Otra historia local

Bautizo civil

En Gijón hay noticia de uno celebrado en 1909 con desfile y banderas

Luis Miguel Piñera

Luis Miguel Piñera

En la década de 1910 en España no fueron escasos los bautizos civiles, bautizos sin pasar por la iglesia. Por ejemplo en Santander en marzo de 1910 el escritor Benito Pérez Galdós asistió al bautizo civil de la hija del conserje del Casino Republicano: Casandra Rivas se llamaba. Muchos casos más hubo durante la Segunda República. Lo habitual era que la comadrona fuese quien llevase el niño o niña al Registro Civil donde era inscrito, todo ello sin ninguna ceremonia religiosa. La comitiva –el niño o niña, la comadrona, el padre, familiares y vecinos, sin la madre– era acompañada por música como "La Marsellesa" o el "Himno de Riego".

En la provincia de Zamora el primer bautizo civil documentado fue en febrero de 1936. Fue en el pueblo llamado Vezdemarbán y cuentan las crónicas que la criatura fue apadrinada por el médico del pueblo y que al desfile acudieron 700 personas con "la banda de música que entonaba el Himno de Riego y con vivas a don Manuel Azaña, a la República y al Frente Popular de izquierdas". La comitiva, tras pasar por el juzgado, terminó en la Casa del Pueblo.

En Gijón solamente tenemos noticia de un bautismo civil con festejo, y no fue durante la Segunda República sino en junio del año 1909. El diario gijonés "El Publicador" –que era de orientación republicana y que se editó en la ciudad durante ese 1909– nos aporta información sobre ese bautizo civil a un niño gijonés. Como en el resto de España se trató de una ceremonia con desfile, banderas y música (en este caso se cita "La Marsellesa") y todo ello en la calle San Rafael entre Ceares y El Llano. Una calle que existe en la actualidad con el mismo nombre: entre Hermanos Felgueroso y Poeta Alfonso Camín. Cuenta el periódico que la policía detuvo a algunas personas y que ordenó enrollar las banderas y que la banda cesase, "ello contra la libertad, puesto que la comitiva del bautizo civil iba ordenada y pacífica", decía "El Publicador".

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