Un director y profesor que "deja huella" en el Instituto Jovellanos: "Me sigue apasionando la enseñanza"

Juan Carlos Ayllón se jubila a final de curso tras más de dos décadas en el centro

Juan Carlos Ayllón, ayer, en el IES Jovellanos.

Juan Carlos Ayllón, ayer, en el IES Jovellanos. / David Cabo

Si a muchos futbolistas les vence el contrato el 30 de junio, a Juan Carlos Ayllón Gómez el último día laboral le pilla dos fechas antes. El director del Real Instituto Jovellanos se jubila. Aunque si por él fuera, aún tendría cuerda para rato. "Es un paso que hay que dar y que lo tomo con tranquilidad, será una transición serena", señala Ayllón, que puntualiza que "no me voy porque no me guste esto". "Me sigue apasionando la enseñanza", confiesa el gijonés, nacido en 1963 y que dejará atrás 35 años de servicio educativo.

"Democratizar el sistema es llevar la educación a toda la sociedad", asevera Juan Carlos Ayllón, que empezó su andadura en las aulas en 1990 como profesor de Matemáticas, función que sigue desempeñando a día de hoy. En Gijón dio clase en el IES Doña Jimena antes de llegar en 2003 al IES Jovellanos, a la postre convertido en su segundo hogar. En 2005 asumió la jefatura de estudios y en el curso 2019-2020, la dirección. Cuando se le menciona ese hecho, a Juan Carlos Ayllón le sale una expresión: "El año de la pandemia". Ayllón admite que fue "terrible". En su despacho aún se mantienen botes de gel hidroalcohólico o rollos de papel. "Son vestigios de aquel momento", apunta el director. Fue un shock para todos. "De repente esto cerró, pero había que continuar. ¿Y qué era teletrabajar? El profesorado nos formamos y la comunidad estuvimos a la altura de las circunstancias", sostiene.

Subraya Juan Carlos Ayllón que "a veces es complicado compatibilizar las clases con la labor directiva". No obstante, para él, estos ratos de enseñanza son "una liberación". "Si eres directivo y no das clase, pierdes contacto con la realidad", declara Ayllón. Eso es lo que echará de menos, el vínculo con el alumnado. "Transmiten juventud, jovialidad y el estar siempre al día", resalta Juan Carlos Ayllón, que ha vivido numerosas leyes educativas. Para él, lo sustancial está en la persona y no en un papel. "Nos hemos adaptado a todas, pero lo más importante de la enseñanza es la vocación, que tus alumnos tengan cosas que aprender contigo", proclama el director del IES Jovellanos, que incide en que los docentes también extraen lecciones de los estudiantes, una relación que "enriquece".

"Es muy trabajador y se entrega al instituto", afirma la jefa de estudios, Idoya Martínez

Cuando aterrizó en el instituto ubicado en la avenida Constitución, enseguida se percató Juan Carlos Ayllón de que no se había equivocado. "Había gente buenísima, con grandes conocimientos en cualquier disciplina y unos compañeros excepcionales", sentencia Ayllón, que califica el centro como "una academia de sabiduría". Lo de que es su segunda casa no es un farol. "Aquí he echado muchas tardes, incluso las del fin de semana", prosigue. Durante la pandemia, se cablearon las aulas para colocar cámaras y ahí estaba Juan Carlos Ayllón, mano a mano con los operarios.

La tiza ha sido la fiel acompañante de Ayllón en una etapa que está cerca de concluir. En ella, el director ha sido testigo de la evolución de los medios del instituto, del paso desde la propia tiza y la pizarra hasta el uso de las herramientas digitales. "Fue un cambio radical", asegura Ayllón, residente en el barrio del Llano pese a que sus orígenes están en tierras castellanas, en Soria. Su familia es de allí, aunque nació en Gijón después de que esta se trasladara a la ciudad.

Por la izquierda, Víctor Manuel Rosique, Idoya Martínez, Juan Carlos Ayllón, Luisma Carbajal y Arancha Oblanca, ayer, en el IES Jovellanos.

Por la izquierda, Víctor Manuel Rosique, Idoya Martínez, Juan Carlos Ayllón, Luisma Carbajal y Arancha Oblanca, ayer, en el IES Jovellanos. / Lne

Con el mayor tiempo libre que le concederá la jubilación, Juan Carlos Ayllón tratará de impulsar varios proyectos personales. Uno de ellos es escribir. "He admirado siempre a quienes saben hacerlo y quiero seguir los pasos de mi padre, que se cultivó a sí mismo y publicó un libro autobiográfico. Yo no me he formado lo suficiente", cuenta Ayllón, que también desea aprender inglés. "Envidio sanamente a los que lo hablan", dice el director del IES Jovellanos, para el que este aprendizaje sería un "reto". No descarta realizar estancias en países anglosajones para cumplir su cometido y poder relacionarse "con otras culturas". Eso sí, encajando cada idea con los planes familiares.

"Es un hombre muy trabajador y entregado al centro, conciliador y que se ha molestado mucho para que todos estemos a gusto", remarca Idoya Martínez, jefa de estudios del IES Jovellanos, que tilda de "excepcional" su labor para mantener "el orden y la disciplina" en el centro, sin descuidar la faceta "lúdica" con excursiones y viajes. En una línea similar se expresa, Arancha Oblanca, coordinadora de actividades extraescolares. "Siempre escucha y está dispuesto a ayudar", resalta Oblanca, que reivindica su relación con los estudiantes. "Tira por ellos y sobre todo por los que tienen más dificultades", relata Arancha Oblanca, que no duda. "Juan Carlos deja una huella aquí", ensalza.

Este viernes se celebrará una comida a modo de homenaje, tanto para Juan Carlos Ayllón como para integrantes del instituto que se jubilan este curso. Acudirán profesores que trabajaron con Ayllón, antiguos docentes del centro y, por supuesto, parte del actual claustro. El IES Jovellanos arropará a su director, que dará un paso al costado tras décadas al otro lado de la mesa. Porque el tiempo transcurre, pero sus ganas de enseñar no entienden de carnés de identidad.

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