Opinión

Gijón carmelitano

Las celebraciones en la villa marítima de Jovellanos por el Carmen

La intrahistoria de Gijón se ha fraguado en el mar (la mar que diría Alberti "Marinero en tierra"). Sin el mar, la villa de Jovellanos sería una hermosa villa de Asturias toda ver sin mar azul. Gijón es mar por eso su santo patrón Pedro, el duro y fiel pescador de Galilea. Por lo mismo que es pescador marinero es carmelitano, con barrio del Carmen incluido, en donde aún se oyen los ecos melodiosos del Presi, referente del cancionero popular.

En el pulmón verde y céntrico de Gijón Begoña, los padres Carmelitas vecinos casi centenarios, hijos espirituales de las dos cumbres místicas de la literatura española (Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, mantienen vivo el espíritu de Elías, el profeta del fuego que desde le monte Carmelo vio subir una nubecilla desde el Mare Nostrum al cielo, referente anticipado de nuestra Señora del Carmen.

Los padres Carmelitas, mantienen viva la tradición carmelitana de Gijón con solemnes actos litúrgicos en los que no faltan ilustres oradores del Púlpito Sacro. En la noche del Carmen, el mar en Cimavilla parece estremecerse, cuando voces recias marineras entonan los versos de su Salve. Es el momento de recodar a los que han perecido con una corona de flores, que flota en el mar recordando su memoria. En Gijón, La madre del emigrante no es una "lloca", sino una madre que con dolor lamenta la emigración de hijos de Asturias hacia tierras de la América hispánica. Aún recuerdo cuando en Mar del Plata conocí a Manolo, un emigrante triunfador en el negocio de la restauración, cómo lamentaba la situación de aquellos asturianos que no lograron remediar sus penurias y se sentían olvidados por los responsables de atenderlos.

En el día del Carmen merecen un recuerdo todas las mujeres: María del Carmen, Carmina y Menchu que celebran su onomástica

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