Cinco lustros de la llegada de la primera mujer a la Alcaldía

Paz Fernández Felgueroso, exalcaldesa de Gijón: "El Puerto debe poner al hilo al concesionario de Talaso"

"No se autorizó para que estuviese centrado en el gimnasio y en lo lúdico"

"El proyecto de Tabacalera, que me gusta, se parece muchísimo al que hicimos nosotros"

Paz Fernández Felgueroso, con el edificio de Talasoterapia al fondo.

Paz Fernández Felgueroso, con el edificio de Talasoterapia al fondo. / Ángel González

M. C.

El pasado 3 de julio se cumplieron 25 años desde que Paz Fernández Felgueroso iniciara, en 1999, el primero de sus tres mandatos consecutivos como alcaldesa de Gijón, la primera mujer en acceder al cargo. Fue elegida en un Pleno en el que el PSOE había obtenido 16 de los 27 concejales que se disputaban en las elecciones municipales que se habían celebrado el mes anterior, un triunfo que dedicó a su marido, Daniel Palacios, fallecido dos años antes. Pasado el tiempo de aquellos doce años con el bastón de mando en la Casa Consistorial, considera que «uno siempre piensa que podía haber hecho más de lo que hizo, pero una de las cosas que me reconfortan es lo afectuosos que son los gijoneses conmigo, aunque no me hubieran votado; es raro el día que no me encuentre a alguien que no me salude con afecto. Gijón es una ciudad que te tacha o que te quiere; o caes bien o no y se acabó». También recuerda la sorpresa del contundente resultado con el que se estrenó.

–¿Se esperaba aquellos 16 concejales en las primeras municipales a las que se presentó?

–Pues no. Yo estaba muy ilusionada, pero quizá no esperaba un apoyo tan rotundo de la ciudadanía gijonesa.

–¿Y la pérdida de la mayoría absoluta cuatro años después?

–No, porque por la calle había un ambiente que me hacía pensar que no la íbamos a perder y las encuestas nos daban 17. Pero la voluntad de la ciudadanía la aceptas y se acabó.

–¿Fue sencillo su primer mandato?

–Tengo excelentes recuerdos de los tres mandatos, que no recuerdo que fueran demasiado complejos.

–Las dos elecciones siguientes la mayoría fue relativa. Gobernó en el segundo con un acuerdo con IU, que en el tercero entró como socio de gobierno. ¿Más fácil con ellos dentro o fuera?

–Con mayoría absoluta es como tenías más fácil empujar todo con más fuerza, pero tampoco fue nada complicado con IU, aunque un poco más complejo. Los pactos y coaliciones de gobierno dependen mucho de las personas. Churruca (Jesús Montes Estrada) y yo nos conocíamos desde hacía muchísimo tiempo. Los dos habíamos estado en la Transición, él muy jovencito y yo no tanto. Es decir, nos habíamos encontrado en otras épocas, con lo cual fue todo más sencillo. Siempre que tuvimos alguna cuestión en la que no estábamos de acuerdo se solucionó perfectamente. Había mucha sintonía personal, que es algo fundamental en un gobierno de coalición, junto al respeto.

–¿Se pactaron también las discrepancias?

–Sí. Ahí una persona que hacía muy bien de enlace y que empujaba a pactar bien las discrepancias fue José Manuel Sariego, concejal y secretario general del PSOE de Gijón por entonces. Fue una persona muy importante para ese buen discurrir del gobierno de coalición con IU.

–¿Tenía mano izquierda?

–Mucha. Yo le llamaba el «curapio», porque había estado en el Seminario.

–Fue una etapa en la que el Ayuntamiento impulsó algunos grandes proyectos.

