Es un rescate al límite, porque se agota el tiempo para Julen. Hace más de 72 horas que cayó a un estrecho pozo de 107 metos de profundidad. A unos 73 metros hay un tapón de tierra y a partir de ahí podría estar encajado el niño o haber caído directamente hasta la base. La posibilidad de que haya ventilación en ese espacio, el hecho de que sea un niño, con menores necesidades de oxígeno, la capacidad del organismo humano de dejar las constantes vitales al mínimo como mecanismo de defensa, alimentan las esperanzas.