Fin de una saga

Julian Assange, libre tras declararse culpable por las filtraciones de WikiLeaks

El fundador de WikiLeaks ha llegado a Australia tras sellar en un tribunal de Saipán su acuerdo con el Departamento de Justicia de EEUU

Julian Assange se declara culpable ante un tribunal en las Islas Marianas

Agencia ATLAS | Foto: EFE

Idoya Noain

Después de siete años en la embajada de Ecuador en Reino Unido y cinco en una prisión londinense, Julian Assange ya es un hombre libre. Este miércoles aterrizó en Camberra en un avión privado después de haber formalizado el pacto para su libertad ante un juez de las Islas Marianas.

Este miércoles por la mañana en un tribunal en Saipán, la capital de la mancomunidad de las Islas Marianas del Norte, un territorio estadounidense en el Pacífico, el fundador de WikiLeaks ha culminado el acuerdo que alcanzó con el Departamento de Justicia de Estados Unidos y ante la jueza Ramona Manglona se ha declarado culpable de un único cargo por “conspiración para obtener y publicar información de defensa nacional” en violación de la Ley de Espionaje.

 La magistrada, al final de una vista que ha durado tres horas, ha aceptado la parte del acuerdo que considera suficiente como sentencia los 62 meses que Assange ya ha pasado en la cárcel en Londres, que la jueza ha definido como “una de las más duras del país”. Y ha argumentado su decisión también en el hecho de que “el gobierno (de EEUU) ha indicado que no hay una víctima personal aquí”, lo que le lleva a la conclusión de que “la diseminación de información no resultó en ningún daño físico conocido”.

“Con esta decisión parece que podrá salir de esta corte como un hombre libre”, le ha dicho la magistrada a Assange, que según periodistas presentes en la sala ha dado señales de emoción. “Es aparentemente un temprano cumpleaños feliz porque creo que su cumpleaños es la semana que viene”, ha añadido la jueza ante Assange, que el próximo miércoles cumplirá 53 años ya en su Australia natal, adonde ha emprendido viaje inmediatamente tras salir del tribunal, que ha abandonado sin hacer declaraciones. “Espero que empiece su nueva vida de forma positiva”.

Justo después de la conclusión de la vista el Departamento de Justicia ha emitido un comunicado en el que han dado algunos detalles más del acuerdo. Assange, por ejemplo, no podrá volver a pisar suelo EEUU sin permiso previo.

"Precedente peligroso"

La resolución del caso pone fin a una saga política, legal y diplomática que se ha prolongado casi 15 años. Y aunque la libertad de Assange se ha celebrado por quienes denunciaban su persecución, numerosos expertos también creen que con el acuerdo, y al verse obligado a aceptar la culpabilidad, se sienta un precedente peligroso que sigue representando una amenaza para la libertad de prensa.

Esa idea es también la que han destacado los abogados de Assange en una rueda de prensa a las puertas del tribunal una vez que su cliente ya era un hombre libre. "Esta persecución sienta un precedente peligroso que debe preocupar a periodistas en cualquier parte", ha dicho Jennifer Robinson, una de las letradas, denunciando que "EEUU busca ejercitar jurisdicción extraterreste sobre todos sin darles protecciones constitucionales de libertad de expresión".

"La persecución siente un precedente escalofriante", ha denunciado Barry Pollack, el otro abogado de Assangre. "El tribunal ha determinado que no se causó daño con la publicación (de las filtraciones de WikiLeaks). Sabemos que tenían valor informativo, que las citaron los principales medios de comunicación del planeta y que revelaron información importante. A eso se le llama periodismo. (...) EEUU está persiguiendo el periodismo como un crimen", ha dicho también Pollack. "Espero que esta sea la primera y última vez que ocurra".

La jornada

Assange había llegado a Saipán en un vuelo charter desde Londres tres horas antes de la vista, que se ha celebrado a las nueve de la mañana hora local (la 1 de la madrugada en la España peninsular). Tras pasar por un hotel se ha desplazado hasta el tribunal, donde ha llegado vistiendo un traje oscuro, camisa blanca y una corbata marrón. Le acompañaba, además de dos de sus abogados, el embajador de Australia en EEUU, Kevin Rudd, y no ha contestado preguntas de la prensa a su entrada.

Dentro, la sala se ha llenado con unos 40 periodistas y público, incluyendo seguidores de Assange, y la expectación ha hecho que se habilitara otra adjunta donde se han podido seguir por circuito cerrado los procedimientos, que la jueza Manglona ha recordado que no podían grabarse.

A lo largo de la vista Assange ha explicado que leyó “detenidamente” y firmó el acuerdo con el Departamento de Justicia el lunes, ya tras abandonar la prisión londinense donde ha pasado cinco años, mientras esperaba en el aeropuerto de Stansted.

La jueza le ha preguntado varias veces si alguien ha intentado sobornarle, intimidarle o forzarle a declararse culpable, a lo que cada vez Assange ha contestado que no. Cuando la magistrada le ha preguntado si se declara culpable porque es “de hecho culpable de ese cargo”, el australiano ha tomado una pausa que periodistas presentes en la sala han definido como “notable” y finalmente ha dicho: “lo soy”.