–Tenía tres proyectos, de estos que os encanta llamar proyectos estrella, término que a mí no me gustaba nada, porque en una de estas uno se estrella y pasa a ser proyecto estrellado. Pero tenía tres proyectos que me parecían muy importantes para la ciudad: el Acuario, el Jardín Botánico Atlántico y el centro de Talasoterapia. Los dos primeros ya se habían pensado en el último mandato de Tini Areces en la Alcaldía, aunque en otro tamaño, y a mí me tocó desarrollarlos. En cuanto a la talasoterapia, fue una iniciativa mía. Yo me había fijado en 1988, siendo consejera de Industria del Principado, en las virtudes y en las posibilidades de atracción de un centro de talaso. Tuvimos reuniones del Arco Atlántico y me fijé en que toda la zona de Francia del Arco Atlántico tiene equipamientos de talaso. Incluso pensé en un sitio muy importante en aquel momento como era Perlora, que era espléndido para un centro de talaso, pero estaba complicado, porque además fue al final de mi etapa como consejera y no pudo ser.

–Continúe.

–Cuando llegué a la Alcaldía de Gijón volví a retomar mi interés por un centro de talaso, tras recorrer algunos para ver cómo estaban funcionando. Lo hablamos con la Autoridad Portuaria de Gijón, porque los centros de talaso tienen que estar pegados al mar, y la Autoridad Portuaria se comprometió. Se ganaron 7.000 metros cuadrados al mar, que rellenaron los primeros concesionarios, entre los que estaba el fallecido Serafín Abilio Martínez, que puso mucho interés en que saliera el proyecto, con un espacio en concesión e inversión privada con alguna subvención del Principado de Asturias. El Ayuntamiento lo que hizo fue aunar voluntades e impulsarlo. No hubo proyecto que yo me estudiara más y persiguiera más que el centro de talaso, que se pudo desarrollar sin que a Gijón le costase dinero.

–¿Y cómo ve esos tres proyectos con el transcurso del tiempo?

–El Acuario va muy bien y está cumpliendo con las expectativas que se habían puesto en el mismo, además de que tiene planes novedosos. El Botánico también va bien y creo que tiene una expansión previsible que ya había empezado con la alcaldesa Ana González, que es la compra del resto de la finca de La Isla y el edificio que era la vivienda familiar. Ambos son proyectos medioambientales. En cuanto a Talasoponiente, yo ahora me encuentro a mucha gente que me dice que está mal mantenido, que no está funcionando bien, y donde sí se está poniendo más interés es en la piscina lúdica y en el gimnasio. Y, verdaderamente, una piscina lúdica y un gimnasio pueden estar en cualquier parte. Cuando se hizo la concesión, se estableció que la talaso era el objeto principal, en una ciudad con tradición balnearia marítima como es Gijón. Y se autorizaba a que se planteasen actividades complementarias, como podían ser un gimnasio o una piscina lúdica. Pero lo importante y lo que yo no veo que ni siquiera se promocione es que tenemos un gran centro de talaso, de agua de mar tan importante, que pasa sin pena ni gloria. Ni hay promoción ni yo creo que haya interés. Y a eso se une que no tiene un buen mantenimiento. Ahí hay una cuestión importante, que es que la Autoridad Portuaria tiene la capacidad de inspeccionar.

–¿Y qué cree que debería hacer la Autoridad Portuaria?

–Inspeccionar y poner al hilo al concesionario. Otra cosa que a mí me llama mucho la atención es el rótulo de Forus tan grande en la fachada del edificio, porque está en un sitio que impacta en la ciudad. Lo que se pidió en su momento es que fuese un edificio que tuviese un color muy neutro, muy parecido al colorido del mar Cantábrico con ese verde azulón que tiene en la fachada, y que se fuese muy respetuoso. El edificio tiene en la fachada Talasoponiente en una letra muy discreta, pero Forus en grande, sin que sepa qué tipo de licencia tiene ni cómo se dio esa licencia para ese rótulo.

–¿Por parte del Puerto?

