez Garaya se estrenó en enero de 2012.

Con una afiliación larga en la base de datos, pero corta si se atiende a los que pagan la cuota, la actividad de la sede depende en la práctica de las aportaciones que haga el grupo municipal, con el que la dirección local ha suscrito un convenio que contempla el pago del alquiler (que ha sido rebajado por el propietario del inmueble), pero ningún otro gasto.

La sede del partido está prácticamente inactiva. Era abierta, antes de la crisis del covid-19, sólo algunas horas al día gracias a la labor desinteresada de miembros de Nuevas Generaciones, que evitan marcarse en el conflicto interno, pero que ya han advertido de que esa situación no puede eternizarse y que hace falta volver a contratar a alguna persona que se encargue de esta labor.

Algo para lo que el partido no tiene dinero y el grupo municipal no se lo pasa, destinando los fondos que cada mes le aporta el Ayuntamiento a otro tipo de gastos. En septiembre del año pasado, el PP de Gijón tuvo que prescindir de los servicios de la responsable de la limpieza. Posteriormente, el partido también acabó prescindiendo de los servicios de la empresa especializada en destrucción de documentos, que tenía contratada al efecto. La persona encargada de la intendencia también lo dejó, al quedarse sin sueldo. Se fueron recortando otros gastos, dejando de comprar periódicos y hasta los bidones de agua mineral. Actualmente, "la sede está muerta, sin actividad de ningún tipo" en palabras textuales de un afiliado, corroboradas por varios más de distintas sensibilidades dentro del PP de Gijón.

Mientras tanto, varios miembros de la junta local de Gijón manifiestan que este órgano debe convocarse al menos una vez al mes, como marcan los estatutos. La ultima reunión se celebró en octubre (fue en el Colegio Jovellanos) y no entienden que no la haya vuelto a convocar el presidente local del partido, que es a quien compete, dado que su celebración no requiere ningún gasto e, incluso, si no pudiera abrirse la sede para el encuentro, podría celebrarse en algún centro municipal.

El PP de Gijón engarza una crisis tras otra desde hace lustros. Algunas de esas luchas intestinas se saldaron con la implosión del propio grupo municipal. Otras con su descabezamiento desde instancias más altas. En todas ellas se dejaron plumas y en alguna además bajas de un nutrido grupo de afiliados. Sin embargo, el partido como organización y referente seguía ahí, incluso tras dejar de ser el líder de la derecha en la ciudad por el ascenso de Foro. Ahora está en coma. Está por ver por cuánto tiempo y quién toma las riendas en la ardua tarea de despertarlo.

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