Entrevista | Jano Díaz, Nacho Díaz, Álex de Miguel y Luis García Músicos de "Drugos", actúan el día 14 en Gijón y el 20 en Siero

"El rock es un acto de amor"

"Hemos logrado que la música haga de nuestra vida algo mejor, aunque de momento no comemos de ella"

Los asturianos de «Drugos».

Los asturianos de «Drugos».

Lauren García

Lauren García

A una taberna de Malasaña en Madrid van llegando los componentes de "Drugos": Jano Díaz, Nacho Díaz, Àlex de Miguel y Luis García. Están en plena gira estival y se les nota la alegría en los ojos cuando sale en la conversación que mañana tocarán en Asturias, en el Jardín Botánico de Gijón, y el día 20 en el Carmín de Pola de Siero. Van tomando su lugar en la charla y coinciden prácticamente en todo. Aúnan el descaro y desparpajo de la edad con el buen hacer y conocimiento musical. La permuta de Cimavilla por el bohemio Malasaña y de la playa de San Lorenzo por el desbordante paisaje urbano de Madrid han sido claves en sus canciones. Al concluir la entrevista se les ve firmes sobre el caluroso asfalto. El rock siempre les espera y saben que tienen una deuda pendiente y prometedora con la vida.

–¿Cómo fue la génesis del grupo y la posterior salida de Gíjón?

–Jano Díaz: Nacimos en 2017. Nos conocíamos del conservatorio y de que cada uno tenía su grupo en Gijón. Nos juntamos a grabar un Ep. Y nos fuimos viniendo de uno en uno desde Gijón a Madrid. Si quieres vivir de la música en Asturias lo tienes bastante jodido.

–¿Cierra la industria musical actual las puertas al rock?

–Álex de Miguel: No sé si se silencia, pero lo cierto es que no es la música que más vende. Para algunos no compensa económicamente y lo odian. Ahora se venden nombres, se hace producto consumible debido a la gestión de las compañías.

–J. D.: Se explota al artista. El rock se tiene que hacer como acto de amor, nadie piensa en hacerse muy famoso, como en el pasado. Pero sigue teniendo hueco y tenemos suerte con el público, sobre todo de nuestra edad. El rock tiene mucho que decir, más que otros estilos.

–Malasaña y Cimavilla aparecen en sus canciones, ¿dos sitios emblemáticos?

–J. D.: Nos encanta Cimavilla y la zona de bares donde tomar algo con nuestros colegas, y se nota en nuestras canciones. En Malasaña hay muchas salas musicales y la posibilidad de conocer gente; además de conocer muchas bandas, dos componentes del grupo vivimos aquí. Ahora mismo estamos escribiendo en Madrid sobre cosas que nos ocurren. No diría que sea nuestro sitio emblemático; de Gijón y Cimavilla sí lo diría.

–¿Para hacer rock siendo joven hay que tener un poco de cara?

–J. D.: El otro día escuché una cosa: con el rock o eres joven o te transformas en una señora. Ahora lo asociamos a ser rompedor, a tener carácter y ser joven. Es la posibilidad de hacer un gesto en un concierto y perder la calma; es parte de un juego con un público. Aunque en el rock puedes portarte como un gilipollas. Hay artistas a los que se les come el personaje. En nuestro día a día estas cosas no tienen importancia.

–Pronto presentarán su segundo disco, "Todo arde", en Gijón…

–Á. de M.: Nuestras vacaciones se las reservamos a Asturias, la añoramos cuando estamos fuera. Siempre hacemos un concierto cuando estamos allí. En Asturias y Madrid es donde tenemos más público y algunos están en ambos lados apoyándonos.

–Hay un claro influjo del rock en castellano en su música. ¿Qué otras referencias tienen?

–J. D.: Hay un punto rock de los 80, 90 y 2000. Pero nos fijamos antes en artistas previos: Bruce Springsteen, "Beatles", "Stones" y "AC/ DC"; cara a las canciones los tenemos muy presentes. Bebemos del rock anglosajón que va de los 50 a los 90, situando las letras en el contexto español porque son un punto muy importante para nosotros. La gente que aprenden las canciones dice que tienen muchos acordes. Nos entendemos entre nosotros y tenemos nuestra forma de tocar. Nos complementamos musicalmente. La gente suele compararnos con bandas nacionales como "Los Ronaldos", "Los Rodríguez" o "M-Clan".

–Sus letras son historias en toda su extensión.

–J. D.: Las letras tienen un punto de decir las cosas muy propias; son naturales. No buscamos de entrada hacer poesía; contamos historias tomando un café. En el rock hay un lenguaje muy similar para todas las bandas, con muchos tópicos. No entramos en ese juego. Madrid nos aumenta la morriña. Si no hubiéramos vivido en Madrid no existirían las cuatro torres; es una manera de echar de menos Gijón.

–¿Es un éxito que el artista hoy sea dueño de su propio destino?

–Luis García: Es un exitazo vivir del rock, aunque no comemos de la música, de momento. El éxito es pasarlo muy bien, emocionarnos después de recorrer cientos de kilómetros. Hemos conseguido que la música haga de nuestra vida algo mejor. Encontramos gente que sabe nuestras letras y va a nuestros conciertos y eso es para nosotros un éxito rotundo. Para tener visibilidad en las discográficas vamos dando pasitos hacia adelante.

–La proliferación de festivales ha modificado la industria musical. ¿Cómo les afecta?

–J. D.: La ha modificado absolutamente. Un gran festival se compone de mogollón de grupos, a granel. Ves en cabeza de cartel a muchos grupos en base a la comercialización, resta virtudes al poder de la música en directo. Arte y dinero no pueden ir de la mano. La idea del gran capitalismo de que el cliente siempre tiene la razón no la puedes aplicar al arte. Hemos tocado con buena acogida en festivales pequeños. Los macrofestivales los mueven las grandes empresas de management. Hay grupos malos y están hasta en ocho festivales. A veces depende hasta de los seguidores de instagram.

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