Así era "Manolito", un llanerense medieval al que enterraron en Lucus Asturum hace siglos

Restauradores y antropólogos despliegan un intenso trabajo de laboratorio para limpiar y clasificar los restos humanos localizados en Lucus Asturum

El laboratorio de Lucus Asturum, así se reconstruye en Llanera el pasado romano de Asturias

"Manolito" vuelve a la luz de Llanera tras varios siglos sepultado bajo tierra. Se trata del individuo cuyos restos mortales han sido extraídos de un enterramiento medieval localizado en el yacimiento de Lucus Asturum. Los huesos están siendo analizados y catalogados en el laboratorio de los especialistas a cargo de la campaña de excavaciones de este año, montado en esta ocasión en el centro social de Villabona.

Al igual que "Manolito", bautizado así con cariño por los arqueólogos y antropológos que trabajan estos días en Lucus, hay un buen número de individuos que están saliendo a la luz gracias a la intervención que dirige Esperanza Martín. Ayer ya eran un total de seis los contabilizados en varias tumbas superpuestas a los muros romanos que afloran en la finca de La Rectoral, donde se está trabajando este año. Se trata de una necrópolis medieval de la que se conocía su existencia, pero ha sido ahora cuando se han empezado a extraer los huesos de sus moradores para proceder a un análisis minucioso, aprovechando la presencia este verano de antropólogos estadounidenses.

El primer paso para ello, tras sacar los restos de las tumbas, es la limpieza y clasificación de cada una de las piezas que se van hallando y que llegan al laboratorio llenas de barro y suciedad. La restauradora que se encarga de este trabajo estos días es Sofía Llamazares, que suma ya varias campañas en Lucus Asturum y destaca de este yacimiento "su interés, porque además se pueden ver las estructuras y siempre es llamativo".

Armada con varios cepillos y un barreño de agua, cada bolsa con materiales que le llega se descarga sobre la mesa para quitar con cuidado la tierra adherida. Una vez desprendidos los restos de barro, "los dejamos secar en el suelo, y después se van clasificando por su procedencia y época", explica. Para ello, se aplica a cada fragmento una estrecha tira de fijador sobre el que se anota a rotulador una serie numérica que ayudará a catalogar los materiales una vez que salgan del laboratorio.

Por ahora están apareciendo "restos cerámicos y muchos restos óseos, tanto de humanos como de animales, colmillos y cosas parecidas, pero aún poca cosa de la época romana", indica. Habrá que esperar a sacar a todos los individuos de las tumbas excavadas en su día sobre ellos y que están deparando también datos interesantes a los especialistas. Como la aparición de un enterramiento con un individuo adulto en su interior, con restos de huesos de niños colocados encima.

Las investigaciones tratarán de desentrañar las circunstancias de estos enterramientos, la forma en que se realizaron y cómo se reaprovecharon las tumbas, hasta llegar por fin a la capa correspondiente a la época romana de la que data Lucus Asturum.

Ayer mismo, Esperanza Martín se encontró con un nuevo cráneo, que corresponde a un cuerpo completo que habrá que extraer de la tierra con cuidado. Ya hay un "Pepe", o un "Luis", a los que a lo largo de los días se sumarán nuevos restos que dejarán constancia de lo continuado del poblamiento en esta zona. Se sumarán al depósito del laboratorio en el que ya se acumulan cientos de restos que Sofía Llamazares limpia y cataloga con mimo, para dar forma al pasado y traer al presente la esencia de aquello que fueron en su día los vecinos llanerenses.