Opinión | Varadero de Fomento

Aficionados

Como en el balompié, el mando político es de segunda

Especialistas nos estamos haciendo en esta apresurada villa marinera en vender pieles de osos antes de cazarlos. La última es la de la Universidad Europea, que los adláteres de la condenada cirujana dan como un hecho cierto. Nos enseñan los prados de la Pecuaria, en donde va prevista una ampliación del parque científico y tecnológico que, afortunadamente se ha quedado pequeño. Lástima que en el plan de usos no esté prevista la utilización de ese suelo como campus universitario. Habrá que modificar el plan si se quiere encajar ahí el privado centro de enseñanza universitaria. Como se trata del consistorio, es de suponer que se intente agilizar el cambio, pero la burocracia la carga el diablo y la cuestión no es como oprimir un botón y obtener el efecto deseado; ojalá tengan suerte y las cosas salgan moderadamente bien. Luego viene la cuestión provincial, porque también por ese lado hay un pequeño inconveniente: la ley que trata de las cosas universitarias no contempla la instalación en toda la extensión del territorio astur la instalación de universidad privada alguna, luego se habrá que poner en marcha para sacar adelante una nueva ley que lo permita. El hombrín de Laviana, a la sazón mandamás en el palacete de Suárez de la Riva, no parece que vaya a oponerse al nuevo texto legal, pero no es menos cierto que en la programación de realizaciones normativas de la legislatura figure, con o sin prioridad, alguna ley de universidades privadas que valga. De lo puesto se deduce que ni en el corto ni en el medio plazo es posible el sueño universitario: de momento, y con los papelotes en la mano, el Parque Científico y Tecnológico no es lugar para universidad alguna ni ley autonómica no lo permita. Hace falta gente bien dispuesta y suerte para sacarlo adelante en cinco o seis años.

Nos mantenemos en el alambre y vivimos de ilusiones, como por ejemplo mandar a una delegación consistorial a por una fábrica de coches chinos, como si en Españita no hubiera sus ministerios de Industria o Exteriores que, por necesidad, han de intervenir en estas cuestiones ya que, llegado el momento, algo tendrían que aportar al chino en jefe para que se decidiera por Asturias y dentro de Asturias por Gijón. Esas cosas suelen costar dinero y tampoco es cosa de un Ayuntamiento realizar el correspondiente dispendio que suele ser cuantioso. Sí, sí, ya sabemos que somos grandones, pero eso es ser ilusos. A estas alturas y transcurrido un año, ya sabemos que tenemos un equipo de gobierno bipartito más tránsfuga conformado por una gran mayoría de aficionadillos que valen para poner unas manidas casetas hosteleras la Semana Grande y poco más.

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