La grave advertencia de los paseantes y habituales de la plazuela San Miguel de GIjón: "Es por seguridad"

Los usuarios del céntrico espacio reivindican una mayor "vigilancia" municipal del arbolado tras la caída de otro ejemplar

La reciente caída de un árbol en uno de los jardines de la plazuela San Miguel ha puesto sobre aviso a los vecinos de la zona y a los habituales usuarios del espacio, que abogan por un mayor control de los ejemplares para preservar la seguridad de los paseantes en un entorno muy transitado y evitar así posibles desgracias. Fue un "prunus", un ciruelo de jardín, el que se vino abajo hace unos días. Es el segundo que cae en un año, si bien está previsto reponerlos, confirman desde la concejalía de Medio Ambiente.

El matrimonio formado por Roberto González y María Teresa Fernández apuesta por más atención municipal para prevenir episodios similares. "En la plazuela hay árboles muy antiguos y con más razón hay que vigilarlos y tenerlos controlados", asegura González. "Esto es como las personas. Cuantos más años vas cumpliendo peor te defiendes", bromea Roberto González, para el que la plaza necesita un lavado de cara a nivel de jardinería. "El prado está bastante estropeado, con zonas muy peladas", lamenta. María Teresa Fernández se suma a esta reivindicación para mantener en condiciones "un emblema de la ciudad".

Senén Amores, por su parte, pasa a diario por la plazuela San Miguel. No hay quien le quite un rato de descanso en uno de los bancos. Desde allí echa un vistazo a la plaza y detecta un claro área de mejora: las baldosas. "Están regular. Hay gente que tropieza, sobre todo personas mayores", señala Amores, para el que este asunto es el más "urgente" a solventar. Sobre el derrumbe del mencionado árbol, Senén Amores subraya que "podría pasar lo mismo" en otros, por lo que pide tener ojo avizor con los demás ejemplares de la plaza. Manuel Gutiérrez y su hijo Alfonso son paseantes frecuentes. Reconoce este último que el arbolado del entorno es "icónico" y que existe un "riesgo" que hay que "asumir" en cuanto al estado de los ejemplares para que la plazuela mantenga su esencia.

"Todo lo que sea por seguridad lo veo perfecto", afirma Rosa García sobre la posibilidad de aumentar el control de los árboles que pueblan la plazuela San Miguel, un lugar con más de siglo y medio de historia y que se creó cuando se trazó el ensanche de la ciudad sobre el arenal de San Lorenzo en 1867. De hecho, tiene protección en el Catálogo Urbanístico y conserva en buena medida su diseño original. Pese a la espectacularidad de la caída del ciruelo de jardín, cree Rosa García que la plaza tiene un margen de mejora en la iluminación. "Está oscurísima por la noche", declara. Su amiga, Mari Paz Menéndez, apunta al césped y, también, a las baldosas. "Alguna anda suelta y por aquí pasa muchísima gente mayor. Si tropiezas, te puedes dar un tortazo gordo", proclama Menéndez, que, aun así, no considera que la reforma del espacio deba ser de gran entidad. "Los bancos son cómodos y se está agradable", comenta. Menéndez, residente en la zona del Muro de San Lorenzo, compara la situación del arbolado de la plazuela con el que ve día a día en las proximidades de la playa. "Están la mayoría desastrosos y torcidos, algunos se sujetan con madera", explica la vecina.

El pasado septiembre, la lluvia y el viento se dejaron notar en la plazuela, donde una rama de un árbol de grandes dimensiones se partió y cayó en medio de la carretera, circunstancia que obligó a intervenir a la Policía Local para regular el tráfico. Ahora, la caída de un ciruelo de jardín trae sobre la mesa la necesidad de una mayor vigilancia sobre los ejemplares. Eso reivindican los usuarios de la plaza, para los que este incidente puede suponer la "excusa" para revisar el estado de un enclave histórico de Gijón.

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