Opinión

El fulgor entre la mugre

El deterioro y la falta de cuidados en distintos puntos de la ciudad, desde la Escalerona hasta fuentes, esculturas y aceras

La Escalerona ha perdido su luz. También la ha perdido la escultura "Cubo" de Alejandro Mieres. Ni en los relojes ni en la columna de la primera funciona el alumbrado nocturno, ni puede verse el caleidoscopio de color que caracteriza a la segunda tras el ocaso. Ambas llevan semanas así.

El pilón del monumento a Pelayo estuvo hasta hace unos días lleno de agua verde como resultado de su falta de limpieza. Cientos de turistas han pasado durante más de un mes viendo la fuente llena de sopa verde. Una sopa verde que sigue en la fuente de la avenida de El Llano. En la fuente de la plaza de Europa, al llevar apagada desde el pasado año, su agua ya ha mutado del color verde al negro.

La Acerona tiene el mayor pavimento artístico de la ciudad, una obra de Bernardo Sanjurjo que acaba de cumplir treinta años. La suciedad se lo come en grandes tramos, desfigurando su combinación de colores. En el parque de El Rinconín, la escultura imantada realizada por Herminio Álvarez lleva medio año tirada en el suelo. Mientras tanto, el "Elogio del horizonte" sigue siendo pasto de una corrosión que ya afecta a su integridad. En 2018 se había anunciado su restauración vinculada al proyecto Innova Concrete, anuncio que volvió a reiterarse antes de la elecciones municipales de 2019. Un lustro después solo hay una duda razonable ¿llegaremos a ver el Elogio vallado no por su restauración si no por el riesgo de desprendimientos?

La historia da muchas veces la impresión de regirse por ciclos, de que volvemos a vivir lo ya vivido, de que el presente repite el pasado. La década de 2010 se caracterizó, en lo que al ámbito urbano de Gijón se refiere y en especial a los espacios y patrimonio públicos, por un abandono palmario que vuelve a repuntar en la actualidad.

La mejor muestra de cómo intervenciones simples modifican el hábitat cotidiano de centenares de personas ocurrió hace un mes cuando, con motivo de los actos del Día de las Fuerzas Armadas, se limpió la plaza del Náutico. No se hizo ninguna obra, simplemente de limpió a fondo el pavimento. El resultado más visible es que este espacio recuperó el color original de su embaldosado al quedar sin la mugre que lo cubría. Y la plaza cobró otra dimensión. Es evidente que sin el citado evento seguiría siendo un patchwork de retales grises.

Ese fulgor aguantará aún unos meses hasta que vuelva integrarse en su entorno, que, casi con seguridad, seguirá sumido en la mugre.

En este primer año del actual mandato municipal hay algo que sí resulta novedoso. Llevamos meses de fotos, anuncios, infografías, declaraciones... que se asemejan a la dinámica de una campaña electoral. Como no tiene sentido una poscampaña electoral cuando ya se gobierna, cabe deducir que nos enfrentamos a la precampaña electoral más larga de nuestra historia teniendo en cuenta que los próximos comicios locales serán en 2027.

Todo esto implica tiempo y dinero, medios que deberían de emplearse en resolver los problemas reales de la ciudad. En algún momento sería conveniente que quien gobierna se bajase de las etéreas y autocomplacientes redes sociales, pisase la calle y actuase en consecuencia. La realidad está ahí fuera, otro tema es que haya interés en verla.

Suscríbete para seguir leyendo