Como agua entre los dedos

A Gijón se le escapan los cruceristas como agua entre los dedos por una falta de estrategia definida en colaboración con las operadoras que los retenga en la ciudad durante unas horas para que se rasquen el bolsillo en comercios y restaurantes en vez de coger un autobús hacia otros lugares de Asturias nada más pisar tierra o dar paseos sin rumbo por la calle. El único que hace los deberes es el Puerto, que ha sido capaz de elevar la cifra de turistas que llegan por mar hasta los 30.000 anuales a pesar de que sus muelles llenos de grúas y carbón no son los más idóneos para una travesía idílica. A partir de ahí, falla la promoción de los atractivos locales para un tipo de visitante que no se conforma con lo primero que ve porque busca experiencias distintas que contar a su regreso. Nada de eso se oferta.

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