Buena cosecha de Rosa Narcea: a punto de finalizar su recolección se estima que se superarán los 200 kilos

El proyecto creará el primer puesto de trabajo en Cangas del Narcea este mismo año para hacer seguimiento de las plantaciones y del estudio científico: "Nos gustaría que fuese alguien de la zona, pensamos en alguien que quiera hacer la tesis doctoral"

Las investigadoras Susana Boso y Carmen Martínez con los cestos llenos de rosas recién recolectada.

Las investigadoras Susana Boso y Carmen Martínez con los cestos llenos de rosas recién recolectada. / D. Álvarez

Desde el 2 de mayo investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en la Misión Biológica de Galicia pertenecientes al equipo que dirige la científica canguesa Carmen Martínez se han desplazado semanalmente a Cangas del Narcea para recoger la producción de Rosa Narcea de las cuatro parcelas experimentales que tienen en los pueblos de Carballo, Cibea y Genestoso. A punto de dar por finalizada la cosecha, que se ha alargado más de lo previsto, los investigadores se muestran contentos con los resultados.

“Está siendo una campaña muy buena, el año pasado las condiciones climáticas fueron un poco peores y bajó el tamaño medio de la flor, pero este año volvió a su tamaño normal de 10 gramos por rosa, además todavía los rosales siguen en producción, lo que ya es demasiado tiempo”, reconoce Carmen Martínez, que destaca que tuvieron días en los que llegaron a recoger 35 kilos de rosas. A falta de procesar todos los datos recogidos, estiman que la producción podrá superar los 200 kilos previstos inicialmente.

La recogida de la Rosa Narcea solo se realiza por la mañana y a mano, sin utilizar ningún tipo de utensilio. “Según los datos que llevamos recopilando todos estos años de estudio, de nueve a once y media es el momento en el que la flor tiene el mejor aroma y se conserva todavía para luego extraer los aceites esenciales mediante distintas técnicas”, explica Martínez. 

Susana Boso recoge las rosas en una de las parcelas de Carballo.

Susana Boso recoge las rosas en una de las parcelas de Carballo. / D. Álvarez

En la zona disponen de un pequeño laboratorio en el que se realiza el conteo y pesado de las flores recogidas, ya que de algunas de las plantas se hace un seguimiento pormenorizado para estudiar sus características, que pueden variar por las diferentes ubicaciones de las plantaciones, así como por el tipo de proceso de multiplicación por el que se ha conseguido la planta. También se realizan las extracciones de los aceites de la rosa cuya técnica requiere inmediatez, reservándose el resto del trabajo para desarrollar en su Centro de investigación situado en Pontevedra.

Todas las labores que se realizan a pie de plantación van a generar este año el primer puesto de trabajo en Cangas del Narcea. Carmen Martínez asegura que necesitan al menos a una persona que realice el seguimiento de los rosales durante todo el año y especifica que le darán formación para que se pueda integrar en el proyecto y pueda dirigir y prestar apoyo a los particulares cuando empiecen con las plantaciones, así como continuar con el estudio científico. Una contratación que se podrá realizar gracias a que el equipo de la canguesa acaba de recibir la concesión de un nuevo proyecto de investigación, en el que está incluida la Rosa Narcea. “Nos gustaría que fuese alguien de la zona, pensamos en un recién titulado, alguien que quiera hacer la tesis doctoral… Con este proyecto demostramos que desde el rural se pueden hacer muchas cosas, incluso trabajar en investigación”, señala Martínez.

Además, a finales de año ya se podría conocer la empresa con la que se cerrará el contrato de exclusividad para explotar la rosa. Por ahora, están trabajando con diferentes firmas bajo acuerdos de confidencialidad. “Tenemos varias ofertas, pero debemos estudiar cuál encaja mejor, porque nos interesa que el proyecto sea beneficioso para la zona, que se produzca y se procese aquí”, subraya la investigadora.

Rosa Narcea es una variedad única que según han revelado las investigaciones es un antiguo híbrido natural de la Rosa Centifolia, empleada como ingrediente en perfumería, y la Rosa Gallica, prácticamente desaparecida, que tenía propiedades cosméticas, medicinales y gastronómicas. Su descubrimiento es todo un hito porque tan solo se cultivan en Europa dos tipos de rosa para producir aceites esenciales para perfumería: la Rosa Damascena y la Rosa Centifolia.