De "las más movidas y que más giran" a "las de toda la vida", así son las atracciones de la Semana Negra de Gijón

La Semana Negra congrega en las atracciones a decenas de personas que ven la cita como "una tradición familiar"

Rocío Canas

Sira Delgado justo se acaba de bajar de la noria y parece que ya tiene ganas de volver a empezar a girar para observar Gijón desde el aire. Ella, como tantos otros habituales de las atracciones lo tiene claro. "La Semana Negra es ya una tradición en mi familia, porque desde que soy pequeña siempre vengo con mis padres. Además, es una muy buena experiencia porque no hay norias tan grandes alrededor de la costa", comparte esta gijonesa sobre esta atracción que supone uno de los mayores iconos de la cita literaria gijonesa.  

Como Sira Delgado, son cientos las personas que aprovechan la Semana Negra para disfrutar con la amplia propuesta de atracciones instaladas en los terrenos de los antiguos astilleros de Naval Gijón, desde los tradicionales "Saltamontes" y "Tren de la bruja" hasta el "Extazy" y el "Adrenaline". Algunos buscan opciones más tranquilas, pero son los más los que apuestan por "las más movidas". 

Las atracciones suponen un claro reclamo tanto para los gijoneses como para los visitantes. Este es el caso de Maximina Fonbona, que vuelve un año tras otro a Gijón desde Sotrondio para aprovechar la propuesta ocio en familia. En su caso, las atracciones que más disfruta son "las fuertes y en las que desprendes mucha adrenalina". ¿Ejemplos? El "Extazy" y el "Adrenaline" son perfectas para los más atrevidos y para aquellos sin miedo a las alturas. Esas mismas sensaciones las comparten Tania Ventura y Diego Arroyo García. "Las más movidas, que giran y se balancean son las que más disfrutamos", confiesan, emocionados y entusiasmados, tras bajar del mítico "Saltamontes". 

Sara Terrones y Ariadna Rubia, mientras van de paseo por los antiguos astilleros, recuerdan que el "Ratón Vacilón" es una atracción "de toda la vida" y la que más les llama la atención. Para ellas es la opción con la que cada año disfrutan como niñas pequeñas, y precisamente como niñas pequeñas porque siempre han acudido con sus padres a la misma. Porque la Semana Negra es un punto de encuentro, de recuerdos familiares y un lugar al que volver siempre que se pueda. Por ejemplo, Pablo Blanco, tras años fuera de Asturias, acude siempre junto a su mujer y su hija, Sofía, para que ahora ella disfrute tanto como él cuando era niño. "He venido desde pequeño con mis padres a estas atracciones, ya luego un poquito más grande disfrutándolo de otra manera, siendo adolescente, y ahora como padre es otra experiencia completamente diferente", confiesa. 

Los feriantes, no obstante, ven que el nivel de afluencia en las atracciones “está bajando este año”, como lamenta Alexis Sánchez, que lleva muchos años en el sector. Aunque todavía es pronto y quedan muchos días por delante, los gestores de las atracciones tienen claro que si la meteorología acompaña como los últimos dos días habrá más público. Porque siempre "presta", como reconoce Sofía García, volver a lo tradicional como el "Tren de la Bruja" o los cochecitos. Porque la oferta es amplia. Igual que la diversión. Aunque sea con más o menos adrenalina. 

Carlos Quílez: "Todos estamos capacitados para cometer la peor de las tropelías"

El periodista y escritor cierra con "Condenados relatos. Más Mala vida" su trilogía de historias de delincuentes: "Es subjetivo, pero totalmente honrado"

Por Pablo Antuña

Carlos Quílez, periodista y escritor, ha cerrado su trilogía de ficción sobre historias criminales reales con "Condenados relatos. Más Mala vida". "Es mi libro más periodístico", explicó sobre este trabajo, que presentó en la Semana Negra, y completa las anteriores publicaciones de "Atracadores" y "Mala vida". "Es totalmente subjetivo, pero es especialmente honrado, y no es tendencioso, porque dar voz a los delincuentes no significa necesariamente justificar sus actos", comentó.

Su decimocuarto libro, tras escribir diez novelas y otros tres volúmenes de relatos breves, reúne 18 historias, con la peculiaridad de que se alternan las que narra el propio autor y las que cuentan delincuentes condenados por sucesos con gran repercusión y que explican sus puntos de vista sobre la vida, la libertad, la delincuencia y la cárcel.

