La ciudad encara una profunda reorganización de sus centros expositivos

Visita a la Tabacalera que ya se puede imaginar: "Es un edificio único"

El futuro centro de arte exigirá un estudio interno para ampliar la plantilla de Cultura y trabaja con varios "discursos expositivos"

Incluso sobre el terreno, la transformación de la vieja fábrica de tabacos de Cimavilla en el futuro Centro de Arte Tabacalera es aún difícil de imaginar del todo, pero hay rincones que ayudan a orientarse. Si el portón metálico que linda con María Bandujo está abierto, por ejemplo, ya se puede intuir que la explanada de hormigón y las escaleras que conectan con Emilio Muñiz "El Negro" serán el gran recibidor del complejo y, a la vez, en un nuevo eje peatonal que conecte la plaza del Periodista Arturo Arias con el inicio del Cerro. Aitor Martínez Valdajos, director de la Fundación Municipal de Cultura, señala un hueco vacío junto a estas escaleras. "Ahí al lado estará el nuevo ascensor. Montserrat López Moro, edil de Cultura, señala un poco más allá, hacia lo que hoy es un solar con desniveles: "Y ahí la parte nueva".

La parte nueva serán dos edificios, uno de restauración y otro administrativo –en el que se integrarán el Museo Nicanor Piñole y la Fundación Municipal de Cultura, tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA–, y que conformarán una manzana unificada con el actual edificio histórico de 10.000 metros cuadrados útiles. Aunque habrá que esperar a inicios del año que viene para el comienzo de la reforma y hasta 2027 para su inauguración, la inminente tramitación de la licitación de obras acerca a la realidad un proyecto que las concejalías de Cultura e Infraestructuras comenzaron a imaginarse hace ya dos décadas. "La prioridad de este mandato será este proyecto", afirma Lara López Castro, directora general de Infraestructuras.

Los tres expertos desgranan algunos nuevos detalles de un proyecto que presentaron casi en su totalidad este viernes los arquitectos Ignacio Olite y Óscar Pérez, responsables del plan junto a Carlos Pereda. El director de la Fundación aclara, por ejemplo, que los nuevos accesos al complejo por Sebastián Miranda –hoy ya existe otro portón metálico que cierra el solar en este tramo– están pensados más bien para uso interno y labores de carga y descarga. López Castro concreta que la cubierta vegetal sobre este eje peatonal y recibidor del complejo –que será clave para unir la zona histórica y la ampliada– quedará a ras de suelo con Emilio Muñiz y que, también a esta altura, estará la terraza del edificio de restauración. Dará servicio en su planta baja –principalmente para acoger las cocinas, según explica Martínez Valdajos– y en la primera, que acogerá el comedor. Este espacio de cafetería se coronará con un bajocubierta.

El edificio administrativo, el otro gran bloque de la ampliación, tendrá una planta baja como recibidor y punto de acceso al nuevo auditorio soterrado, de 400 plazas. La primera y la segunda planta serán de uso administrativo –se pretende que la Fundación Municipal de Cultura ocupe más bien la segunda y la primera, si prospera el proyecto, podría acoger la Filmoteca de Asturias– y la tercera acogerá el Piñole. Explica López Moro: "El traslado del museo se enmarca en una reorganización de espacios de la red municipal. La familia (de Piñole) puso como condición cuando donó su obra que debía tener un centro propio, y creemos que estará mejor aquí". "En su ubicación actual se queda un poco fuera del circuito museístico", completa Martínez Valdajos. La edil de Cultura, además, aclara que la "mudanza" de la plantilla de la Fundación Municipal de Cultura no implicará "vaciar" el resto de sus actuales lugares de trabajo, que mantendrán al personal necesario de cada equipamiento. Añade que ese cambio se compaginará con un "estudio de efectivos" que aclare cuántos trabajadores más precisará la Fundación para la puesta en marcha de Tabacalera.

El edificio histórico, por último, tanto los de Cultura como la directora general de Infraestructuras pueden citar ya de memoria su futura distribución. El sótano acogerá el almacén de obras, que será visitable, y la primera planta el Museo de Gijón, aprovechando los restos romanos y los del antiguo convento junto a los más recientes de la época fabril. Martínez Valdajos explica que en Cultura se trabaja con "varios posibles discursos expositivos", pero que por ahora se ve más conveniente que el itinerario comience por el lado sur –pese a que la escalinata de acceso está en el lado opuesto– para contextualizar la historia del convento de las Agustinas Recoletas antes de llegar al patio, que acoge el pozo romano y el de las religiosas.

Las dos siguientes plantas en altura se blindarán como espacios expositivos –y esta marca la gran diferencia respecto al plan de usos aprobado por el anterior gobierno– y la antigua capilla del convento, ya parcialmente rehabilitada, se erigirá como un nuevo espacio escénico multidisciplinar con acceso independiente. López Moro y Martínez Valdajos señalaban ayer las bóvedas de la capilla: aún se leen las firmas de trabajadores que, en la época en la que la iglesia se usaba como almacén, se subían a lo sacos de tabaco y lograban llegar al techo. Se mantendrá alguna de estas pintadas y, también, el puente grúa. "Queremos poner en valor toda la historia del edificio, y su etapa fabril, aunque más reciente, no es menos importante", razona López Castro. "No hay un edificio con un valor patrimonial como este sin recuperar en la ciudad; es único", afirma Martínez Valdajos.

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