–No, yo creo que la licencia para el rótulo debería de ser del Ayuntamiento. No sé si la tienen ni cómo la tienen, pero lo que sí sé es que tiene un impacto negativo, porque no debería verse y está en un tamaño que hace que no se vean las letras alusivas a la talasoterapia. Me da pena que un centro al que se le cedió el mejor espacio portuario de la zona se haya convertido en algo que no tira ni por el turismo ni es suficientemente útil a la ciudad, ni a Gijón ni a Asturias. Y a mí me gustaría que fuese de otra manera. Hay mucha gente que me dice que la talaso le ha significado una cura psicológica. Solo queda que se revise y se mantenga y que se potencia como atractivo turístico y como atractivo para los gijoneses y gijonesas. Gijón, además, siempre fue una ciudad balnearia. Estos días me acordaba de esto cuando se recuperó para Gijón el ara Fortuna Balnearia, que es excelente que se haya recuperado y esté en las Termas Romanas.

–¿Por qué ve tan relevante la talasoterapia?

–En Gijón hubo cuatro o cinco balnearios y los baños de mar siempre se consideraron saludables. Una ciudad marítima como es Gijón es la ciudad perfecta para tener un centro de talaso. Cuando empezamos a hablar de la talasoterapia alguien me dijo: «Nadie se va a acordar de ese término», pero la gente lo incorporó inmediatamente a su vocabulario.

–¿Hasta qué punto puede llegar la Autoridad Portuaria a tomar cartas en el asunto?

–Es la que tiene la capacidad de inspección y yo creo que tiene que ejercitarla a fondo, tal y como están las cosas. Si la empresa incluso no cumple las condiciones, la Autoridad Portuaria tiene capacidad para revocar la concesión, aunque yo creo que no se está en esa situación en este momento, pero si llegase a estar en una situación de mayor deterioro, podría incluso. La concesión termina en 2035, aunque se puede prorrogar cinco años más, creo recordar.

–¿Qué podría dar lugar a esa revocación?

–Sobre todo, la falta de mantenimiento adecuado. Respecto a que no se haga promoción, la promoción de la talasoterapia yo creo que es un error de quien lo gestiona, porque gimnasios los hay por todo Gijón. Me da la impresión de que su interés principal está también en la parte más lúdica, pero todo se hizo en función de que fuera un balneario de talasoterapia. Si uno recuerda los pliegos del concurso y las condiciones de la concesión, todo gira en torno a la talasoterapia y lo demás eran actividades añadidas. Que no se haga promoción de la talasoterapia me parece que no supone incumplir las condiciones de la concesión, pero lo que sí incumple es que la talasoterapia no sea el foco principal. Gijón no se merece, con el esfuerzo que se hizo, que ese centro esté, yo diría entre comillas, «vegetando». Es un centro que está en un terreno público, y si no era para promocionar la talaso, nunca se hubiera dado en concesión. El Puerto lo cedió para eso, no para otra cosa. No puede ser. Cuando se abrió al público, en 2008, Talasoponiente, LA NUEVA ESPAÑA lo calificó como «la nueva estrella de Poniente»... pues como estrella tiene que brillar.

–Indicó que le tocó desarrollar proyectos que se habían ideado en la etapa de Areces. Otros en los que usted plantó la semilla están fructificando ahora, como el de Tabacalera.

–Tuvimos una ocasión estupenda para hacernos con el edificio de Tabacalera permutándolo por el solar donde se edificó el actual Palacio de Justicia.

–También planteaban llevar a Tabacalera el Museo Nicanor Piñole, como ahora.

–El proyecto de Tabacalera que vi, que me gusta, se parece muchísimo al que ya hicimos en su día. Y todo fue posible por aquella permuta. Yo tuve la ocasión de hacer dos permutas que me parecieron muy importantes: la de Tabacalera y la de la Antigua Escuela de Comercio, que ahora tanto juego da y que la permutamos por un edificio que hicimos para la Universidad en el campus con fondos europeos.

–¿La música también le suena en el proyecto de Naval Gijón?

–Lo de la economía azul y Naval Gijón, ahí fue Josechu (José María Pérez) el que tuvo una iniciativa en ese sentido, porque él había visto en algún país nórdico esos desarrollos. Era un proyecto en el que yo no había pensado nunca, fue Josechu como concejal el que planteó al grupo municipal la cuestión de la economía azul para los terrenos de Naval Gijón.

–¿Y el Parque Tecnológico?

