Entrevista | Fernando García Docente jubilado e investigador de Figueras

"Hace falta especial celo en la custodia y conservación de los archivos municipales"

"Tenemos documentos que prueban la existencia, desde noviembre de 1939, de un Juzgado militar en el campo de concentración de Arnao"

Fernando García, en la Casa de Cultura de Figueras. | T. Cascudo

Fernando García, en la Casa de Cultura de Figueras. | T. Cascudo / T. Cascudo

T. Cascudo

El investigador figuerense Fernando García publicó en 2020 el libro “Memoria de Arnao. Campo de concentración de Figueras”, que constituyó la primera investigación en profundidad sobre esta instalación ubicada en el concejo de Castropol y que estuvo operativa entre 1937 y 1943. Anunció entonces que se trataba de un trabajo “inacabado” e “interactivo”, pues el objetivo era seguir recabando testimonios y documentos para completar el puzle y acabar con las lagunas históricas sobre este campo de reclusión. El XV Foro Comunicación y Escuela, promovido por el instituto veigueño Elisa y Luis Villamil, organizó este viernes una conferencia titulada “Papeles del campo de concentración de Figueras” donde García narró los avances de los tres últimos años de investigación sobre este campo, uno de los doce que operaron en Asturias.

-¿Tiene novedades?

-Por un lado se ha ampliado la información existente y, por otro lado, se han ajustado ciertos datos. Después de manejar muchos papeles, de ahí el título de la charla, tenemos más información sobre lo que ocurrió en Arnao.

-¿Por ejemplo?

-Han quedado despejadas las dudas sobre la existencia de un juzgado militar en el propio campo. Tenía una referencia bibliográfica del historiador Manuel Fernández Trillo en una obra sobre la represión en el Valle de Aller que lo citaba de pasada. Seguí el rastro y hoy tenemos cientos de documentos que atestiguan la existencia de dicho juzgado. Una vez que un preso llegaba al campo había que investigar su procedencia y tomar decisiones, pero en Figueras al principio no existía ese juzgado y se formó un atasco tremendo, llegando a contarse doscientas cincuenta personas sin clasificar. Sabemos que en octubre de 1939  se decide crear este juzgado a raíz de un informe de la inspección de los campos. El juzgado de Arnao está operativo en noviembre de 1939 y hasta el final de la vida del campo, en 1943.

-¿Qué hacía ese juzgado del campo de concentración?

-Su labor era más parecida a una clasificación que a un juicio como hoy se entiende. Hemos conseguido un amplio expediente que nos permite hablar con bastante autoridad de qué procedimiento se seguía. A raíz de la fuga o desaparición de una persona se realiza la detención de quince personas de su entorno más cercano y todo el proceso quedó perfectamente documentado. Ahora sabemos que el juzgado hacía una ficha de cada persona que llegaba al campo, en la que se incluían sus antecedentes y las causas que los habían llevado hasta allí. Después se enviaba un oficio a las autoridades locales de su municipio de origen, así como a la Guardia Civil, la falange, los centros de información….Una vez se recibía en el campo la documentación requerida, se organizaba y sintetizaba toda la información referida al preso para solicitar al gobierno militar de Asturias una decisión sobre su futuro, si se quedaba o no en Figueras.

-¿Puede decir algo más de ese caso concreto al que se refiere?

-Se trata de un asturiano que nunca llegó a ser localizado. Después de dos años y pico de espera, sus familiares, entre los que se incluía su mujer, su madre y hermanas, quedaron exentos de cualquier cargo. Su familia a día de hoy no sabe qué fue del hombre, aunque se cree que huyó y terminó muriendo años después por causas naturales. Gracias a este expediente, localizado en Ferrol, documentamos todos los pasos seguidos en Figueras.

-¿Se sabe quién estuvo a cargo del juzgado del campo?

-Un capitán o un teniente ejercía de juez y a lo largo de los diferentes documentos consultados aparecen citados varios nombres diferentes.

-¿Qué supone tener esta información?

-Es una pieza más del puzle. De este modo sabemos que había un procedimiento en el que cada paso quedaba perfectamente documentado. Evidentemente, contar con un juzgado en el campo no suaviza la situación de los internos, al contrario, en algunas ocasiones este hecho alargó su estancia. Tenemos referencias de casos en los que se reiteraban los requerimientos de información porque no se recibe contestación y se podían tomar decisiones sobre ese preso en cuestión. 

-¿Hay nuevos datos sobre la distribución de las instalaciones?

-La planimetría del campo creo que está definida y de forma correcta. Sí que sigue habiendo dudas sobre el uso de los barracones. Sabemos que había tres con capacidad total para 1.200 presos, pero en los picos máximos de ocupación el campo no pasó de 600. Algún testimonio recabado apunta a que solo se ocuparon dos, uno para hombres y otro para mujeres, pero no apareció ningún documento que acredite este hecho. También había dudas sobre la existencia de un batallón de trabajadores en Arnao. Había una referencia a este asunto que finalmente hemos comprobado que era errónea, pues se refería a Figueres de Girona y no a Figueras. Hasta ahora no hay ningún documento que pruebe la existencia de un batallón de este tipo en Arnao. Hubo trabajos forzados, pero sin que existiera la citada organización.

-¿Cuántos casos ha documentado ya?

-A finales de 2020, cuando se publicó el libro, teníamos 2.140 casos documentados y ahora vamos por 2.284. Para incluir a una persona en el listado es necesario ser muy rigurosos. Los casos más complicados de documentar son los que estuvieron en el campo al inicio, antes de su apertura oficial en 1939. Sabemos que desde 1937 hubo gente recluida en Figueras, primero en una casona en Lois, y muchos trabajaron en el propio montaje del campo. A lo largo de los años también hay periodos sin listados y, en esos meses en blanco, ha ido apareciendo gente que localizamos gracias a esos papeles que se enviaban desde el campo a los municipios de origen. Sigue habiendo archivos municipales muy ricos en material de esta época, verdaderos tesoros.

-¿Están bien atendidos esos archivos?

- Tenemos archivos donde hay documentos pudriéndose o que han desaparecido por falta de atención. Sigue existiendo una riqueza documental muy importante en los archivos municipales que exigiría un especial celo en su conservación, custodia y digitalización. Lo primero es que esa documentación no se pierda y ruego encarecidamente que se vigilen los archivos, pues contienen documentación fundamental. Solo en dos archivos de Asturias encontré unos trescientos expedientes de personas que estuvieron en Figueras. La historia del campo de Arnao está repartida por toda Asturias.

-Dice que tiene documentadas 2.284 personas que pasaron por Arnao ¿Cree estar cerca de la cifra total?

-En la época de 1939 a 1943 puede que sí, lo que es más difícil es lograr el dato de los presos entre 1937 y 1939. Nos parece más difícil que haya quedado constancia del intenso flujo de presos en plena guerra.

-¿Habrá segunda parte del libro de Arnao?

-Segunda parte quizás no, más bien sería una segunda edición actualizada. Quedan archivos municipales por analizar,  mucha documentación por revisar y muchas historias familiares por aflorar pero ya con intención de dejar este asunto razonablemente cosido. 

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