Menús nómadas en las furgos que dan de comer al verano asturiano

La moda de las "food trucks" ha llenado los festivales, como Metrópoli, de negocios ambulantes con cocineros que disfrutan de servir a los clientes en un ambiente diferente

Francisca Balbontín / Aitana Pinilla

La fama de los asturianos como buenos comedores, para los responsables de alimentar estos días a los cientos de asistentes al Festival Metrópoli de Gijón, está ya más que probada. Son más de 22 los puestos de "food trucks" instalados estos días en el recinto ferial gijonés, un servicio ya habitual de la cita musical, y sus responsables, venidos de dentro y fuera de la región, apuestan por estilos gastronómicos variados. Pero todos tienen en común una cosa: la confianza en una clientela, la asturiana, que nunca que se deja nada el plato. "Suena un poco a peloteo pero Asturias es fantástico, tiene una cultura ‘food truck’ muy avanzada", asegura Gonzalo Bustos, dueño de Carnes Jugosa –un negocio original de Castellón y que importa carne gallega– y que ha vuelto este año por segunda vez al festival.

Sonia Liliana, también emprendedora, relata que su "food truck" de pizzas artesanas le ha cambiado la vida. Comenzó la venta ambulante en mercados medievales, pero pronto se dio cuenta de que no era la mejor opción. "Tenemos mejores condiciones, más limpieza y más comodidad", relata Liliana, que ya lleva diez años con su negocio, Pizzería La Viajera. Ambos coinciden en que el volumen de ventas es muy elevado y en que sí sale "rentable" tener tu propio vehículo.

Esta cultura gastronómica está tan instaurada que viene de todas las partes del mundo. Así lo cuenta Diego Urquiza, empleado del restaurante Chibiski, que ha traído un pedacito de México a Gijón. "Este verano solo haremos Asturias, pero es muy divertido. Es entretenido, porque estás en un ambiente diferente". Se trata, dice, de un "espacio familiar" en el que todas las caravanas compiten, no solo por ser la más visitada, sino también por dar el mejor servicio.

En el Metrópoli se ofrece una variedad gastronómica amplia: desde pizzas y hamburguesas hasta un buen bocata de jamón. Cada "food truck" tiene su manera de conseguir su mercancía –hay negocios que compran a proveedores locales–, pero la más utilizada suele ser la propio vehículo. De hecho, Kevin Chebaux, de Hamburguesería Güelito’s, trae consigo tanta carne que necesita su otra furgoneta para poder almacenar todo su género. Chebaux, gijonés, se adentró en el sector de las "food trucks" el año pasado, con un vehículo alquilado en el Boombastic, y vio una oportunidad clara de negocio. Ahora, en su primer año en el Metrópoli, tiene ya su propia furgoneta, comprada en un desguace, y ahora totalmente renovada. "Lo hice a mi gusto", se felicita.

Los responsables de estos puestos, por último, destacan las "facilidades" organizativas del Metrópoli y lamenta, solo, la falta de seguridad legislativa. "Sigue siendo difícil conseguir permisos para aparcar y vender en cualquier sitio, pero en los festivales no hay problema", comenta Liliana.

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