Las Prida, las "Sinsombrero" de Grado: "Eran mujeres del grito ‘¡hijos, sí; marido, no!"

Josefa Arrabal da una charla en la villa sobre las hermanas Remedios y María: "Tenían mucha personalidad, eran imperiosas y republicanas"

Tras el mostrador, al fondo, María Prida, junto a Remedios Prida, a la derecha, en su tienda de ultramarinos de Oviedo, junto a algunos clientes en la festividad de Ramos.

Tras el mostrador, al fondo, María Prida, junto a Remedios Prida, a la derecha, en su tienda de ultramarinos de Oviedo, junto a algunos clientes en la festividad de Ramos.

Ángela Rodríguez

Josefa Arrabal Prida habla con admiración de sus antepasadas. Otras "Prida" de las de "ponerse el mundo por montera", de las que "saben del exilio y la lucha antifascista" y de las que merecen un libro propio. "Es complicado sacarlo adelante, pero sus historias merecen ser conocidas", asegura Arrabal. No cabe duda de ello.

"Escribiendo sobre vidas de mis antepasados, me acordé de estas dos tías abuelas. Las conocí de ancianas, una murió cuando yo tenía 7 años y la otra cuando tenía 18. En ellas veías dos personas mayores distintas, imperiosas. Al principio sabía poco de ellas, que una había perdido a los dos hijos y la otra al único hijo que tenía", relata Arrabal, que investiga desde hace años la genealogía y los apellidos familiares.

Esta tarde, a las 19.30 horas, en la Casa de Cultura moscona, ofrecerá la conferencia "Remedios y María Prida. Dos mujeres feministas de Grado". En ella rescatará la lucha de sus tías y volverá a la villa donde nació, en 1951.

"Las hermanas Prida habían sido empresarias siempre. En el álbum comercial de Grado, de los años 20, ya figuraban como propietarias de un establecimiento de vino. También tuvieron una fonda, en la calle hoy Manuel Pedregal. Eran mujeres del grito ‘¡hijos, sí; marido, no!’, republicanas y con mucha personalidad. María, que tuvo un hijo, también tuvo marido, pero muy poco tiempo", relata Arrabal.

A Remedios y María Prida, la segunda dos años mayor que la primera, "no las frenaba nadie". "Coinciden con el movimiento de las ‘Sinsombrero’ de Madrid. Se marchan a Francia, donde siguen luchando, y luego regresan a Oviedo. A Grado nunca más volvieron", cuenta Arrabal, que también recuerda las visitas, con su madre, a la capital. Allí, las hermanas Prida habían echado a andar, a la vuelta de Francia, una tienda de ultramarinos, donde siguieron mostrando su talento emprendedor y el ADN moscón de comerciante.

"Tenían otra hermana, que fue más desgraciada. Y luego estaba mi abuelo, su hermano, que era del bando contrario. A pesar de ello, se llevaban fenomenal, mi abuelo las respetaba y las ayudaba. Ellas decían que lo que las mantenía con fuerzas era ver morir a Franco, era la única ilusión que les quedaba", destaca Arrabal, buceando en sus recuerdos.

Licenciada en Filología Hispánica, la poeta y escritora es también madre de cuatro hijos. A los 4 años dejó Grado para instalarse con su familia en Avilés, donde su padre llegó a ser contable general de la antigua Ensidesa. En quinto curso de carrera, "me vine a Valladolid porque tenía el novio aquí", cuenta de la localidad castellana que hoy es su hogar.

No obstante, Arrabal regresa a Asturias frecuentemente. A Avilés y a Grado, donde sus abuelos y sus padres están enterrados. "En Grado también hice varios recitales de poesía, el último con mi nuera, que es polaca y canta muy bien. En la capilla de los Dolores impartí una conferencia sobre el trabajo de la mujer a lo largo de los siglos. Y en Grado me concedieron también un premio por una fotografía de turismo", explica Arrabal, orgullosa de las raíces mosconas.

Experta en el trabajo en bibliotecas, ha sido galardonada por sus letras con un segundo premio del concurso de cuentos "Casino Obrero" de Béjar, en 1994 y 1995, y también fue finalista en el tercer Certamen de poesía "Extremadura desde la ausencia". Ahora, confiesa, "no hay tarde que no esté investigando un apellido".

"Hice mis cuatro apellidos –entre ellos Prida–, ando por los archivos de Oviedo, Extremadura... Tengo una familia muy peculiar, si tuviera fuerzas sería un novelón. De cada rama hay muchísimo… Van saliendo vidas por el mundo. Tengo familiares en Marruecos, Rusia, Venezuela, Cuba… Y también hay una rama judía", asegura.