Opinión

Juan Manuel Moreno Cubino

Lamine Yamal, los menas y Nacho Cano

Del niño prodigio a los menores no acompañados pasando por los migrantes aztecas

Casi a la par se han producido los temas de referencia que encabezan el artículo. Lamine Yamal un niño de 16 años en fase educativa de ESO ha saltado a las portadas de los diarios de más prestigio y tirada nacional e internacional derivado de su talento balompédico como jugador de la selección española de fútbol durante la disputa de la Eurocopa en Alemania. Un niño prodigio, un niño de singular excelencia, atractivo y con encanto. Es decir, contiene todos los adjetivos grandiosos que elevan a un niño objeto al resplandor y fulgor como máquina prodigiosa de hacer dinero, una joya en bruto publicitaria, sin importar el color de su piel ni su origen migratorio.

En el otro lado "los menas", los malos, los empotrados de la migración de extrema pobreza que llega a las costas españolas en pateras y en condiciones paupérrimas. Niños, como Lamine Yamal, pero que, al contrario de éste, no generan riqueza y no aparecen sonrientes en las portadas de los diarios. Son noticia menor y excluyente que esconden en el interior de sus páginas en lugar inadvertido. O, en el peor de los casos, esgrimen la noticia de manera mordaz y torticera contra el gobierno que los recibe y acoge de forma humanitaria en vez, como propone Vox y la ultraderecha afín, de recurrir a los buques de la armada como cierre fronterizo al efecto llamada de personas y menores no acompañados como solución al racismo y a la xenofobia.

La cumbre de partidos políticos y autoridades autonómicas celebrada en Lanzarote recientemente para revisar el plan de acogida a los menores no acompañados se ha cerrado sin avances con fines vinculantes más allá de lo ya establecido en cuanto a reparto de cuota solidaria a asumir por cada comunidad autónoma. A pesar del compromiso establecido, hace un año, doce comunidades no recibieron a ninguno de los menores migrantes que pactaron acoger pese a los fondos recibidos para tal fin. Según la asociación "Somos Acogida" la situación en la que se encuentran los menores migrantes no es de integración, ni de educación, ni de ocio, sino de abandono más allá del cobijo bajo techo.

El presidente del cabildo canario, del Partido Popular, firme defensor del reparto ante la masificación que representan los 6.000 menas –inasumible para su gobierno– ha introducido un debate real que la UE y sus estados miembros no pueden seguir orillando con resoluciones parlamentarias y medidas ocasionales con compensación económica a determinados países receptores de migrantes a todas luces ineficaces sin ir a la raíz del problema, es decir, al origen del porqué de la migración. Quizá, sin proponérselo, su propuesta ha abierto una brecha política a consecuencia de la recalcitrante negativa de Vox a que el Partido Popular acepte la acogida de menores amenazando con la rotura de los pactos de gobierno de coalición entre ambos partidos.

De otra parte, Nacho Cano ha sido detenido por la policía por presuntos delitos de contratar a migrantes en situación irregular. Supuestamente a jóvenes de México para participar en su espectáculo y a bailarines becarios que tendrían clases diarias hasta que acaben su formación y "vuelvan a su país". Tras su detención, el artista recurre a la tan socorrida teoría de la conspiración hacia él por apoyar a Isabel Ayuso. Pero en su despecho para reforzar la teoría conspiratoria no repara en llamar criminales a los policías tras su detención. Tampoco pierde el tiempo la presidenta madrileña para salir en defensa de su "acogido" y unirse al discurso de Cano en la línea de que su detención es propia del estalinismo en que ha caído el país.

Menudo contraste: Abascal dispuesto a expulsar a los menas del país y a cerrar las fronteras recurriendo a la Armada y Nacho Cano, en plan benefactor, a abrirlas para acoger a migrantes aztecas, bajo sospecha de irregularidad, en beneficio de sus negocios.

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