La rotunda postura de Gijón sobre el vial de Jove: no cambiará hasta cerrar un proyecto con el Ministerio

El gobierno local exigirá una solución definitiva, con el semitúnel de Jove como opción prioritaria, como condición para debatir la opción de Aboño

Camiones circulando por Príncipe de Asturias.

Camiones circulando por Príncipe de Asturias. / Marcos León

La sugerencia del Principado de reactivar los viejos planes del vial de Aboño y el desdoblamiento completo de la GJ-10 hasta El Empalme de Carreño deja en el aire un reguero de incógnitas. La principal urgencia es la cita de Gijón al Norte de este lunes, donde el secretario de Estado de Transportes, José Antonio Santano, tendrá que tratar el polémico fiasco del vial de Jove ante las ya anunciadas intenciones de gobierno local y Principado de pedir explicaciones y, sobre todo, de confirmar que se abandona la idea de un vial por Jove al Puerto en superficie. Fuentes del gobierno local adelantan que la postura de la alcaldesa Carmen Moriyón será la de rechazar cualquier idea de "solución provisional", al menos, hasta que no haya un proyecto definitivo y el compromiso firme del Ministerio de Transportes de ejecutarlo. Temen en el Ayuntamiento que, de aceptar planes alternativos, el túnel de Jove, que era la solución consensuada con la ciudadanía, acabe de quedarse en un cajón.

Por ahora, la sugerencia del Principado de desempolvar el plan de Aboño como solución "urgente" arroja más dudas que certezas. Ambos proyectos –el propio vial de Aboño y el desdoblamiento entero hasta El Empalme para conectarlo en condiciones–, tras más de una década guardados en un cajón, precisan de una revisión a fondo. El vial tiene caducado su plan de impacto ambiental y, al menos actualmente, su financiación es incierta, porque la Autoridad Portuaria se había comprometido a financiar esta obra en 2005, en un contexto socioeconómico diferente y antes de abordar su ambiciosa ampliación. Del desdoblamiento de la GJ-10, en detalle, solo se diseñó en el tramo de Lloreda-Veriña al confirmarse ya entonces que el Puerto abandonaba hasta nuevo aviso la construcción del vial y, por lo tanto, desde el Ministerio no habían visto hasta ahora urgencia alguna en tramitar la obra completa.

Lo que existe sí existe sobre papel son los planteamientos: del vial de Aboño, por ejemplo, se sabe que tendría tres viaductos, y del desdoblamiento se conocen detalles como que incorporaría un plan de pantallas acústicas para reducir el impacto del tráfico. Pero todos los trámites administrativos y los permisos de las autoridades competentes tendrían que reiniciarse. También los cálculos. En su día, la actuación completa superaba los 100 millones –78 el desdoblamiento y 30 el vial de Aboño–, pero en 2015 se licitó el tramo entre Lloreda y Veriña por 56,3 millones y, ahora, se está terminando de revisar el mismo proyecto tras resolverse el contrato inicial en 2020, con apenas un 4 por ciento de la obra ejecutada, por la aparición de elementos en el terreno que no se habían previsto en el documento técnico. Eso da a entender que la inversión real será necesariamente mayor solo para acometer este primer tramo.

La reforma completa de la GJ-10 se aprobó provisionalmente en noviembre de 2011 y se avaló después, en julio de 2014, centrarse en el detalle constructivo del tramo entre el enlace de Lloreda y el semienlace la Veriña. Hasta ese momento, había una visión más global: la idea era que El Musel tuviese dos accesos, por Jove y por Aboño, y con una GJ-10 desdoblada para "proporcionar todas las conexiones entre la ronda Sur de Gijón, el Empalme y el acceso oeste al Puerto del Musel por el vial de Aboño". Cada acceso tenía razón de ser. En el caso del vial de Jove, se pretendía eliminar la "autopista urbana" de Príncipe de Asturias. En el caso del vial de Aboño, "cubrir las necesidades surgidas a raíz de la ampliación del Puerto". El desdoblamiento era la solución lógica para que ambos viales se conectasen con el resto de las redes viarias y con la Zalia.

Ahora, recuperar estos proyectos para, a juicio del Principado, agilizar una solución rescata, también, viejas polémicas. Nunca quiso Carreño un vial de Aboño ampliado de la misma manera que Jove nunca quiso una autovía por su valle. Los vecinos de Gijón tumbaron aquella idea del vial en superficie con la solución del semitúnel que hoy se cuestiona y en Carreño no fue necesario seguir peleando porque, aunque sus alegaciones no parecían estar llegando a buen puerto –el vial de Aboño logró su impacto de declaración ambiental y llegó a la fase de redacción de proyecto–, la obra se fue postergando y llevaba años sin debatirse. El plan global de accesos fue decayendo en una reacción en cadena: sin un nuevo vial de Aboño no urgía desdoblar hasta El Empalme y sin un vial en Jove no se podía acometer el prometido bulevar en Príncipe de Asturias, que fue desde siempre el gran proyecto que asumía el Ayuntamiento.

Los camiones, entonces, siguieron y siguen cruzando cruzando Cuatro Caminos, y el único proyecto que parecía tangible era el semitúnel de Jove, pese a su periplo particular. Tras las manifestaciones vecinales de los años 90 que tumbaron la idea de una autovía en superficie y varios contratiempos burocráticos, en estos últimos años lo que faltaba era el dinero, que se puso sobre la mesa a las puertas de la pasada campaña electoral. El resto de la historia es sabida: las empresas que concurrieron a la licitación, de 286 millones, alertaron de posibles problemas técnicos que exigiría un modificado y un informe consideró después que la obra podría poner en peligro a un centenar de viviendas. Transportes lo comunicó el pasado 20 de marzo y propuso, para sorpresa de la ciudad, una solución en superficie. El Principado, aunque alineado con el Ayuntamiento en el rechazo a esta idea, sugiere recuperar la alternativa de Aboño, que defiende también con ahínco el PSOE gijonés. Pero el Ayuntamiento quiere un proyecto firme.

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