Luego la magistrada ha entrado a considerar la sentencia. El cargo por su delito conlleva una pena máxima de 10 años de cárcel y una multa de 250.000 dólares, pero según el acuerdo de Assange con EEUU el ministerio público consideraba suficiente una pena de 62 meses, que podía darse por satisfecha con el tiempo que ha pasado en la prisión de Belmarsh.

Un último desafío

Durante la vista la magistrada ha pedido a Assange que explicara qué es lo que hizo por lo que se ha declarado culpable. “Trabajando como periodista animé a mi fuente a facilitar información que se decía que era clasificada para publicar esa información”, ha respondido Assange. “Creí que la Primera Enmienda (de la Constitución estadounidense) protegía esa actividad pero acepto que fue una violación del estatuto de espionaje”, ha añadido.

 Ante peticiones de más explicaciones de la jueza sobre esa declaración, Assange ha expresado su opinión de que “la Primera Enmienda y la Ley de Espionaje se contradicen” ha dicho, para luego añadir: “acepto que sería difícil ganar un caso así dadas las circunstancias”. Sus abogados, a continuación, han profundizado en las explicaciones, asegurando que Assange “entiende que ningún tribunal ha mantenido que hay una defensa por la Primera Enmienda ante la Ley de Espionaje y sobre esa base se declara culpable”.

Los representantes del Departamento de Justicia han replicado diciendo: “rechazamos esos sentimientos pero aceptamos que los cree”.

También ante la jueza esos representantes del gobierno de Joe Biden han repasado las acusaciones contra Assange, que empezó a realizar sus filtraciones cuando Barack Obama estaba en la Casa Blanca y fue imputado durante el mandato de Donald Trump, asegurando que realizó sus acciones de forma “consciente y voluntaria”.

Han caracterizado WikiLeaks como una web que intencionadamente buscó exponer información sensible de defensa y militar amenazando la seguridad nacional de EEUU y han acusado a Assange de animar a individuos con alto nivel de acceso a secretos a facilitarle información. Han entrado en detalle en los documentos clasificados que facilitó a WikiLeaks la antigua analista del Ejército Chelsea Manning, una filtración por la que fue arrestada, juzgada y condenada a 35 años de cárcel (aunque Barack Obama le conmutó la pena tras siete años encarcelada).

El desenlace

Tras un breve receso de 15 minutos, sobre las 10.45 Assange ha hecho por segunda vez su declaración de culpabilidad ante la jueza. Luego ha llegado otro receso de 20 minutos y, finalmente, el desenlace, cuando la magistrada ha aceptado la parte del acuerdo que considera suficientes el tiempo que ya ha pasado encarcelado.

Aunque Manglona ha dicho que una multa apropiada podría oscilar entre los 15.000 y los 150.000 dólares, se ha explicado que Assange no los puede pagar y que el acuerdo recomienda que no se aplique ningún castigo económico.

 La jueza tampoco ha impuesto ningún periodo de libertad bajo supervisión. Y ha explicado al anunciar su decisión que han influido tanto la falta de víctimas directas de las filtraciones como la “difícil experiencia de 14 años” que ha vivido Assange. Aunque ha dicho que de haber tenido el caso en 2012 no habría aceptado el acuerdo, ha dicho que el tiempo cuenta. Y al tomar su decisión también ha considerado los 62 meses que Assange ha pasado en la cárcel como “justos, razonables y proporcionales al tiempo que sirvió en prisión Manning”.

 Los abogados de EEUU habían explicado antes que, una vez que la magistrada aceptara el acuerdo y pronunciara la sentencia, iniciarían inmediatamente el proceso para retirar los otros cargos que enfrentaba Assange, que en 2019 fue imputado con 18 cargos. Pese a la diferencia horaria de 14 horas con los EEUU continentales, eso permitía que el acuerdo entrara en efecto de forma inmediata. También se retiraba de forma inmediata la petición de extradición planteada en el Reino Unido.

Mientras los procedimientos tenían lugar, WikiLeaks ha colgado en X (Twitter) la información del vuelo que debía llevar a su fundador a Canberra. La plataforma ha puesto en marcha una campaña de recaudación de fondos para costear tanto ese vuelo como el que Assange, sin posibilidad de volar en aviones comerciales, realizó a Saipán desde Londres. En la campaña necesitan reunir 520.000 libras y a la hora de escribir estas líneas iba en la mitad de su objetivo.

Silencio de la Casa Blanca

Desde el lunes no ha habido ninguna reacción oficial de la Casa Blanca ni del presidente Joe Biden y a la hora de escribir estas líneas seguía sin haberla. La única referencia del ejecutivo la ha hecho este martes una portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Adrienne Watson, en unas declaraciones a la CNN. “Esta ha sido una decisión independiente tomada por el Departamento de Justicia y la Casa Blanca no ha estado involucrada”, ha dicho.