El autor señaló que buscó "una perspectiva nítida y sincera que tengo de la realidad" a la hora de construir esta obra, en la que "no busca justificar lo injustificable cuando hablo del delincuente, pero es no nos tiene que dejar de intentar comprender las situaciones".

Entre los relatos están el de Sandro Rosell, expresidente del Barcelona, "que estuvo dos años en la cárcel por un delito que no cometió"; o el de Mercedes, la esposa de un atracador: "Es el daño colateral. Nunca se enriqueció, pero tiene una historia detrás y nos sirve para mostrar lo que hay alrededor del delincuente".

También aparece Jesús, el "Atracador del chándal", que le lleva a hacer una reflexión. "Si en vez de ser hijo de un profesor de literatura y una peluquera, hubiera nacido en el entorno del ‘Atracador del chandal’, que vivía en la calle y su padre era atracador, no sé por ejemplo lo que hubiera sido de mí. Conviene no perder esa perspectiva. Que la sociedad corrompe es un dato objetivo, porque es la propia sociedad la que fabrica sus propios escapes y realidades".

A raíz de esa idea fue cuestionado Quílez, con su experiencia periodística, en la que reconoció que ha vivido más de 400 juicios y vivido 30 atentados, sobre si esa delgada línea para cruzar hacia la delincuencia está al alcance de cualquiera. "Todos estamos capacitados para cometer la peor de las tropelías, de sangre o lo que sea, en un momento dado. La vulnerabilidad de la condición humana ante el mal es total, y casi diría consustancial", apuntó, antes de añadir: "Hay una relación entre la condición humana y el mal, porque el mal convive con nosotros".

Quílez también se refirió a que las leyes no contemplan la psicopatía como atenuante, cuando el 4,5 por ciento de la población carcelaria presenta indicios de esa enfermedad mental. Y trasladó un mensaje crítico: "El código penal es aséptico y viene a decir que quien la hace la paga, pero la realidad es que quien tiene poder y dinero puede cometer delitos sin tener que purgar penas de prisión y eso se ve en la cantidad de ladrones de cuello blanco que están en libertad".

Carlos Quílez, con su libro. | Juan Plaza

Carlos Quílez, con su libro. / Juan Plaza

«Al PP le convenceremos sobre la oficialidad del asturiano», dice Barbón

Por Pablo Antuña

Reconoció que le gustan los ensayos históricos y políticos, y que «la lectura es un placer innegociable». Y reconoció que disfruta con sus visitas a la Semana Negra. Adrián Barbón, presidente del Principado, mantuvo ayer una conversación con Norma Bernard en la Carpa de la Palabra, en el que analizó diferentes aspectos de la actualidad regional, como la perspectiva de que se pueda aprobar la oficialidad del asturiano: «El PP siempre se fija en Galicia, dicen que es su modelo, y allí nunca tuvieron problema en reconocer su lengua propia. Será la primera vez que votaremos la reforma del Estatuto y saldrá por mayoría la oficialidad, aunque no la necesaria para reformarlo. Pero creo que tarde o temprano al PP le convenceremos sobre la oficialidad del asturiano».

Barbón también señaló que la nueva ley de Turismo es un ejemplo de anticipación en Asturias. Y defendió la apuesta por las comunicaciones: «Tenemos la mayor conexión de la historia en el Aeropuerto».

Asimismo anunció: «Vamos a lanzar ya proyectos para construir en torno a 600 viviendas públicas nuevas». Defendió que cada año «hay más jóvenes que se vienen a trabajar a Asturias, que los que se van fuera». Y resaltó que hay que «empezar a vencer ese espíritu tenebroso de que en Asturias no se puede emprender».

Adrián Barbón conversa con Norma Bernard.

Adrián Barbón conversa con Norma Bernard. / Marcos León

Pancho Varona abrió el programa de conciertos

Por Pablo Antuña

La actuación de Pancho Varona abrió, en la Carpa del Encuentro, el programa de conciertos de la Semana Negra. El compositor y músico, que fue gran escudero durante muchos años de Joaquín Sabina, ofreció una entrañable velada al público –en la imagen, un momento de la actuación–. A las 22.30 horas de hoy actuará Pedro Guerra, y a la misma hora, el jueves, será el turno para «Pauline en la Playa». La música, otro clásico del festival, que mantiene su buena acogida.

Pancho Varona.

Pancho Varona. / Marcos León

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