El cambio del sinhogarismo en Gijón: más mujeres y más personas con estudios

El repunte de atenciones a usuarios sin vivienda desvela el auge de afectados de menos de 44 años y de procedencia extranjera

Enseres de personas sin hogar, a inicios de este mes, bajo el viaducto de Carlos Marx.

Enseres de personas sin hogar, a inicios de este mes, bajo el viaducto de Carlos Marx. / Marcos León

Más mujeres, más personas con estudios básicos o secundarios y más afectados de origen extranjero. El drama del sinhogarismo, que en Gijón está en plena fase de cambios para dar con un modelo que se adapte a las nuevas necesidades, empieza a reflejar ese cambio de paradigma en las estadísticas. Tras publicarse ayer la memoria completa de la Fundación de Servicios Sociales respecto a su actividad de 2023 –tras el adelanto presentado el miércoles por la concejalía– desvela incrementos porcentuales significativos en grupos hasta ahora menos afectados como las mujeres, los jóvenes y las personas con estudios secundarios y superiores. De acuerdo a los datos del año pasado, de hecho, de los afectados por el sinhogarismo más de un 12 por ciento cuentan con estudios universitarios, y en el Albergue Covadonga ya casi un tercio de los atendidos tienen entre 30 y 44 años.

Antes del covid el perfil de las personas sin hogar en Gijón era mayoritariamente masculino

El repunte de las atenciones vinculadas al sinhogarismo, según han explicado ya las entidades, puede explicarse, por un lado, por la ampliación de la Red de Inclusión Activa (Redia), con cada vez más colaboradores, pero, también, por un ya innegable cambio de paradigma que empezó a constatarse en pandemia y que surge como consecuencia de la crisis de vivienda, la pérdida de poder adquisitivo y la crisis social. El año pasado, por eso, se incluyeron en el registro de afectados a 1.023 personas, lo que supone un repunte del 24 por ciento respecto al año anterior. Y ahora, con la memoria de la Fundación ya completa y accesible y comparando con la memoria de 2019, la última antes de la pandemia, se reflejan cambios que ya apuntan a una nueva tendencia. Antes del covid-19, por ejemplo, el perfil del sinhogarismo era muy mayoritariamente masculino, con un 74 por ciento de afectados hombres que, hoy, baja al 66 por ciento. El perfil extranjero, antes, era del 42 por ciento, y hoy sube al 54. Los afectados con estudios secundarios, que suponían antes un 30 por ciento del total, son ahora el 38, y el de universitarios se incrementa en dos puntos porcentuales hasta el 12,4 por ciento. La realidad, además, sigue siendo compleja de retratar: de más del 40 por ciento de los afectados no se pudo concretar un empadronamiento, ya sea porque no lo tienen o porque no lo pudieron comunicar. Sí se sabe que al menos un 34 están empadronados en Gijón, que el 77 es original de fuera de Asturias y que un tercio son españoles de nacimiento.

En cuanto a sus circunstancias vitales, más de la mitad, un 58 por ciento, están solteros y cerca del 23 por ciento sí reside en una vivienda. Cerca de un 25 por ciento, sin embargo, vive en la calle, y el dato se queda a medias porque del 43 por ciento de los afectados no se logró una aclaración sobre este punto. La inmensa mayoría, más del 71 por ciento, no percibe ingresos ni ayudas.

El resto de la radiografía del sinhogarismo se puede apreciar a través de la actividad que realizan las diversas entidades. Los atendidos por "Proyecto Eslabón" –el plan de Mar de Niebla con personas en situación de calle– desvela que, de las 346 personas atendidas el año pasado –y de ellas 182 fueron nuevos participantes–, la mitad, 166 personas, vive directamente a la intemperie. Otras 38 (11 por ciento) viven en alojamientos temporales, y el resto se refugian en viviendas no aptas. La memoria desgrana que el 20 por ciento (69 personas) residen en viviendas inseguras y el 21 por ciento (73) en viviendas insalubres o con hacinamientos. Es con este proyecto donde ser desvela también el problema de salud latente. Se señala que el 50 por ciento de estos atendidos tienen un diagnóstico de salud mental y que, de ellos, el 74 por ciento no están a tratamiento o no lo cumplen. Respecto al aumento de jóvenes, se refleja en la memoria del centro nocturno de baja exigencia del Albergue: el 41 por ciento tiene entre 26 y 45 años.

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