Gijón se da una tregua al sol: "Ya tocaba un poco de calorín"

Tras una semana lluviosa, gijoneses y turistas disfrutan de una jornada en la que se notó afluencia en las playas y terrazas

Pablo Palomo

Pablo Palomo

Muchos días después, cuando los gijoneses levantaron ayer la persiana pudieron ver por fin el sol. Así, como si se tratara de una novela de Gabriel García Márquez, podría arrancar la crónica de uno de los primeros días más o menos calurosos de este verano atípico. Y además, literalmente, porque de un tiempo a esta parte tener un día soleado parecía casi una cuestión propia de realismo mágico. Las buenas temperaturas dominicales permitieron a los vecinos de la ciudad y a los turistas por fin cambiar el abrigo y el paraguas por la toalla y el bañador. Las playas de la ciudad, al menos hasta la siete de la tarde, que el cielo se volvió a encapotar, presentaron un buen aspecto. Lo mismo que las terrazas, al menos las del centro, que, salvo por algunas pocas calvas, registraron buena afluencia. "Ya tocaba un poco de calorín", afirmaron muchos.

Jugaban a voleibol con un grupo de personas con diversidad funcional las jóvenes Ane Murgia, Eneritz Escudero y Olaia Murgia ayer en la playa de Poniente. Ane Murgia iba con camiseta de manga corta y Olaia, más valiente, apostó por el bikini. Era el día propicio porque ellas tres llevan toda la semana en Gijón. Y aunque vienen de Bilbao se han quedado sorprendidas de la cantidad de lluvia que han tenido que aguantar estos días por latitudes asturianas. "Ya tocaba un poco de sol, que llevamos una semana que tela", afirmaron las tres chicas. Ellas pisaron ayer por vez primera desde su llegada a Gijón una playa de la ciudad. "La verdad que nos ha rentado mucho", comentaron sobre esa visita a Poniente.

Las heladerías también hicieron ayer un poco el agosto. Muchas registraron colas. El postre fue una buena herramienta para pasar el trago caluroso. Watson Hernández y Mileidy Martínez cogieron un par de conos y otro de sabores exóticos lo estaba degustando su hijo, Wilbert. Ellos viven afincados en Gijón desde hace tiempo así que ya están, en cierta manera, acostumbrados a que eso del verano asturiano va por días. "Nos está saliendo un poco nuboso, pero días así hay que aprovecharlos. Nada más que vimos que hacía un poco de sol cogimos las cosas y tiramos para la playa", comentaron los padres. "Con el tiempo que ha estado haciendo casi que lo mejor que se puede hacer es quedarse en casa viendo la Eurocopa", apostilló el pequeño, acérrimo del conjunto de Luis de la Fuente.

Las terrazas también presentaron un aspecto respetable. En una muy conocida de Fomento los refrescos, las cervezas y las bebidas espirituosas no paraban de salir posadas en las bandejas de los camareros. Alberto García e Irma García aprovecharon para hacer un alto a su visita a Gijón en este negocio hostelero al pie de la playa de Poniente. Ellos vienen de Mieres, pero se acercaron a la ciudad para dar un paseo por Begoña y también para hacer su tradicional visita a la Semana Negra. Contaron que, una vez acabadas sus viandas, iban a tomar de nuevo el tren para regresar a su hogar. "Hoy –por ayer– hizo algo de mejor día, pero sigue estando frío. No parece verano", aseguraron.

Detrás de ellos, en esa misma terraza de Poniente, estaban Papa Mbaye y Zakaria Grandi, dos jóvenes que tomaban sus refrescos sin camiseta. Venían de la playa y para ellos, como la canción de "Los Planetas", había sido un buen día. "Ha hecho muy bueno", dijeron los dos para rematar una jornada en la que por fin hizo algo de sol. Aunque las tablas meteorológicas dictaban que la máxima de ayer estuvo en los 20 grados, algunos termómetros de la ciudad se fueron hasta los 23. Una temperatura que sirvió de tregua soleada para Gijón, tras una semana marcadas por las lluvias.

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