La figura de la semana | Pediatra, nueva "Embajadora de Gijón"

Belén Aguirrezabalaga, una médica metódica y comprometida

Gijonesa de primera generación, con raíces vascas y gallegas, quiso ser facultativa desde niña y es familiar y experta en formación permanente

Belén Aguirrezabalagana

Belén Aguirrezabalagana / Mortiner

Pablo Palomo

Pablo Palomo

A la doctora Belén Aguirrezabalaga González la han nombrado "Embajadora de Gijón" por su labor congresual para la ciudad y sin embargo, la labor de representar a Gijón, de hacer patria chica de esta orilla del Cantábrico, es una actividad que la pediatra lleva haciendo toda su vida. La pequeña de cuatro hermanos, de madre gallega y padre vasco, la médica, es gijonesa de primera generación porque es la única que nació, creció y se formó enteramente en Gijón. El hechizo playu se nota en muchas facetas de su vida y también en sus labores para la captación de congresos, rasgo que el Club de Empresas de Turismo de Negocios ha tenido muy presente para distinguirla con el título de embajadora, galardón que recogerá Aguirrezabalaga González el próximo 26 de septiembre con una gran gala en la Universidad Laboral.

Nacida en 1970 en el seno de una familia acostumbrada a vivir en diferentes ciudades de España, los suyos terminaron llegando a Gijón por la profesión del padre de la familia, Valentín, un ingeniero técnico natural de Zumaya que legó a la médica esas raíces vascas que delatan su apellido. Su madre, María Elena, nació en Pontevedra, así que su sangre también tiene un importante toque gallego. Hablando de sangre, su pasión por la medicina no fue algo hereditario. De su familia, hasta ella y uno de sus hermanos, no hay antecedentes de facultativos. Sin embargo, desde muy pequeña, desde que tiene uso de razón, la doctora tuvo claro que quería consagrar su vida a sanar a los demás.

Cuentan los que más conocen a Aguirrezabalaga González que desde niña ya sintió pasión por la biología, por los secretos que entraña el funcionamiento del cuerpo humano y por aprender cuantos más conocimientos mejor. La necesidad de saber la mantiene hoy, porque muchos años después de haberse sacado la carrera, es consciente que, como buen médico, el hábito del estudio no se puede colgar como la bata blanca al finalizar la consulta. Se mantiene para toda la vida. Mujer en permanente formación, se podría decir que en la pediatría, así lo remarcan sus cercanos, está considerada como una eminencia con potencial nacional. Su carácter humilde la lleva a mantener un perfil bajo a la hora de los halagos. Belén Aguirrezabalaga González, como los sabios de la antigüedad, quizás los únicos sabios que existieron, es consciente de que, cuanto más sabe, más le queda por aprender.

Licenciada por la Universidad de Oviedo, se especializó en el HUCA. Cuentan los que la conocen que la pediatría la enganchó en la carrera, cuando cursó la asignatura. Ahora es una pasión tan grande la que la mueve que siempre que algún residente gira por su consulta trata de despertar en ellos esa querencia por el cuidado de los niños. Como profesional, sus más cercano diagnostican en ella solo cualidades positivas. La describen como una mujer pulcra, cumplidora, metódica, eficaz y, sobre todo, comprometida con las familias y los pacientes. Es una mujer tremendamente querida entre sus colegas de profesión. Uno de sus compañeros más cercanos, de esos que llevan ya muchos años trabajando codo con codo junto a su figura dice que la vio hacer muchas cosas en la vida. Y que todas las hizo bien.

Aguirrezabalaga González es madre también de tres hijos. Uno de ellos va a seguir los pasos y huelga decir la ilusión que le hace que uno de sus retoños vaya a hacer el juramento hipocrático. Está casada con el empresario Pelayo Rubiera, muy conocido en Gijón, de quien dicen sus más cercanos que ha sido uno de sus grandes apoyos. Explican que es su propio marido, quizás por verla en acción todos los días, el más consciente de todos de la gran valía de Aguirrezabalaga González, quien es, hablando ya de sus aficiones, una mujer tremendamente familiar a la que le encanta pasar tiempo con los suyos. Como buena gijonesa, disfruta de darse baños en el Cantábrico, especialmente en la zona del Club de Regatas, del que es socia. En invierno, también es una gran fan del esquí, práctica deportiva que comparte con toda su familia. También es una gran lectora y algo andarina.

Dicen de ella que es una mujer valiente. Su receta es defender sus argumentos desde la pasión y el respeto. Es autora de un buen número de artículos científicos. Las vacunas también se encuentran entre sus especialidades. Es la coordinadora del Grupo de Trabajo de Vacunas y Enfermedades Infecciosas. También es la vicepresidenta de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, entidad en la que también pilotó el comité organizador del congreso que a finales del año pasado atrajo a más mil profesionales de esta rama al recinto ferial "Luis Adaro".

Sus cercanos relatan sobre esta cita que su papel fue clave para que terminara recalando en Gijón. Ella, cuando se supo que había posibilidad de que se organizara en Asturias, pujó fuertemente por hacer realidad la llegada de la cita al recinto ferial. Defensora de la atención primaria, ejerce desde el 2001 en el centro de salud de Somió-El Parque, desde donde se ha ganado el cariño de sus menudos pacientes, de sus familias, de sus compañeros de profesión y ahora de buena parte de la sociedad gijonesa que la reconoce como "Embajadora de la Ciudad".

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