–Me lo encontré planificado, porque fue una excelente idea del alcalde Areces y nosotros tuvimos la oportunidad de desarrollarla, con un éxito que ha generado muchísimos puestos de trabajo. Ahí el que tuvo un papel muy importante fue el concejal José María Pérez.

–También le tocó la etapa de la ampliación de El Musel, con momentos muy polémicos.

–Fueron momentos bastante complicados, con un debate muy fuerte en la ciudad cuando se planteó la variante 3C (de mayores dimensiones que la que finalmente se ejecutó) con un debate muy fuerte en la ciudad, que yo creo que fue conveniente. En esto siempre me acuerdo de Luis Adaro, que era el principal conocedor del Puerto y que apostaba por la 3C, la de mayor envergadura. Lo que pasa es que la 3C, cuando vimos la simulación, vimos que el impacto sobre la ciudad, sobre la playa de San Lorenzo, era demasiado fuerte.

–¿Pero en aquel momento no cerraron filas con el Principado, que defendía la 3C?

–Bueno, se debatió muchas veces y se encontró como solución la otra alternativa, la que se hizo.

–¿Había debate interno también en el PSOE al respecto?

–Sí, también. Había debate interno en el partido y, sobre todo, había un debate muy fuerte en la ciudad, que sí quería que El Musel fuera un puerto competitivo, pero no a costa de que fuese excesivo el impacto. Todo el mundo entendía que El Musel tenía que ser competitivo y, por lo tanto, había que ampliarlo. Y así lo dije cuando declaré como testigo en el juicio por la ampliación de El Musel. A nadie se le ocurre que una ampliación de un puerto se hace para generar solo negocio para unos constructores, como sostenía la acusación, y me explayé bastante en ese sentido, porque me parecía que era lo justo.

–Usted fue una de las firmantes de los acuerdos entre las tres administraciones para los accesos a El Musel, allá por 2005. Y todavía estamos a vueltas con ello. ¿Qué le parece?

–Horrible. Tremendo. Me parece terrible. Me quedé bastante perpleja con las últimas cuestiones que salieron. Eso tiene que resolverse.

–¿En qué sentido?

–Desde luego, en que el vial no sea el que hay ahora. Tendrán que buscar una solución que evite ese paso de camiones que tanto cuestionan los vecinos, con razón, desde hace muchos años. Los proyectos son larguísimos, mira el metrotrén.

–¿Es una solución el vial de Jove en superficie, como ha planteado el Ministerio?

–Habrá que ver la solución técnica, porque a mí me ha dejado con los ojos cuadrados la que dijeron. En superficie no puede ir. En trinchera, no lo sé, pero en superficie no.

–El túnel del metrotrén, al que se refirió, llegó como un regalo para la ciudad y sigue sin uso.

–Lo más complicado se hizo, que era tunelar Gijón. El metrotrén es un proyecto fenomenal de transporte metropolitano. Y, ahí, la verdad es que muchas veces las cosas van tan lentas que es una desesperación.

–Usted ha dicho que su mayor decepción como alcaldesa fue la anulación del PGO.

–Sí. Eso me dolió mucho. Si hubiera continuado, me parece que el asunto tenía fácil solución, porque era repetirlo todo con la documentación que faltaba, porque era una cosa formal totalmente. Todos los ayuntamientos han pedido que si hay un tema de nulidad no se anule la totalidad de un plan, sino donde esté el foco de la anulación. Fue un tema formal, que faltaba documentación de La Camocha y de El Muselín. Me dolió primero por el perjuicio que creas a la ciudad y por el perjuicio que creé también al sector de la construcción en la ciudad; hubo gente que había adquirido terrenos acordes con el plan y lo pasó luego muy mal, porque se encontró de repente con que eso se anulaba.

–Desde que llegó usted, en Gijón solo ha habido alcaldesas.

–Decía el otro día en la Escuela Feminista de Rosario Acuña que los niños pequeños de Gijón deben de creer que no existen los alcaldes, que no se puede llegar al cargo si no eres mujer.

–¿Cómo ve los toros desde la barrera?

–No veo nada, estoy ciega.

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