La fiesta del oriciu regresa en Gijón tras seis años con 40 cofradías y 250 participantes, y recuerdo especial para el actor Arturo Fernández

La celebración del séptimo capítulo de la Cofradía del Oriciu nombra cofrades de honor a Tina Gutiérrez y Armando Ramírez: "Estamos muy agradecidos"

Pablo Antuña

Pablo Antuña

Después de seis años los paseantes de Gijón volvieron a hacerse la boca agua. Una comitiva de cerca de 250 personas representó a manjares como los oricios, la fabada, el sabadiego, el bonito, el queso gamonéu, los tortos, las anchoas o el arroz con leche. La celebración del séptimo capítulo de la Cofradía del Oriciu reunió a 40 cofradías y sociedades gastronómicas, en una jornada en la que se nombraron cofrades de honor a la soprano Tina Gutiérrez y a su marido el físico nuclear Armando Ramírez. También se concedió este reconocimiento a título póstumo a Arturo Fernández y se recibió como nuevo cofrade a Juan Carlos López.

En la fiesta estuvieron representantes de cofradías de Asturias, Galicia, Cantabria, País Vasco, La Rioja, Navarra, Francia y Portugal. Entre las cofradías y sociedades participantes estaban la del Vino de cangas, Quesos de Asturias, Colesterol, Quesos de Asturias, Los Nabos, La Pegarata, El Orujo, Centollo, Nécora, Vino Rioja, Atún o el Pimiento. “Estamos muy alegres de volver a celebrar este encuentro, porque lo que nos define a las cofradías es este espíritu propio que tenemos de unión, de que no hay discusiones, y que disfrutamos en torno a la gastronomía”, reconoció Alejandro Suárez, secretario de la Cofradía del Oriciu.

Hubo gaitas, al compás de los acordes de “Xuanín de Mieres” para la llegada al Antiguo Instituto, donde se celebró el acto principal del encuentro, tras un recibimiento en la plaza Mayor de Gijón y un desfile posterior por las calles de la ciudad. Sonó el “Gijón del alma” en la voz de Tina Gutiérrez, encantada con la distinción: “Estamos muy agradecidos, lo que hacéis es admirable”. Una idea que apoyó el cubano Armando Ramírez, el otro cofrade de honor: “Soy admirador de España, de su cultura y su gastronomía, considero muy importante este reconocimiento”.

La Cofradía del Oriciu, que surgió en 2010, celebró sus cuatro primeros capítulos de forma anual, entre 2011 y 2014, ahí decidieron plantear los siguientes bianuales, que llegaorn en 2016 y 2018. Pero el séptimo, que ahora se celebra, estaba previsto justo para el fin de semana en el que la pandemia apareció en 2020. Ahora por fin han recuperado esta actividad, con una gran acogida.

El encuentro sirvió además para reivindicar el oriciu, cuya veda se ha levantado en Asturias recientemente. “Cerrar totalmente no nos parecía no nos parecía lo correcto y abrir del todo tampoco. Lo que hicieron ahora tendría que haberse aplicado hace 4-5 años, lo de las prospecciones, de permitir que se cojan de determinados pedreros, para luego esos pequeños pedreros ver cómo iban evolucionando”, reflexionó Alejandro Suárez, que profundizó en el futuro del equinodermo: “De un árbol si no le coges la fruta acaba pudriendo, así que si dejamos un pedreru que no salga nada, no habría renovación de oricios. Por eso ha sido un acierto esta medida, aunque no es mucho al permitir solo unos 2.000 kilos, sí que es un comienzo”.

La jornada, que concluyó con una comida de hermandad, tuvo también un momento emotivo, cuando los componentes de La cofradía del Desarme se acercaron a homenajear a Ataulfo Ataúlfo Blanco, que este domingo se despedirá de su sidrería, un espacio en el que además han estado siempre muy presentes los oricios.

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